Cientos de personas, según los organizadores más de 5.000, acudieron ayer al Parque del Sur a la nueva edición del ya XIV Masaldo, que contó con 90 puestos diferentes, música y juegos infantiles de toda la Isla. Sus organizadores se mostraron satisfechos "tanto de la buena asistencia como de las compras, que esperamos que las ventas superen los 250.000 euros de la última edición". La presidenta de Acomisaba destacó que las visitas eran tanto de turistas como de grancanarios.

Uno de los puestos que más visitantes acaparó fue la del herrero, forjador y cerrajero Domingo Alemán, de Teror. "Mi oficio es darle forma a todo lo que sean metales. Yo desde muy pequeñito hago esto como hobby y me gano la vida como forjador desde hace 14 años". Dejó su profesión de técnico en electrónica, porque le gustaba más el trabajo con metales. "Es más sucio, pero más gratificante".

Alemán dice que su lema es "si usted es capaz de dibujar, yo soy capaz de realizarlo. Las cosas fáciles que no me las pidan a mí, porque yo le dijo dónde se compran hechas. Yo hago solo las difíciles o las imposibles".

La artesanía del hierro le da "para vivir, pero trabajando duramente, porque cada vez nos apretan más las clavijas". "Hago aperos de labranza, que ya no están en uso porque se compran hechas y vienen de China más baratos. Por ejemplo, una hoz se vende en un chino a tres euros y la mía no la vendo porque cuesta mucho más. Así es muy difícil dedicarse a hacer aperos, porque no son rentables".

Este forjador hace de todo: alcayata, aldaba, arado, barrica, cerrojo, campana, botella y garrafón rotos con captus, chaveta, barzones, herraduras, percheros, pergaminos y, sobre todo, juegos de tachas. Tiene muchos juegos, pero el más popular es el de los clavos, que ayer se convirtió en la atracción de los adultos, jóvenes y niños que visitaron la feria.

"El juego de los clavos lo inventaron niños pequeñitos, por eso ellos lo cogen en las manos y separan enseguida los clavos. Un adulto los coge y a veces lo hace y a veces no", comenta ante la admiración del público, que intentaba separar los dos o tres clavos del juego. La joven Érika Santana expresa: "El juego lo hice una vez pero de casualidad y me ha costado acertarlo por segunda vez".