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Perfil

De Santa Lucía a la conquista de Guinea

Exiliado durante 35 años en Vecindario, Santa Lucía, regresa a su país natal para coliderar la oposición al régimen de Teodoro Obiang

Cándido Ntutumu Abeso, miembro de la ejecutiva del partido guineano opositor Ciudadanos por la Innovación. YAIZA SOCORRO

Cándido Alberto Ntutumu Abeso es, en principio, un tranquilo guineano ya jubilado, casado y con dos hijos nacidos en Gran Canaria, que ha sacado a la familia adelante gracias a su trabajo durante décadas como especialista operador de grúas de la empresa Santana Cazorla.

Pero detrás de Ntutumu y sus palancas de subir y mover al tiento toneladas de materiales y maquinaria se encuentra un hombre con un pasado político trepidante, pero igual o quizá menor del que está a punto de reemprender.

Exiliado desde hace 35 años en las islas, desde el pasado 2004 forma parte del partido opositor fundando en Zaragoza, Ciudadanos por la Innovación, cuyo secretario general, Gabriel Nsé Obiang Obono, también exiliado durante más de una década en la capital aragonesa se encuentra desde el pasado 24 de abril asediado por las fuerzas gubernamentales en la sede del partido en la capital de Guinea.

Y aquí es donde Cándido Alberto Ntutumu a sus 67 años de edad, deja la tranquila vida de jubilado de la que disfruta en Vecindario -"mi segunda patria es España y mi segunda casa es Canarias"-, para volar al avispero africano a luchar por la vuelta de una democracia secuestrada desde el año 1979 por el coronel Teodoro Obiang.

Quién lo recuerde sentado en una grúa en cualquier punto en obras del sur grancanario no podría imaginar que ya en el periodo del primer presidente postcolonial de Guinea, Francisco Macías Nguema, despachara con él en su calidad de funcionario y asistente personal, una tarea que compartía con el mismísimo Teodoro Obiang, hoy archienemigo declarado por su condición de Jefe del Departamento de Asesores y Protocolo y miembro de la junta directiva de Ciudadanos por la Innovación, una de las dos únicas formaciones políticas que intentaron presentarse con candidato propio a presidente en las recientes elecciones celebradas en el país africano de 24 de abril, y que ganó Obiang con casi el cien por ciento de los sufragios.

De aquella época, entre 1971 y 1974, en la que compartía idéntico techo de palacio con Macías y su sobrino Teodoro Obiang, condición familiar que no impidió que el segundo lo desbancara del poder con un golpe de estado, con su posterior condena a muerte y fusilamiento, se remonta el primero de los dos grandes exilios del también santaluceño.

De Macías, considerado como uno de los líderes africanos más sangrientos de la historia del continente, huyó a Gabón en 1974, donde Cándido permaneció hasta 1979, cuando Obiang despojó a su tío del poder.

El nuevo presidente promulgó una ley por la cual los funcionarios exiliados durante el régimen de Macías serían repuestos en sus cargos pero Ntutumu, que lo conocía estrechamente, receló de las intenciones y tras unos meses de vuelta a Guinea, decidió escapar por segunda vez, ahora hacia Gran Canaria.

"Vine a España", relata, "antes de que las cosas empeoraran porque hubo una persecución de aquellos que participaron del gobierno de Macías, de los que muy pocos quedan hoy vivos. A los que eran ministros o altos funcionarios los eliminó a todos".

A la isla llegó justo antes de que Obiang cerrara las fronteras y con la intención de acogerse al estatuto de refugiado político. "Me fui a las oficinas que entonces estaban frente al Metropol y allí me dijeron que Guinea ya era libre y democrática. Y ya ve".

Durante todo este tiempo, el guineano ha vivido trabajando con la que denomina "pequeña colonia formada por ciudadanos y militares de Guinea", y sin dejar de vista la actualidad política de su tierra natal con el ánimo de regresar.

Así fue como en 2004 pasa a formar parte de la ejecutiva de un nuevo partido que vio la luz diez años después, cuando el gobierno de Guinea, y bajo el auspicio de Amnistía Internacional, anuncia la convocatoria de la quinta mesa por el diálogo, un encuentro que por primera vez incluía a un partido formado en el exilio y que proponía la derogación de vayas leyes antidemocráticas, como la que no permitía a ningún candidato presentarse si no llevaba cinco años de residencia en el país, una norma que impedía concurrir a Ciudadanos por la Innovación.

Esa era la primera vez en tres décadas que Cándido, que participó en esas negociaciones, volvió a pisar su tierra.

Y, aparentemente, se llegó a un acuerdo, si bien Gabriel Nsé salió con unas declaraciones "premonitorias", según las califica su grancanario compañero de partido, tildando el acuerdo de "papel mojado". Mojado o seco, el caso es que CxI, después de otro largo periodo en el que por fin se consigue legalizar como partido a finales del pasado año, decide presentarse en la última convocatoria electoral, anunciada apenas unos 40 días antes de la apertura de las urnas.

Con muy poca capacidad de reacción se moviliza a cuadros y militantes, como al propio Ntutumu, al que se le encargó ejercer de interventor en el consulado de la isla. Lo que finalmente, no fue.

Apenas horas antes de las elecciones del domingo, el gobierno prohibió al partido participar, alegando, como preconizó el secretario general, que no llevaban cinco años residiendo en Guinea.

Asedio en Malabo

Se recurrió al Tribunal Constitucional y los órganos electorales, "pero nada. Nos eliminaron a raíz de la constatación del acercamiento del pueblo hacia nuestras siglas y nos tuvimos que resignar a no presentarnos". Pero fue el jueves anterior cuando la situación alcanzó el máximo punto de tensión.

Ese jueves el secretario general, de su regreso de Malabo al continente fue recibido por un nutrido grupo de militantes en el aeropuerto de Bata. La recepción culminó con decenas de detenidos o "centenares", según el propio Cándido Ntutumu, entre ellos, toda la cúpula provincial de su formación.

El día no acabó ahí. En la madrugada del jueves al viernes, las fuerzas gubernamentales asedian y disparan a la sede de Ciudadanos por la Innovación en Malabo, con unos 200 militantes en su interior, donde también se encontraba el líder de la formación. La refriega se salda en un primer momento con dos heridos de bala.

Tanto los detenidos en el aeropuerto de Bata como los asediados de Malabo pasan una semana de acoso, hasta que el viernes pasado liberan a los primeros y levantan el cerco a los segundos, donde tuvieron que permanecer, mujeres y niños incluidos sin luz ni agua y en unas precarias condiciones higiénicas y de seguridad. El propio Gabriel Nsé anunciaba un día después que temía por su vida. Aún, (por ayer) seguía en su interior de la casa para evitar lo que cree será su detención.

Desde la isla, Cándido Ntutumu llamaba la atención de la comunidad internacional, y denunciaba en los medios la situación, criticando la postura de la cónsul de Guinea en Canarias que sostiene que el papel de la oposición es la de desestabilizar la situación del país.

Mientras, va haciendo las maletas, "esperando la decisión del secretario general, tan pronto me lo pida, bajo". Y acostumbrado a lidiar con materiales de difícil manejo y mayor peso, asegura que no tiene miedo, "porque tengo fe en mi partido y en una labor que debemos emprender los guineanos para lograr una estabilidad política y judicial, democrática y social, donde los hospitales públicos no cuesten a los ciudadanos más de 500 euros la noche, que es como llama el régimen a la sanidad pública".

Y es que el santaluceño sentencia que si nadie va a esta Guinea "con valentía a hacerle frente, el pueblo seguirá pereciendo bajo el régimen de Teodoro Obiang y sus secuaces", por lo que pide a sus conciudadanos"que estén tranquilos, y que tengan confianza en nuestro partido porque está haciendo todo lo posible para devolver el país a sus ciudadanos".

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