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Los arqueólogos descubren tres nuevas cuevas en la Bajada de las Guayarminas

Los arqueólogos descubren tres nuevas cuevas en la Bajada de las Guayarminas

Las obras de saneamiento de Gáldar sacan a la luz un frente del asentamiento prehispánico

La empresa Arqueocanarias, que realiza el seguimiento por encargo del Servicio de Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria de las obras de saneamiento que el Ayuntamiento de Gáldar ejecuta en la Bajada de las Guayarminas, descubría ayer tres nuevas cuevas, que se suman a las dos encontradas el miércoles, jueves y viernes de la pasada semana, y que se ubican a solo unos pocos metros del Museo Cueva Pintada.

Según Valentín Barroso, director de la firma, se trata de cuevas prehispánicas que desde finales del siglo XV fueron reutilizadas tras la conquista y que presentan modificaciones sobre su estructura original. En su interior han encontrado cerámica tradicional, y también prehispánica, pero esta última "muy escasa y revuelta" .

Este material se estudiará en los próximos meses, en una investigación que incluirá la reproducción de imágenes en tres dimensiones gracias a la topografía y fotografía que se realiza a medida que transcurre la reposición de las tuberías a un metro y sesenta centímetros de profundidad.

Todas estas cuevas son inventariadas y posteriormente rellenadas y selladas para su preservación, lo que permite disponer de un trazado que permita conocer el entramado para evitar su destrucción en futuras intervenciones.

Este es precisamente uno de los condicionantes que ha exigido el Servicio Insular de Patrimonio al Ayuntamiento galdense, municipio que, como una de las capitales de los antiguos canarios, "disponía de una gran población que se asentaba", ilustra el arqueólogo, "desde la plaza de Santiago hasta el barranco, en varias hileras que se corresponden hoy en día con los bancales levantados sobre la toba volcánica donde se incluye Cueva Pintada".

La misma fuente detalla que las cuevas originales "probablemente de origen prehispánico aparecen modificadas, y agrandadas para adaptarse a los usos de sus nuevos pobladores".

Mientras ayer al mediodía proseguían los trabajos, los vecinos aportaban sus propias experiencias en el lugar, como José Montesdeoca, más conocido como Pepe el de Isidoro, quién porfiaba que debajo del paso de peatones, justo delante de la trasera del museo, se encontraba otra más de mayores proporciones, según recordaba de verla de pequeño, cuando "un fulano entró blanco y salió negro lleno de pulgas".

Otras dos vecinas apuntaban no sólo la existencia de cuevas, sino de un pasadizo "secreto que llega hasta la playa de Bocabarranco". Al propio Valentín Barroso le comunican que hay cuevas en las que metieron cochinos, cuando no cabras, "y carneros, que son los mejores porque no reculan, que entraron por un lado y salieron por el barranco".

El sótano secreto

Unos forman parte de los mitos y otros de la más empírica realidad. Como la propietaria de una casa que aseguraba que su abuela le hablaba de una cueva oculta en su vivienda. Y efectivamente. Fue una de las halladas la semana pasada, en la que "metimos un taladro por uno de los muros tapiados y salió por una de sus paredes". "Cuando acabe la obra", añade Barroso, "la señora incorporará la nueva estancia a su vivienda".

Los tractores seguían ayer por la tarde desmenuzando la franja, de un metro de ancho, con un cuidado quirúrgico, en una obra que se prevé siga ralentizada hasta que culmine varios centros de metros más abajo, a la vera del puente de los Tres Ojos, lo que promete más sorpresas, una dosis de intriga y no poca novelería adicional.

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