A muchos les recordará a la exitosa serie ´Dragones y Mazmorras´; otros, más despistados, pensarán que los carnavales llegan a destiempo a Telde, pero lo cierto es que su presencia no ha pasado ni pasa inadvertida en el faycanato. En el municipio está censada, desde hace ya 18 años, una de las pocas asociaciones de jugadores de rol que hay en la isla. La hermandad de la mano, que así se llama el colectivo, acoge a más de 40 jóvenes que consideran que las horas de ocio y asueto pueden llenarse con algo más que las propuestas lúdicas convencionales. Estos días están de aniversario, pues cumplen 18 años.

El germen de esta iniciativa, que en los últimos años ha llenado de vida y colorido las empedradas calles de San Francisco, se sitúa en 1996, cuando Nacho Pérez, Jacob Gómez, Raúl Costilla, Raúl Padilla y Jafet Montesdeoca llegaron a la conclusión de que hacía falta crear un ente por el que pudieran vehiculizar su gusto por el rol y los juegos de estrategia.

La afición fue creciendo hasta que en el año 2009 se animaron a escenificar una de sus partidas sobre el terreno, al aire libre. El lugar elegido no podía ser otro más que San Francisco, envuelto en un halo de antigüedad y un encanto difícil de hallar en otros lares.

La Hermandad de la mano tuvo un debú triunfal, y durante los últimos años ha seguido repitiendo evento, "salvo este año, en el que nos hemos querido centrar en los actos conmemorativos del 18 aniversario", contaba este miércoles Floro González Morales, miembro honorífico de este club abierto a todo el que quiera adentrarse en él.

Para los neófitos, González define el rol en vivo como una suerte de teatro callejero en el que los participantes, eso sí, tienen un objeto final, pero su guión es en realidad improvisado. "Las partidas pueden durar desde una hora a una semana", añade. El mundo medieval, el de las fantasías y los sueños, es su principal fuente de inspiración. Los personajes están tan bien trabajados que se hace necesario dotarles de atrezzo. "El vestuario nos lo hacemos nosotros mismos, aunque también intentamos costear algo con la cuota de diez euros que tenemos establecida", detalla.

En la última escenificación de La hermandad, desarrollada hace ahora un año, el naufragio de una serie de barcos en la perdida isla de San Borondón se pergeñó como su trama principal. "Al principio los mayores se nos quedaron mirando extrañados, pero más de uno se animó a sentarse y vernos", rememora González.

Pero la de San Francisco no es su única cita. Los miembros del grupo juegan a rol dos o tres veces por semana. Lo hacen en el taller 9 de la Casa de la Juventud, donde tienen su centro de operaciones.

Fue en este entorno donde festejaron el pasado fin de semana su cumpleaños. Como no podía ser de otra manera, con una intrigante partida de rol y varios talleres de manualidades. "Hicimos una especie de representación medieval con diez personas. Y también juegos de estrategia, algo de soft combat y concurso de manualidades".

Allí, en el antiguo local de la calle Secretario Guedes Alemán, en San Gregorio, esperan con los brazos abiertos a todos los que quieran participar de una actividad para la que no hay requisitos básicos. Si acaso tener ganas de divertirse y ser una persona imaginativa son dos de las cualidades que más se valoran. El perfil de los que ya han dado el paso es el de jóvenes de entre 14 y 35 años. "Curiosamente", matiza González, "la mayoría de nuestros miembros son chicos, aunque son las chicas las que más se animan a dentrarse en este mundo y a tomar parte activa en sus juegos porque tienen menos reparos para disfrazarse".

Quien desee más información puede solicitarla a través del correo lahermandaddelamano@gmail.com. Y también puede sopesar otras alternativas. "En Tenerife hay una asociación que se llama ´Edelfo Gris´, que el pasado puente del Pino desarrolló un gran juego del rol en la finca de Osorio durante varios días y aquí también se ha creado no hace mucho la ´Organización del rol en Canarias".

Los cinco emprendedores de San Antonio tienen ahora 18 años más que cuando pusieron en marcha sus fantasías, pero estas siguen igual de vigentes.