Su convocatoria es una de las más suculentas que se pueden encontrar en el calendario vespertino isleño. Y no sólo por los manjares con los que se deleita a los asistentes, sino por la finalidad que la cita tiene. Más de 350 personas volvieron a dejar pequeñas este jueves las instalaciones del club de campo de El Cortijo de San Ignacio con motivo de la celebración de la ya más que consolidada merienda benéfica de Yrichen. La fundación radicada en el barrio de La Pardilla, centrada desde hace casi 25 años en la atención a drogodependientes, agasajó a sus socios más fieles y simpatizantes con una lluvia de regalos en la que no faltaron billetes de avión, paseos en barco para ver delfines, un traje típico y un amplio surtido de presentes de todo tipo, clase, suerte y condición.

A cambio, con su donativo de 12 euros, los asistentes contribuyeron la continuidad de un proyecto que hoy día, según cálculos de Jorge Hernández, presidente de la ONG, atiende a unas 700 personas y ha bregado hábilmente con la crisis. "Mantenemos todos nuestros proyectos", resumía ayer el emocionado impulsor de la propuesta. La colaboración de 56 empresas y 26 voluntarios hicieron posible el acto, en el que no faltaron concejales del gobierno y la oposición en Telde. El objetivo final del mismo, superar los 7.800 euros que se lograron recaudar en 2013. Yrichen, que no se rinde, se empecina en lograr que al menos el 20% de su presupuesto proceda de fondos propios.