El Cabildo de Gran Canaria ha pedido este martes la intervención del Gobierno autonómico para luchar contra la plaga de Diocalandra frumenti, conocida como "picudín", que afecta a las palmeras de la isla y se encuentra latente en muchas de ellas.

El Gobierno de Canarias luchó con bastante éxito contra el picudo rojo y ahora debería implicarse en esta otra enfermedad que afecta a las palmeras canarias y las debilita, lo que las hace vulnerables a otros patógenos y factores de riesgo, ha indicado el presidente de la corporación insular, José Miguel Bravo de Laguna.

El presidente insular ha presentado las conclusiones de la Comisión Técnica de Palmerales, creada en 2013 con la intención de fijar medidas fitosanitarias para combatir plagas y enfermedades en los palmerales de Gran Canaria.

Gran Canaria cuenta con unos 125.000 ejemplares de palmeras, de los cuales, 45.000 se encuentran en el ámbito urbano, tanto en jardines públicos como privados, con un predominio de los géneros Phoenix y Washingtonia, y más de la mitad se concentra en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Las Palmas de Gran Canaria.

En el ámbito silvestre hay más de 80.000 palmeras distribuidas en unos 320 palmerales localizados principalmente en las grandes cuencas del Guiniguada, Tirajana, Arguineguín, Fataga y Telde.

Aunque la mayoría están en la franja entre los 300 y los 600 metros de altitud, se pueden encontrar palmerales desde la costa y hasta los 1.200 metros de altitud.

Los expertos proponen la posibilidad de considerar espacio protegido algunos palmerales, pues actualmente, solo el 15 por ciento de las palmeras se encuentran en territorio de esa consideración.

Con el fin de luchar contra la Diocalandra frumenti, los especialistas creen conveniente eliminar los corredores artificiales de palmeras cultivadas en los márgenes de las carreteras que enlazan áreas afectadas con palmerales de origen silvestre y revisar los procedimientos de la generación, transporte y transformación de restos vegetales.

Asimismo, el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) desarrolla actualmente una feromona de agregación -un atrayente para poder hacer capturas masivas por trampeo controlado-, repelentes o insecticidas de origen natural y técnicas de endoterapia arbórea mediante las que se introducen químicos autorizados en la planta mediante inyecciones con pequeños taladros.

Para evitar la hibridación de especies y la introducción de agentes que provoquen enfermedades o la muerte de las palmeras canarias debe mantenerse la prohibición de importar ejemplares de elevado porte a la isla, según los expertos.

Para la gestión de los palmerales silvestres proponen la detección de un marcador genético exclusivo de la Phoenix canariensis, el control y erradicación de ejemplares de Phoenix dactylifera, la financiación europea de proyectos de I+D+I, la inclusión de los palmerales más singulares en la Red de Espacios Naturales Protegidos o en Zonas de Especial Conservación y establecer zonas susceptibles de aprovechamientos artesanales.

Con el fin de evitar que los palmerales resulten dañados por incendios, es necesario realizar un control periódico del material combustible que se acumula a su alrededor.

A la hora de tratar palmeras, se recuerda que no conviene cepillar los estipes ni utilizar instrumental que lo dañen o perforen.

Es necesario evitar la poda de hojas verdes y hacerlo únicamente cuando entrañen algún peligro, además de aplicar un insecticida en los cortes.