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Entrevista. Catedrático de Matemáticas

Luis Balbuena: "El Quijote decía que para ser un caballero hay que saber matemáticas"

"Aunque la medalla de oro de Canarias sea una propuesta de Moya e Ingenio, ya me doy por premiado", apunta el docente y exconsejero de Educación

El catedrático de Matemáticas Luis Balbuena Castellano. LP / DLP

Ha sido usted propuesto medalla de Oro de Canarias en vísperas de cumplir sus 70 años. ¿Matemáticamente qué significa esto?

70 años son siete décadas, un poquito más de cinco docenas. Y es siete por diez. Sepa que el siete es un número carismático y en numerología es el número por excelencia. Un gran porcentaje de la población a la que se le pide que cite aleatoriamente un número responde siete. Hay siete días de la semana y en la Biblia es el que más se utiliza: 70 veces siete. En fin, un número cabalístico.

Muy ilustrativo, pero de la propuesta de medalla no me ha resollado.

Hombre, usted comprenderá que es un orgullo tremendo para mí. Además ha sido de manera unánime, por el acuerdo de las dos corporaciones. De todos formas es una propuesta, pero ya me doy por premiado, me la otorguen o no, porque es muy satisfactoria, con muchas adhesiones., algunas realmente muy emotivas.

Su currículum no cabe en una calculadora. Ha hecho usted, entre otros cientos de trabajos, algunos sorprendentes. Uno sobre el calado y las matemáticas.

Sí. Fue un trabajo que me ha dado bastantes satisfacciones. Tratamos de estudiar los modelos matemáticos que utilizan las caladoras, aunque ellas no lo sepan, y quedaron asombradas. El calado es materia perfecta para un estudio universitario, ya que emplean unas estructuras algebraicas muy interesantes. Sus formas tienen traslación a los siete grupos de frisos existentes. Es decir, todas aquellas figuras que se repiten matemáticamente, como enrejados, zócalos... se dividen en siete grupos. Descubrimos que, a pesar de que teníamos 70 modelos diferentes, había un grupo de frisos del que no había ningún calado. Entonces hablamos con una caladora, Juana Mesa, y lo entendió a pesar de que afirmaba que su formación matemática no era buena. El caso es que le preparamos un modelo y lo ejecutó. Con ella logramos abarcar todos los frisos existentes. Lo presentamos a un concurso nacional y nos llevamos un premio.

También ha llevado usted El Quijote al mundo matemático.

Este en concreto se ha difundido mucho y me ha permitido impartir charlas en un montón de sitios. Realicé una lectura del Quijote letra a letra y línea a línea, para extraer todo aquello que estuviera vinculado con las matemáticas. Luego tuve la suerte de ser invitado a la Facultad de Matemáticas en noviembre de 2004 y la profesora que nos invitó lo colgó en la red. Y ha dado la vuelta al mundo. Ahora mismo está en imprenta un libro de Cervantes, El Quijote y las Matemáticas.

¿Pero qué hay más allá de los tres molinos?

Pues Cervantes. Obviamente no se trata de un libro de ciencias. Pero Cervantes tenía, por decirlo en términos actuales, un disco duro muy potente y entonces las matemáticas que aprendió estaban presentes en la obra. Dese cuenta de que en su época esta materia era una maría, sin embargo él habla de ella con bastante respeto. Cuando se pregunta don Quijote qué es necesario para ser un buen caballero andante se responde que ha de saber matemáticas porque hace uso de ello en cada momento.

También ha creado usted un lío con palillos, aceitunas y refrescos matemáticos.

Eso le hicimos tres compañeros. Un volumen en el que se plantean problemas de geometría con palillos cambiando de posición y creando cuadrados. Es muy entretenido.

¿Cree que la prensa trata bien los números y sus leyes?

En general sí, pero existen conceptos que hemos logrado que vayan entrando. Cuando se dice que se ha producido un punto de inflexión se utiliza mal, porque la inflexión no es tocar fondo, sino que hace referencia a los mínimos o a los máximos. Otro ejemplo: lo de la dirección en las carreteras. No existe la doble dirección ya que esta es la recta sobre la que te encuentras. Y una recta tiene dos sentidos, pero una única dirección.

¿Y usted considera que de un cero se saca un cuento?

Pues sí. Se trata de un divertimento, de una serie de historias. Son relatos en los que el triángulo cuenta su vida de triángulo, o en el que la esfera se queja de ser una gran desconocida y eso que vivimos en una, pero de la que conocemos apenas muy poco de sus propiedades. Y eso que tiene una geometría muy interesante ya que no es euclídea, es decir, por ejemplo la suma de los ángulos en un triángulo siempre es de 180 grados, pero sobre una esfera fluctúa entre los 180 grados y los 360.

¿Cómo le dio a usted por las matemáticas?

Pues si le digo, no lo sé muy bien. Estuve dudando entre geología y matemáticas, y como se me daban bien y además mi padre era maestro, me decidí por ellas para ser profesor.

Y le encanta. No hay más que ver cómo calcula.

Sí. La verdad es que sí. En el año 74 logré la cátedra para secun- daria y pasé por Huelva, Tejina y La Laguna.

Pero le ha dado tiempo de ser consejero de Educación y concejal de La Laguna.

Sí, cuatro años en cada puesto y ahí di por terminada mi labor política. Luego se creó la Federación Española de Profesores de Matemáticas y fui secretario, responsable de gestión. De ahí me ofrecieron ser vocal para las relaciones con Iberoamérica, que agrupa una quincena de países con 50.000 profesores asociados. Tenemos la revista Unión, que llega a centenares de miles de profesores. Todo gracias a lo virtual, que ha sido un boom impresionante.

Usted viaja al Cono Sur con la misma soltura y facilidad con la que se llega a Fontanales, villa de Moya.

Bueno, sí. Hace tres semanas llegué de Paraguay y Argentina y ahora viajo a México. Pero tampoco hay que coger un avión. Hoy (por ayer) comienzo como coordinador un curso virtual con Ecuador para 1.200 profesores, algo que ya hicimos en Paraguay.

Pero busca agenda para atender a su pueblo natal.

En la escuela de Fontanales llevamos a cabo un proyecto muy interesante, un trabajo colectivo en el que participan padres, maestros y niños en el que se involucra toda la comunidad. Yo voy cada principio de curso y les propongo un reto. Un año sobre los relojes de sol. Otro de la rosa de los vientos, o el zodiaco. No hay que olvidar que Fontanales es un pueblo carpintero e hicieron unos relojes con sus bajorrelieves, que eran verdaderas maravillas. Así llevamos casi diez años, con una apertura de curso en la que vienen todos a oír la propuesta y participar. Este año se trata de que cada familia adopte un árbol, da igual un olmo, un plátano, un roble... y a lo largo de estos meses tienen que observar su vida, qué bichos habitan en él, qué pájaros se posan en sus ramas, su tallo, cómo son sus raíces, si tiene una historia detrás... Ya celebramos uno pero con frutales y una familia eligió un mandarino porque lo había plantado la abuela. Justo ese curso dio la primeras frutas. Fue muy emocionante, y lo sigue siendo gracias al trabajo de las profesoras que imparten allí. La verdad es que son unas joyas.

En resumen, que ni jubilado para usted de sumar y multi- plicar.

Mientras uno pueda aportar allí estaré yo dando lo que me pidan ofreciendo charlas u organizando talleres. Ah, y soy un chollo (ríe), porque encima no cobro.

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