Como de costumbre, vecinos y forasteros participaron de los actos religiosos celebrados durante la mañana. Después de la dos de la tarde, tras el ajetreo de una afluencia importante de feligreses, con los clásicos saludos y reencuentros propios de tan señalada fecha, los relojes parecieron haberse acelerado. Apenas tiempo para almorzar en familia y apuradamente vestirse con trajes de magos o típicos canarios y salir a disfrutar de uno de los actos más multitudinarios de las fiestas aldeanas a pesar de las altas temperaturas que se han venido repitiendo toda la semana en esta comarca.

Sobre las seis de la tarde, los romeros y las 36 carretas se aglomeraban ordenadamente en las inmediaciones del histórico almacén de Los Picos para partir hacia el reencuentro festivo con el patrono San Nicolás de Tolentino. Timples, bandurrias y guitarras empezaron a sonar, señal evidente del inicio de una comitiva en dirección al templo parroquial, donde esperaba el santo italiano custodiado por el nuevo párroco y el alcalde, con la coincidencia de que ambos se llaman José Miguel Rodríguez.

Unas cinco mil personas, según fuentes oficiales, se dieron cita en esta romería donde las isas y folias sobresalían al incesante bullicio de una población con ganas de divertirse. A su vez se ponía de manifiesto la hospitalidad de los aldeanos con los numerosos visitantes, compartiendo rones, chuletas, huevos duros y otras suculentas comidas.

Abría la comitiva la carroza del Centro de Mayores, que sobre las 20.30 horas de la tarde llegaba a las puertas del templo parroquial. A partir de entonces se sucedieron las actuaciones de los grupos folclóricos, algunos con cuerpos de baile. Cientos de kilos de tomates, plátanos, mangos, papas, tunos y otras frutas, así como alimentos no perecederos, fueron depositados ante el santo para luego ser distribuidas entre familias con necesidades y organizaciones no gubernamentales. La fiesta se trasladó luego a la avenida San Nicolás, en un encuentro de romeros que tuvo continuación en la plaza Vieja con un baile de taifas amenizado por los grupos Atacayte y Araguaney.

La función religiosa y procesión en honor de San Nicolás Tolentino no contó este año con autoridades insulares y religiosas de primer orden. Los aldeanos echaron de menos a los presidentes Paulino Rivero y José Miguel Bravo de Laguna, con la esperanza de que le traerían la tan esperada noticia de que la terminación del primer tramo de la nueva carretera La Aldea-Agaete sería una realidad en 2015.

Así y todo, el anterior párroco que presidía la homilía, Ambrosio Ndjeng, solicitó a las autoridades presentes una mayor inquietud por la nueva vía, a la vez que pidió al grupo de sacerdotes presentes que rezaran para que tan prioritaria infraestructura se hiciera realidad. Reivindicación que fue largamente aplaudida por los fieles que llenaban el templo. Ndjeng había sufrido recientemente una situación que con frecuencia viven aldeanos, consecuencia de tan tortuosa carretera. Un hermano suyo se puso gravemente enfermo, teniendo que ser trasladado en ambulancia a un hospital capitalino.