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Teror Retazos de la ofrenda

Los labriegos de Jesús Arencibia

El colectivo Piletas se mueve cumple su quinto año en la romería del Pino con la vestimenta rural diseñada hace seis décadas por el pintor para lucir en esta fiesta

Las mujeres con la mantilla negra, y expandiendo el incienso. JUAN CARLOS CASTRO

Vestimenta negra, los candiles, la guirnalada de eucaliptos y la gran gran cruz, bajo un intenso olor a sahumerio. El colectivo de vecinos 'Piletas se mueve', del distrito de Tamaraceite de Las Palmas de Gran Canaria, dejó este año de nuevo su particular sello de identidad en la romería del Pino de Teror. El grupo, que acude junto a la representación del Cabildo y formado este año por 55 personas, rescató hace un lustro la vestimenta tradicional de la gente del campo diseñada por el pintor Jesús Arencibia para la primera ofrenda mariana de los años 50.

Muchos llevan tres y hasta cuatro décadas asistiendo cada 7 de septiembre al Pino. Y sus rostros se han hecho tan conocidos como la propia fiesta. Ellos, en cambio, sólo llevan cinco años, pero su extensa representación y su peculiar indumentaria no pasan desapercibidos.

"Parece que fue ayer cuando, desde la asociación juvenil Bentejuí se recuperó la ofrenda que idease Jesús Arencibia para las primeras romerías realizadas por Néstor Álamo", recuerda el colectivo.

La historia habla de que romería del Pino se lleva celebrando desde1952, impulsado por el folclorista y Cronista de Gran Canaria, Néstor Álamo (1906-1994), con la colaboración del Cabildo. Y ya en ese año el pintor Jesús Arencibia (1910-1993) ponía su grano de arena, recreando la indumerntaria de los agricultores que cultivaban tomates, y que ahora vuelven a rescatar los vecinos de Piletas. El pintor de Tamaracete aportó , de esta forma, una estética alternativa a esos primeros años de la fiesta, aunque no estuvo exenta de polémica.

Yeray Castellano, uno de lospromotores de este grupo vecinal, recuerda que en esos inicios hace seis décadas la propuesta de la ofrenda de la cruz e incienzo presentada por el pintor no fue bien entendida, y llegó a ser criticada por algunos puristas.

Pero no fue la única controversia. Los chalecos sin camisa, en el caso de los hombres, también generó un runrún, tal vez por la osadía. Que se sepa, nunca fue criticado por el obispo Pildain, pero no todos lo entendieron.

Faroles y sahumerio

La vestimenta era muy típica hace un siglo en el valle de Tamaraceite, en las fincas que hoy atraviesa la autovía que conduce a y donde se erigen la nueva zona comercial en crecimiento. La seña de identidad de las mujeres es la mantilla negra, que era común de la gente del campo. También llevan un sagalejo blanco y rojo, faldas negras, que en su idea original era recogidas bastante para que no se ensuciaran durante la peregrinación. Algunas de ellas llevan faroles (que simbolizan la luz) y otras sahumerios (la espiritualidad). Y, en algún caso, van descalzas. Ahora resulta llamativo plantarse así ante la Patrona, pero era habitual en los inicios de la romería, como queda de manifiesto en las fotografías en blanco y negro de los comienzos de esta festividad en Teror.

Mientras, el hombre lleva un pantalón negro remangado a media canilla, con el chaleco negro, alpargatas y portando la Cruz de Pitón. Ahora, los integrantes llevan una camisa blanca, pero que en la idea original no se llevaba, porque era lo habitual entre los labriegos. "A lo mejor no se entendería ahora", reconoce Yeray Castellano, al justificar este cambio sobre la propuesta original.

Y también creó polémica el sombrero masculino de palma de ala ancha. "El original fue muy criticado, porque se decía que era mejicano, y no canario. Pero habían fotos antiguos de la época en donde a la gente se veía con ellos".

Los labriegos llevan aperos de labranza, para cortar los hijos de los plataneras y realizar su rutina diaria. Por eso tampoco faltan las horquetas para aventar el grano. "Arencibia recopilaba objetos de la identidad rural, para ponerlos en valor".

Y sobre todo, uno de los elementos más llamativos es la gran guirnalda elaborado con hojas de eucalipto, que en sus inicios eran de laurel, que era tradicional en las coronaciones.

'Pieletas se mueve', que es el nombre artístico de la asociación vecinal, pretende consolidar su participación en la fiesta y alcanzar el reconocimiento. Y lo han ido logrando, por la elevada participación y por su vestimenta tan peculiar, ya que dista mucho de esa que se ha ido imponeiendo en las romerías grancanarias, que buscan más la majestuosidad de las clases sociales más altas de antaño, más que por la gente común, aunque fuera mayoritaria, y que era habitual en las generaciones de comienzos del siglo pasado.

Pero, de igual forma, con la premisa de realzar la figura del artista Jesús Arencibia, los vecinos de Piletas han acudido fielmente desde el año 2011 a Teror.

Los 55 componentes llegados este año procedentes del distrito capitalino de Tamaraceite configuran una mezcla de edades. El grupo acompaña a la carreta y a la delegación del Cabildo de Gran Canaria, que es por su orden tradicional, la segunda en hacer su aparición ante la imagen de la Virgen del Pino, tras la anfitriona de Teror.

El colectivo se gestó en el año 2010, cuando La Asociación Juvenil Bentejuí Santa María Goretti recibió el premio Joven Canarias, que otorga el Gobierno de Canarias.

"Como promotores de la cultura canaria, llevan a cabo numerosas actividades encaminadas a transmitir, conservar y vivir nuestra idiosincrasia y tradiciones. Para ello celebran talleres, exposiciones de trajes típicos, exhibiciones de deportes autóctonos y cursos de música y baile, entre otros. Incluso han solicitado al municipio capitalino la creación de una escuela de folclore", señalaba el Gobierno de Canarias entonces como argumento para otorgarle esta distinción institucional, resaltando también us labor social y humanitaria. Bentejuí fue creada por los padres de la Asociación de Vecinos Santa María Goretti, en el barrio de Piletas, en 1991, "para que sus hijos se implicaran socialmente en el barrio y en la vida participativa del municipio y de Gran Canaria".

Ese dinero del premio, según recuerda ahora Yeray Castellano, sirvió por comprar buena parte de la indumentaria que llevan el 7 de septiembre al Pino, desde las telas, los faroles, sahumerios, alpargatas de esparto y otras prendas, que luego fueron confeccionando con la colaboración de los vecinos.

Este año se sumaron a la fiesta 55 personas. Y, además de vecinos del barrio capitalino de Piletas, se han incorporado residentes en otros barrios del distrito del extrarradio de la capital grancanaria, desde San Lorenzo a Tenoya y al propio pueblo de Tamaraceite.

La obra del artista

El colectivo aspira a poner en valor la figura del pintor Jesús Arencibia en toda la Isla, exaltando las otras muchas facetas artísticas en las que estuvo involucrado. Y, como ejemplo, resalta que fue el diseñador del traje que llevaba Mary Sánchez durante el Festival de Cantos Regionales de Madrid de 1953 que la catapultó dentro y fura de Gran Canaria, con un atuendo que se asemejaba a las tomateras. Pero no fue el único.

Arencibia legó 17 murales que hoy en día decoran las salas de organismos oficiales, hoteles, casas particulares e iglesias de la isla. Sin embargo, una obra con un gran simbolismo personal fue la que realizó en el salón de plenos del Cabildo, que fue recientemente restaurado.

La entidad vecinal pretende este año organizar una semana cultural dedicada a Jesús Arencibia el próximo mes de noviembre, para mantener viva y realzar su labor artístico en sus distintos frentes, más allá de la pintura.

A través de esta iniciativa, volverán a reivindicar la creación de un museo con su obra y trayectoria, que ya estuvo a punto de materializarse con anterioridad. Y que, según sus promotores, podría tener como sede La Mayordomía de Tamaraceite. Y para ello recuerdan que allí se gestó la obra que hoy en día decora el salón de plenos del Cabildo. Además, se emplazaría en el pueblo que le vio crecer y vivir.

Algunos expertos han llegadp a calificar al pinor grancanario en el 'Miguel Ángel canario', por su amplia faceta artística. Y su presencia simbólica en la ofrenda de Teror forma parte de su amplia capacidad creativa, ligada también al pueblo llano.

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