Un golpe de mala suerte acabó ayer con la vida de Domingo Cabrera. Como de costumbre, el teldense acudió ayer a pescar en compañía de su primo a la escollera del muelle de Arinaga, ubicada en el municipio de Agüimes. Sin embargo, un resbalón en una de las rocas del espigón le dejó atrapado durante una hora bajo una piedra de grandes dimensiones. Los bomberos tuvieron que utilizar una grúa con eslingas de hasta 3.000 kilos para liberar el cuerpo del pescador. La víctima, que permaneció consciente durante su rescate, falleció a pie de dique en la ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) a causa de un traumatismo craneoencefálico y torácico. La tragedia se produjo en una zona en la que está prohibido el paso, por encontrarse dentro de los límites de la Autoridad Portuaria.

Domingo Cabrera, de 68 años, salió ayer temprano de su casa en Jinámar para reunirse con su primo en la escollera del muelle de Arinaga. La mañana se presentaba como "una de tantas", en las que ambos solían "echar la caña" y esperar pacientes sentados en "la misma roca de siempre".

Por desgracia, la piedra en la que los pescadores desplegaron sus enseres tambaleaba un poco, "quizás por el estado de la marea de los últimos días", con el movimiento de ambos en su superficie.

Según explicaron los agentes de seguridad que participaron en el rescate, probablemente Cabrera se agachó para ponerle a su caña un cebo nuevo y en un resbalón hacia delante quedó aplastado por la piedra sobre la que pescaba. Corrían escasamente cinco minutos después de las 09.00 horas cuando su primo, nervioso sin saber qué hacer y sin ningún teléfono móvil a mano, acudió al interior de las dependencias de la Autoridad Portuaria de Arinaga en busca de ayuda. El pescador, con una gran brecha en la cabeza, quedó atrapado con un brazo prácticamente destrozado bajo un bloque de la escollera. Inmediatamente la Autoridad Portuaria avisó al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 y trató de auxiliar al afectado, que permanecía consciente en todo momento.

Mientras el primo de Cabrera pedía auxilio en el puerto, el pescador Miguel Hernández, residente en Vecindario y habitual en la zona, encontró a la víctima atrapada entre las rocas.

"Le puse un paño en la cabeza para intentar parar la hemorragia, pero sugerí no moverlo porque en estas situaciones es mejor dejar que actúen los sanitarios", relató Hernández horas después de que rescataran a Cabrera.

Miguel conocía a la víctima y a su primo de "coincidir en el muelle". "Siempre vienen los dos juntos y en una ocasión me había regalado alguna vieja que otra", explicó. Sin embargo, cuando llegó a la escollera no reconoció al pescador, "por el estado en el que se encontraba". "Hasta que no vi venir al primo no me di cuenta de quién era", aseguró Miguel, quien trató de calmar la agonía del pescador mientras llegaban al muelle los servicios de emergencias. "El señor no paraba de repetir que le quitaran la piedra de encima", añadió.

Alrededor de las 09.30 horas arribaron al muelle tres ambulancias, una de ellas medicalizada del Servicio de Urgencias Canario, una cuadrilla de bomberos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria del parque de Arinaga, una unidad de tierra del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) y agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Local.

El rescate de la víctima, "bastante complicado", según el suboficial del Consorcio, Jesús Madero, duró cerca de una hora. En su intervención los bomberos intentaron desplazar la piedra con la ayuda de una grúa equipada con eslingas que soportan hasta un máximo de 3.000 kilos. Sin embargo, un desliz en las cintas de elevación causó que dos bomberos cayeran al agua junto a la piedra e incluso se temiera por sus vidas. "Por suerte no pasó nada, pero la dificultad residía en que la persona se encontraba con vida y había que sacarla de allí lo antes posible, pero a la vez debía hacerse con mucho cuidado", matizó el suboficial una vez culminadas las labores de rescate.

Durante la intervención de los bomberos, el primo de la víctima, que padece diabetes, tuvo que ser trasladado al centro de salud más cercano debido a una crisis.

El personal de la ambulancia del SUC intentó reanimar al herido con maniobras cardiorrespiratorias avanzadas, pero finalmente el pescador falleció sobre las 10.55 horas por un traumatismo craneoencefálico, torácico y un aplastamiento de las extremidades que le produjo el impacto de la piedra. Su primo no daba crédito a lo sucedido cuando regresó al muelle.

El cuerpo sin vida del pescador Domingo Cabrera, tras la debida autorización del juzgado de guardia de Telde, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de las Palmas de Gran Canaria, donde posteriormente le fue practicada la autopsia. El fallecido era padre de tres hijos.

"Era una buena persona y un hombre muy tranquilo", confiesa compungido Miguel Hernández junto a la ambulancia, ya que lo que menos sospechaba este pescador aficionado era que un día que se presentaba para él "relajado" tras varias jornadas de trabajo se iba a convertir en una tragedia.

"Suelo venir aquí a menudo y siempre nos encontramos las mismas caras. Había intercambiado alguna conversación con el fallecido alguna vez, ya que a veces la pesca es solitaria", cuenta Miguel. Después de lo ocurrido, Miguel no volverá a pescar en la zona. "Pescar aquí se acabó para mi. Esto que ha ocurrido es muy triste y tardará tiempo en borrarse de mi mente, por lo que prefiero a partir de ahora ir a un sitio más seguro a pescar", concluyó el vecino de Santa Lucía antes de abandonar el muelle.

Según la Policía Local de Agüimes, no es la primera vez que ocurre un incidente de pescadores en esta zona del polígono de Arinaga. La escasa visibilidad, el fuerte oleaje o el viento suelen causar estragos a los marineros en la escollera, donde muchos se han caído y otros pocos se han quedado atrapados.

A la entrada del recinto de la Autoridad Portuaria reza en un cartel la prohibición del paso a persona ajena al personal del puerto.