La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cultura frente a touroperadores

El atractivo turístico será mayor y las promociones serán más efectivas en la misma medida en que revaloricemos nuestra cultura, la historia, el patrimonio, la gastronomía y la identidad, junto a nuestros valores y tradiciones

Cultura frente a touroperadores

El mediático asunto o affaire ha venido a confirmar lo que tantas veces hemos dicho y que aprovechamos cualquier circunstancia para reiterarnos: “Los touroperadores y/o grandes holding de la industria turística no son nuestros amigos”. Y cuando digo “nuestros”, quiero decir que no lo son ni del capital inversor canario, ni de los pequeños empresarios o propietarios y, diríamos que ni tampoco de la ciudadanía en general.

Es por lo que, aprovechando esta coyuntura, que ha venido a servir para poner en entredicho la pretensión de limitar o prohibir el uso de tu propiedad, queremos dejar clara, una vez más, nuestra convicción de que nuestro atractivo turístico será mayor y nuestras promociones serán más efectivas, en la misma medida en que, nosotros mismos, revaloricemos y pongamos en valor: nuestra Cultura; nuestra Historia; nuestro Patrimonio; nuestra Gastronomía, nuestra Identidad; nuestros Valores; nuestras Tradiciones…

SPA, sol y playas hay en muchos lugares del planeta. Si queremos turistas fieles, que repitan, es haciéndoles partícipes de todas estas referencias, que nos dan un valor añadido, diferenciándonos cualitativamente de otros destinos competitivos.

No olvidemos nunca que al touroperador no le interesa que el turista conozca las raíces, costumbres o patrimonio de un pueblo (o de un destino turístico en concreto), lo que realmente le interesa, es que el turista se sienta en un lugar impersonal, ya que de esa manera puede jugar con él, en cuanto le convenga, desviándolo hacia otros destinos similares, según la conveniencia de cada momento o hacia dónde obtenga mayor provecho.

Los turistas, los millones y millones de turistas y, de manera específica y concreta, los que han venido a Maspalomas en los últimos cincuenta años, han regresado a su lugar de procedencia sin tener la menor idea de dónde han estado realmente y cómo son sus gentes. Y con esto no hacemos otra cosa que hacerle el juego al touroperador…

Y en todo este galimatías, la gran ausente, y para no variar, es la Cultura. Y, sin duda, con esto le bailamos el agua al agente externo. Será por eso que Maspalomas, a día de hoy, a quince años del tercer milenio, no tenga ni un museo abierto al público.

Puestos a empecinarnos con el touroperador, lo que en verdad menos le interesa es que “su” turista conozca y se encariñe con el pueblo, con la gente canaria que tan acogedores, tan buenos anfitriones, tolerantes y solidarios hemos sido con ellos durante 50 años en Maspalomas y, durante muchísimos más, en la isla de Gran Canaria. A este respecto, ¿la proliferación del todo incluído no tendrá que ver algo con esto? ¿Es casualidad el que no se quiera, por nada del mundo, que el cliente salga de las instalaciones del hotel?.

¿Tendrá algo que ver los oídos sordos a la propuesta que se hacía de convertir el pueblo de San Fernando en una especie de “casco antiguo”, al que todo turista debería visitar?. A este respecto, nos volvemos a reiterar en lo que dijera Márcio Favilla, director ejecutivo de Competitividad, Relaciones Exteriores y Asociaciones de la Organización Mundial de Turismo (OMT), de que “un destino turístico es bueno cuando lo es para la población que vive en él”. Y de todos es sabido que, desde hace cincuenta años, la población maspalomera ha asistido al boom y fenómeno turístico como un mero espectador al que todo se le ha dado hecho, con la obviedad más absoluta.

Y es que ya es hora de que se empiecen a tomar medidas para que nosotros, los canarios, seamos lo que cojamos con fuerza el mango de la sartén de nuestra mejor fuente de riqueza, bienestar y supervivencia: el Turismo.

Retomamos el asunto por el que en verdad hacíamos esta reflexión, que no era otro que hacer un llamamiento al ciudadano y pequeño comercio e inversores y emprendedores locales para que, de una vez por todas, nos propongamos luchar y hacernos fuertes, con nuestra Cultura como arma.

La cultura canaria y la cultura atlántica y africana que nos impregna, es lo suficientemente fuerte como para que Gran Canaria -Maspalomas-, sea visita obligada de todo turista que se precie; así no tendríamos que depender de los touroperadores y no se montarían circos ridículos como el que se está motando.

Somos conscientes de que es un asunto a largo plazo y de altas miras, pero día llegará en que se materialice la idea tan anhelada de que nuestro reclamo turístico esté a la altura de la situación estratégica que disfrutamos: en medio del Atlántico y a caballo o de paso entre tres continentes. Y no es nada nuevo lo que decimos: el ingeniero Juan de León y Castillo en el Proyecto del Faro de Maspalomas (año 1886), iba aún más allá cuando demandaba un faro de primer orden: “…por ser Maspalomas, paso obligado del trasiego de vapores entre los continentes de Oceanía, Europa, África y América”.

Sabemos que, salvo cuando cae una ola de frío polar en el norte de Europa o un conflicto bélico o de cualquier otra naturaleza azota un destino competitivo, el tourperador siempre dominará la situación para poner precios a la baja, manejar el mercado como se le antoje y para formar “jacarangas” como la que se ha montado con el tema de la ocupación residencial de la zona turística de Maspalomas.

Un ciclo anual de actividades

Para que nuestro destino turístico sea atractivo durante los doce meses del año, quién no ha oído soluciones como: “Lo que necesita Gran Canaria o Maspalomas es un Carnaval todo los meses…. O una Fiesta del Orgullo cada tercer mes, etc. Nosotros no vamos a proponer tanto, pero sí que, a las consabidas fiestas de Carnaval, el Gay Pride y poco más, debería complementarse la oferta anual con otras de carácter cultural o histórico (dotándolas claro está de la correspondiente parafernalia lúdica) que “obligue” al turista a frecuentar nuestra zona turística de Maspalomas más veces a lo largo del año.

Por ejemplo: ¿Porqué no se teatraliza y se convierte en un relevante espectáculo festivo el desembarco o naufragio de los gallegos con la imagen de Santiago “el Chico”? ¿Porqué no se recrea la Fiesta del “embarbascao” de La Charca de Maspalomas, como hacían nuestros antepasados?.

¿Porqué no se representa cada año, por el 24/25 de mayo la aguada de Cristóbal Colón en Maspalomas, en su cuarto y último viaje a las Américas, con sus carabelas: Santa María y Santiago y sus navíos La Gallega y La Vizcaína?.

Por cierto, para ésta última propuesta el grancanario mago de la creatividad, Israel Reyes, ya realizó un proyecto de espectáculo conmemorativo, “Maspalomas: 1502/2002”, con motivo del V centenario del cuarto viaje de Colón y su paso por Maspalomas. Para no variar, quedó en “agua de borrajas”, pero ahí permanece el magnífico documento que aguarda a que se retome y cobren vida en las inmediaciones de la Charca, las Dunas, el Palmeral y las doradas playas de Maspalomas un sinfín de tambores, bucios, pintaderas de simbología aborigen, estandartes castellanos, monjes, navegantes y, por supuesto, el globo terráqueo, Colón y su hijo Hernando.

Lo dicho, mientras no nos hagamos valer; mientras nuestra única arma sea esperar a que a otros les vaya mal para nosotros sacar cuello, seguiremos a expensas de lo que decidan otros y a que otros (como estamos comprobando día a día) osen hasta de disponer de nuestras propiedades para su antojo y conveniencia. Y es que no nos cabe la menor duda que toda esta música esté orquestada desde otro lugar que se nos escapa a las entendederas.

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