El Cristo de Telde volverá el próximo lunes a la hornacina de su altar mayor con el dedo corazón de su mano derecha pendiente de su arreglo definitivo. La imagen sufrió el pasado viernes un pequeño golpe durante su bajada, que hizo que se fracturase la extremidad, y estos días permanece expuesta en su trono procesional con el apéndice unido al resto de su cuerpo gracias a un pequeño trozo de cinta adhesiva de tono plateado.

El párroco de San Juan, José María Cabrera, aclaró este lunes a este periódico que la restauración "no corre prisa, ya que tenemos todo un año para dejar al Cristo en perfectas condiciones". También confirmó que dicha reparación se producirá "dentro de un tiempo, después de la subida". Un acto programado para el 22 de septiembre y al que suelen acudir cada año unas 1.500 personas para admirar la pieza modelada en el siglo XVI por los indios tarascos del estado mexicano de Michoacán.

Durante este fin de semana, el Cristo ha permanecido expuesto en la basílica sin ningún incidente de relieve. Muchos incluso consideraron el percance como una señal. "Este Dios es tan humano que también se puede partir un dedo", apuntaba Tony Benítez sentado en uno de los bancos de la nave central. A otro grupo de feligresas les importaba, sobre todo, el estado anímico en el que podría hallarse el mayordomo que sujetaba la cruz por la zona donde se llevó el impacto. El párroco, por su parte, quiso restar importancia a lo sucedido y destacó el importante trasiego de peregrinos y romeros que acuden esta semana, la del novenario, al inmueble. Cabrera agregó que la parroquia en sí "no tiene potestad" para decidir cualquier tipo de intervención sobre esta pieza de la imaginería indigenista centroamericana. "Es una cuestión del área de Patrimonio de la Diócesis y me imagino que contactarán con el Cabildo en cuanto lo consideren". Lo más probable es que los técnicos de la corporación insular procedan a su reparación tras llegar a un acuerdo con la Iglesia.