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Santa Lucía de Tirajana

De pastelero a industrial agrícola

Pedro Medina y Marisabel Cabrera proyectan una fábrica de mermeladas, licores y aceitunas - El matrimonio de Vecindario gestiona dos fincas de hortalizas, frutales y olivos

Jorge Medina, María Medina Cabrera, Pedro Medina y María Isabel, delante de la foto de sus hijos, María, Guacimara y Pedro en la pastelería de Vecindario YAIZA SOCORRO

"Mi afición por la panadería y la pastelería viene de mis antepasados. Es una vocación familiar y mi deseo es que mis hijos continúen". Así lo manifiesta Pedro Medina Mejías, quien indica que su hermano Juan, fallecido, Jorge y Teresa también han continuado con la tradición familiar. "El trabajo de panadería familiar se remonta a principios del siglo XIX en Los Molinillos de Ingenio", recuerda Pedro Medina, quien vive en Doctoral desde 1971.

Fue en 1972 cuando Pedro monta su propia pastelería artesanal en Doctoral, creando junto con su esposa Marisabel Cabrera la empresa Enedita SL para gestionar primero su pastelería La Deliciosa de Doctoral y, desde hace poco más de dos años, la de Vecindario. "La demanda de la gente de que estemos más cerca y el impulso de mi mujer nos llevó a montar la nueva cafetería en plena crisis. Y la verdad es que nos ha ido bien", indica Pedro, que señala que cada uno tiene la mitad del negocio.

Su empresa familiar tiene 35 trabajadores, convirtiéndose en una de las pastelerías más grande de Santa Lucía, pese a la competencia ya que en el municipio hay otras 25 pastelerías. En estas navidades han hecho 5.500 roscones.

Paralelamente, este matrimonio gestiona, desde hace nueve años, una finca de 25.000 metros cuadrados en Taidía, donde tienen 1.500 olivos y otros 1.500 frutales, además de hortalizas. "Me costó lograr un préstamo del banco, pero al final lo conseguí y continúo con otra tradición de la familia de mi mujer y mía como es la agricultura". Asimismo, tiene arrendada otra finca entre Ingenio de Santa Lucía y el casco de Santa Lucía con el objetivo de disponer de productos para su pastelería y para hacer mermeladas, licores y conservas.

Marisabel y Pedro están decididos a montar una fábrica para dar salida a sus frutas y a las de muchos agricultores del Sureste y Valsequillo que se pierden cuando están maduros. "Queremos contar con un almacén donde podamos hacer mermeladas de albaricoques, fresas, melocotones, licores de guindillas y de aceitunas, para lo que tendríamos que contratar otra decena de empleados". Entre sus sueños también está el plantar "pimientas picaculo", cuyo cultivo se desarrolla en México.

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