La imagen de la Virgen del Pino baja por segunda vez en poco más de tres meses de su camarín coincidiendo con el centenario de su nombramiento como Patrona de la Diócesis de Canarias. Primero lo hizo 29 de mayo para su recorrido multitudinario hacia la Catedral de Santa Ana, y ayer para las fiestas de Teror, vistiendo el conocido Manto de Los Pinos. Las puertas de la iglesia tuvieron que abrirse anoche ante la avalancha de cientos de personas para asistir a este espectáculo mecánico, que abre los actos religiosos, y que sirvió de preludio para el concierto de Los Gofiones y Los Sabandeños, que cerraron su gira Manta y estameña.

La Virgen del Pino mostró a los cientos de asistentes el manto centenario de Los Pinos que lucirá en las próximas semanas, y que es uno de los más antiguos que se conservan en la actualidad. La última vez lo hizo en 2003.

La bajada es una tradición centenaria. Abre oficialmente los actos religiosos del Pino, y supone un atractivo que atrae cada vez más a un mayor número de devotos, muchos de los cuales se acercan luego a tocar el trono, rezar y a soltar algunas lágrimas de emoción.

La iglesia abrió las puertas para que las muchas personas que esperaban en el frontis de la Basílica pudieran asistir a este espectáculo parsimonioso que se desarrolla durante casi un cuarto de hora, en el que la imagen desciende por los raíles de una rampa, hasta quedar depositada en el trono. Allí, a la altura de los peregrinos, permanecerá hasta el 21 de este mes.

La misa fue presidida por el vicario general de la Diócesis, Hipólito Cabrera, junto al párroco de Teror, Manuel Reyes, quien celebra sus últimas fiestas del Pino en la Basílica, ya que luego volverá como titular a la iglesia de Santiago de Gáldar, su pueblo natal.

La Bajada de la imagen es una tradición centenaria. Durante años se realizó el 6 de septiembre y, en ocasiones, se trasladó al día 4, pero su fecha habitual ha sido el 5 de septiembre. La tradición del descenso de la imagen de la Virgen del Pino desde el camarín, en el altar mayor, se remonta al siglo XIX, realizándose inicialmente por la escalera de la sacristía. Pero desde la década de 1920 se viene haciendo a través de un sistema mecánico de raíles y una decoración floral (artificiales) que aportan emotividad y belleza al acto.

La imagen descendía poco antes de las nueve de la noche. Pero no ha sido la única vez este año, que coincide con el centenario de su nombramiento como patrona de la Diócesis de Canarias. Lo hizo el 29 de mayo, como preludio a la multitudinaria visita a la capital.

Un vestido de 1778

La imagen mariana lució su nuevo traje. El vestido tiene su origen en septiembre de 1778, cuando el rey Carlos III proponía como Obispo de Canarias a Fray Joaquín Herrera de la Bárcena, que llegaría unos meses más tarde a la Isla. Ese mismo año se confeccionaría y se conocería como Manto de Los Pinos. Está elaborado en tisú blanco, que es una tela de seda entretejida con hilos de oro y plata, con pinos bordados en seda en colores verde y marrón.

Fue confeccionado a mano en talleres valencianos, y se estrenó en la víspera del Corpus del año 1785, en la bajada de la Virgen del Pino del 6 de abril al 8 de junio, por la falta de agua, el pulgón, la alhorra y el temor a la llegada de la peste desde la costa de África. Desde entonces ha sido uno de los mantos más utilizados para vestir a la Virgen hasta la década de 1980. En 1981 se empleó por el Año Mariano y el Medio Milenio de la Aparición, en 1983 con motivo de los 200 años de la muerte del obispo donante, en que también fue trasladada al Convento del Císter de la Villa de Teror.