Un decreto de 16 de septiembre de 1814 del Obispo Manuel Verdugo ponía los cimientos de Santa Lucía de Tirajana: "Por lo urgente y grave de la necesidad que padecen aquellos fieles... debía separar el pago de Lugarejo con el distrito comprendido en los otros pagos de Barranco de Tirajana, Gallego, Lagunas, Parral Grande, Ingenio, Valle, Mundillo, Santa Lucía, Rosiana, Rueda y Morisco con los vecinos y habitantes de dichos pagos, del de la parroquia de San Bartolomé sita en Tunte".

¿Y por qué surgió este pueblo? El clero estudiaba abrir parroquias en Cercados de Araña y Maspalomas, pero una epidemia de fiebres en 1813 causó la muerte de tres parroquianos, que fueron enterrados sin los sacramentos. "El párroco no pudo atender a los feligreses de Lugarejo y los aldeanos se amotinaron por sentirse abandonados y no estar incluidos en el proyecto para la erección de nuevas parroquias prevista por la Diócesis", según el doctor en historia por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Manuel Rebollo, quien habla de que el obispo Verdugo estimó entonces que este pago estaba cerca de Tunte y que su cura podía cubrir ambas zonas. La resolución del Obispo iba a acompañada del nombramiento del párroco Diego Pineda, que celebraría la misa inaugural el 25 de septiembre. En ese decreto se formalizaba la total independencia de San Bartolomé.

La actual iglesia de Santa Lucía fue inaugurada en 1916 por el obispo Marquina, si bien en Lugarejo se erigieron hasta tres ermitas. En 1889, el Ayuntamiento ya se dio cuenta de la situación del anterior edificio religioso, cuyo techo terminó desplomándose, y comenzó a proyectar en terrenos colindantes el templo, la plaza y la mejora del cementerio. El párroco José Domínguez recurrió a las limosnas de los feligreses y a las ayudas oficiales para la obra. El investigador señala que el arquitecto de la Diócesis, Laureano Arroyo (1848-1910), intentó aprovechar el edificio anterior, pero tuvo que cambiar los planos.

Los campesinos reunieron 12.000 pesetas (72 euros) para los cimientos de la iglesia actual, colaborando en el traslado de piedras desde la montaña de El Madrid y broza del barranco. Y el Gobierno aportó luego 62.551 pesetas (casi 376 euros). Finalmente, el 16 de mayo de 1916 tenía lugar la inauguración, con el obispo Marquina.

El investigador, que acaba de editar para esta celebración el libro Origen y experiencia de una parroquia (1814-2014), señala que en el antiguo Lugarejo se edificó la primera ermita en la segunda mitad del siglo XVI, dentro del término de San Bartolomé de Tirajana. Luego se reedificó en 1761 y 1788, hasta la actual de 1916.

En cuanto a la patrona, se hablaba de que la imagen de Santa Lucía había aparecido en El Río, entre el Puente y La Longuera. Y que pensaron trasladarla a Tunte, pero "era tal el peso", que solo se aliviaba cuando se dirigían a Lugarejo. "Con tal motivo edificaron una ermita en aquel lugar". Más creíble, según el historiador, es que los hacendados Lorenzo de Palenzuela y Pedro de Mendoza decidieran levantarla en sus propiedades.

El arquitecto de la Diócesis, Laureano Arroyo (1848-1910) diseñó una cúpula blanca que sobresale sobre el edificio de la iglesia, con tres puertas y ventanas, rematadas por el campanario y reloj. En su interior hay tres naves con bóvedas de cañón. Y sobresale el mural con la imagen de Santa Lucía, con su manto verde y traje rojo. Esta imagen preside el mural inacabado del artista José Arencibia (1914-1968), uno de los nueve que pintó en Gran Canaria. También destaca la mesa del altar mayor, tallada en 1983 por el escultor Luis Alemán Montul, con los evangelistas tallados en las cuatro esquinas. Y una crucifixión tallada en madera policromada y atribuida al imaginero guiense José Luján Pérez.

Santa Lucía está ultimando un programa de actos conmemorativos que se desarrollará durante casi un año.