El Secretariado Diocesano de Pastoral Penitenciaria ha organizado un acto benéfico con Yanely Hernández y Lili Quintana para mañana sábado en el Teatro Víctor Jara de Vecindario. ¿Que pretenden?

Ellas se han ofrecido gratuitamente para ofrecer un espectáculo con monólogos y humor espontáneo. Con el dinero de las entradas apoyamos el mantenimiento de los pisos de acogida para los internos que están en prisión y disponen de permisos y que no tienen a dónde ir, porque son de otras islas, de la Península, de Latinoamérica o, siendo de Gran Canaria, sus familias no quieren saber nada de ellos. Se trata de que los tres días de permiso tengan un sitio dónde quedarse. Pero también los pisos sirven para que las familias de esos presos de otras islas y de la Península puedan venir y quedarse. Se trata de que las familias que tienen pocos recursos puedan estar y disfrutar un tiempo con los presos.

¿Tienen algún otro objetivo?

En la gala también queremos sensibilizar sobre el tipo de trabajo que se hace en la prisión y, sobre todo, a la gente de la zona del Sureste y Sur, que pueda plantearse el ejercer un voluntariado aquí en la prisión de Las Palmas II. Queremos mostrar un filón para ser voluntarios y trabajar con las personas privadas de libertad. En estos momentos hay una decena de voluntarios de Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana y Agüimes.

¿Qué papel juegan los voluntarios en la prisión?

No hay una cosa fija, porque depende de las necesidades de los internos y las posibilidades de los voluntarios. A uno se le puede dar bien el barro, el macramé; a otro dar un taller de peluquería, pintura o manualidades. Hay psicólogos que ofrecen su tiempo para asesoramiento y acompañamiento psicológico. También hay abogados y maestros que enseñan español a los extranjeros. Pastoral Penitenciaria cuenta con unos 60 voluntarios en Gran Canaria.

¿Cuántos pisos de acogida tienen?

Dos en Las Palmas de Gran Canaria, cuyo mantenimiento lo lleva básicamente Pastoral Penitenciaria junto con alguna subvención institucional. Puede albergar unas 15 personas. Es importante saber que, además para los chicos de permiso y sus familiares, los pisos también se usan para las personas que le dan la libertad y no tienen dónde ir. Son una plataforma para poder quedarse un tiempito hasta que ellos puedan. Cuando salen de prisión tienen derecho al paro carcelario, pero tardan un mes en gestionárselo. Si no tienen familias ni recursos alojativos, se van a la calle y algunas personas son muy vulnerables y muy frágiles. El piso también tiene una parte de reinserción al posibilitar un tiempo prudencial en el piso hasta que encuentre una salida o un alquiler, o valerse por sí mismo.

¿Ofrecen algún medio más?

Sí. Tenemos talleres en Las Rehoyas, formación en los cursos institucionales, huertos ecológicos en Arucas. Ahí los chicos están aprendiendo todo lo relacionado con el sector primario y la posibilidad de autofinanciar lo que se está plantando. Que ellos vean que su trabajo es productivo. Se está dando pasitos y empezando con buen pie. Pero para eso lo primero que debemos facilitar es el alojamiento, porque muchos de los chicos no lo tienen garantizados cuando están o salen de prisión.

Los funcionarios se quejan de que hay saturación de trabajo y de que la clasificación interna es nefasta porque los reclusos más conflictivos se mezclan con los más adaptados. ¿Qué opina?

Las mujeres sí tienen dos módulos. Pero nosotros no entramos en los conflictos internos. Pero, al igual que con los presos, nosotros estamos cercanos a los funcionarios, porque estamos trabajando por la dignidad de los internos y la de los que trabajan. Lo ideal es que se camine hacia un equilibrio entre las necesidades y el trabajo de los funcionarios.

Usted también es cura acompañante de Cáritas Arciprestal de Vecindario-Sardina. ¿Qué necesidades hay en Santa Lucía?

La principal necesidad es el trabajo, porque hay mucho paro. Por ello hay muchas familias que necesitan alimentos para sus hijos e incluso dinero para pagar alquileres. También hay personas que buscan hacer algo para estar entretenidos y tener así la cabeza ocupada.

¿Qué está aportando Cáritas?

Los voluntarios y la coordinadora de Cáritas Arciprestal acogemos, informamos y acompañamos a las personas a hacer gestiones y a las instituciones. Les aportamos alimentos directamente o dándoles vales para que se los compre. También contamos con el proyecto Tabita en el que se recoge, recicla ropa y se vende a precios asequibles. Además, en las parroquias de Vecindario y Doctoral ofrecemos duchas a las personas sin techo que han aumentado en los últimos años.

¿Qué asistencia esperan para la gala benéfica de mañana?

Nuestra meta y sueño es llenar el teatro porque eso significa también que recibimos unos recursos importantes para el sostenimiento de los pisos de acogida. El espectáculo durará una hora y cuarto. Y para facilitar la participación hemos puesto a cinco euros la entrada. Todas las parroquias de Santa Lucía y algunas de Las Palmas de Gran Canaria, algún comercio y el Ateneo de Vecindario están vendiendo entradas. La gente está acogiendo bien la iniciativa. Muchos compran las entradas porque Lili y Yanely son muy conocidas y les gusta. Y hay quienes compran la fila cero o aportan dinero para seguir colaborando con los pisos.