Los familiares de Fabio Polato piden justicia. El ciclista italiano falleció hace dos años en el interior de un túnel de la carretera de Mogán al ser atropellado por una guagua de transporte regular de viajeros. Ahora se inicia el juicio en San Bartolomé de Tirajana, en el que tratan de limpiar su responsabilidad del accidente.

Era el segundo ciclista muerto en apenas dos días en las carreteras del sur de Gran Canaria. El abogado Fabio Polato fue atropellado por una guagua de la línea 1 de la compañía Global el 6 de enero del año 2012 a las 11.30 horas dentro de uno de los túneles de la carretera GC-500, entre Mogán y la urbanización turística de Puerto Rico, en el mismo municipio. El hombre de 47 años no pudo superar las graves lesiones que sufrió por el golpe del vehículo.

La familia lucha desde aquel momento para demostrar que el ciclista cumplía con todas las garantías de seguridad, realizando para ello investigaciones que tratan de demostrar este posicionamiento ante el juicio que va a iniciarse en San Bartolomé de Tirajana, y que dista de la versión oficial. "Es inverosímil", dicen, puesto que "había suficiente visibilidad en el túnel, el ciclista circulaba correctamente y el conductor no llevaba encendidas las luces de largo alcance, como dice la ley", alegan.

Mientras, el fiscal pedirá una multa por su responsabilidad en los hechos, al entenderse que no llevaba elementos reflectantes, la reconstrucción de los hechos que ellos van a aportar señala que el túnel de 154 metros de longitud se encontraba en ese momento sin iluminar, ya que se hizo con posterioridad, aunque parece ser que la luz del día permitía que supuestamente hubiera buena visión.

La familia del fallecido aporta dos informes periciales sobre la luz que había en el interior del túnel. Uno de ellos realizado por un experto de Bolonia (Italia) y otro de Zaragoza. Y también aporta las declaraciones del conductor de la guagua, en las que asegura que no vio al ciclista cuando entró en el túnel, pero que oyó un ruido en el lado derecho de la guagua, que frenó, y que siguió hasta salir del lugar pensando que había algún problema en el vehículo. Detrás circulaba un taxista, que fue quien le advirtió de que había esquivado "algo grande", y que había salido despedido. Por tanto, alegó que sólo se dio cuenta del accidente cuando volvió con este conductor hasta el interior del túnel.

La Guardia Civil manifestó que el ciclista no llevaba el chaleco reflectante, pese a que el túnel es oscuro, y que la bici no llevaba señales luminosas, y que el conductor no podía ver al ciclista.