Son ya tres generaciones que mantienen el histórico cafetín Pancho López del casco de Ingenio. Su actual propietario Francisco López Monroy está a punto de jubilarse -lo hará justo dentro de un mes- "para dar paso a la juventud", su hijo Francisco López Santana, quien deja su trabajo de informática para gestionar con nuevas ideas el bar cafetería López y seguir, en sus ratos libres, con el grupo de música rock The monos.

Todo empezó en el año 1943 cuando -hace ya 71 años- Francisco López León abriera el cafetín López en la calle León y Castillo del barrio del Ejido de Ingenio para vender café y copas. Hasta entonces solo había tiendas de aceite y vinagre que vendían de todo y también copas.

El negocio pasó a llamarse bar en y hace tres años, con la nueva normativa, bar restaurante López. "Ha sido una gran hazaña mantener este negocio durante tres generaciones, que nos ha dado para vivir, aunque hemos tenido que trabajar de diez a doce horas diarias", expresa López Monroy.

"Lo mejor del bar es la ubicación, la antigüedad y la calidad que le damos a los cafés", apunta. "Además, se habla mucho de la vida social, política, económica, de lucha canaria, menos de fútbol", añade. "Para mí es una pena que tenga que dejarlo, porque aquí uno se ve y dialoga con los más viejos del lugar. Pero, es ley de vida. Hay que dejar paso a la juventud".

Su hijo López Santana está decidido "a dar continuidad el local y el negocio, manteniendo la base: el buen ambiente, las comidas caseras y la cercanía al pueblo". "Esto es una forma de vida y esperamos continuar por lo menos otros 20 años", expresa. López Santana lamenta que no pueda incorporar la música de su grupo, porque la normativa no lo permite. "En mis tiempos libres seguiré con la música de mi grupo", indica. En esta nueva etapa va a contar con la colaboración de su hermana Conchi.

Por otro lado, Francisco López Monroy también se ha dedicado a realizar estudios etnográficos de casi todas las piezas de artesanía del municipio, para divulgarlas en centros educativos y diferentes exposiciones. "Los artesanos hacen sus productos, pero no tienen tiempo ni para la investigación ni para la divulgación, que es lo que aporto yo", agrega. Gracias a su trabajo ha podido organizar nueve exposiciones dentro del Festival Internacional de Folclore. Además, este año la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha creado su primer Campus Etnográfico y de Folclore de Ingenio.

Monroy tiene unas 5.000 piezas artesanales en cajas en su sótano y en casas de amigos. Entre sus preferencias han estado el rescate de una cubertería canaria y la recuperación de una morenera, para pescar morenas, hecha de elementos vegetales como la anea, el junco y el hilo de pita, que se elaboraba desde 1892 y se llevaba a la muestra etnográfica de la capital.

También he hecho un estudio del que me siento muy orgulloso sobre la alpargata, al recuperar el hilo de pita y su proceso de elaboración. "Lo último que he recuperado es el oficio del leñador", indica López Monroy. "El problema es que todavía no hay un museo de artesanía en Ingenio, pero sí que tenemos 25 museos etéreos, planteados por los diversos políticos desde 1979 para sacarse la foto y engañar al pueblo". Para el investigador, "esto es una contradicción en un municipio que presume de ser el más artesanal de Gran Canaria".