3.372 días han pasado desde que Yeremi Vargas fuera visto por última vez cuando tenía 7 años de edad. Desde aquel 10 de marzo de 2007, las investigaciones realizadas por diferentes equipos de la Guardia Civil han llevado siempre a un callejón sin salida. Hasta que el pasado martes se acusó a Antonio Ojeda Bordón, de 56 años y conocido en el Sureste como Juan el Rubio, como presunto autor del secuestro y homicidio del niño. Cuatro pistas han llevado hasta su nombre: está preso en la cárcel de Algeciras por una presunta agresión sexual de un niño de 9 años con el que utilizó el mismo modus operandi que se cree que usó con Yeremi, era propietario de un Renault 5 blanco por aquella época, un vehículo que algunos testigos sitúan cerca de la escena del rapto; relató en varias ocasiones que aquel sábado estaba por las proximidades de la vivienda familiar y vio quién se llevó al pequeño; y aseguró a otros internos de la prisión andaluza que había acabado con la vida del pequeño. La investigación, que dirige el Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana, está bajo secreto de sumario.

La relación del acusado con el caso Yeremi se remonta a seis meses después de la desaparición. Según las fuentes consultadas, el propio Juan el Rubio acudió al cuartel de la Guardia Civil en Vecindario para relatar que había visto un coche que podría estar relacionado con la desaparición del menor vecino de Vecindario. Sin embargo, esta declaración cayó en el olvido. Desde entonces, los agentes empezaron a tocar diferentes palos, pero todas las pesquisas caían en sacos rotos. En 2012 se produjo la detención de un hombre con antecedentes de abusos sexuales en Vecindario, aunque finalmente se llegó a la conclusión de que no estuvo implicado. Incluso se investigó a tres pederastas escoceses, con el mismo resultado: no tenían relación alguna con el niño. Y en septiembre del año pasado se halló un cráneo en esta localidad grancanaria, aunque finalmente se descartó que perteneciera al pequeño.

La pista que hizo levantar la alarma y que todas las pesquisas se dirigieran hacia Antonio Ojeda Bordón llegó en marzo o abril del año pasado. Durante aquellos días se le arrestó por presuntamente abusar sexualmente de un niño de 9 años vecino del sureste de Gran Canaria en 2012. A su detención se llegó tres años después de que el propio menor denunciara los hechos, que se había archivado pero que el Instituto Armado reabrió al obtener datos suficientes que relacionaban al ahora sospechoso del rapto y muerte de Yeremi Vargas con lo ocurrido. Tras prestar declaración ante la autoridad judicial, esta decidió enviarlo a prisión preventiva como presunto autor de agresión sexual.

Y es ahí donde los miembros del equipo de personas de la Policía Judicial de la Comandancia de Las Palmas y de la Unidad Central Operativa (UCO) de Madrid enlazaron su arresto con las declaraciones que él mismo había aportado poco después de que se viera por última vez al menor, que le sitúan a la misma hora y el mismo día en el entorno de la casa familiar. Por ello, según las fuentes consultadas, los investigadores procedieron a recoger muestras de ADN en la chabola de Sardina del Sur en la que vivía Juan el rubio y en su vehículo. Estas fueron llevada a analizar, aunque las mismas fuentes no confirmaron si la información biológica obtenida llegó a coincidir con las de Yeremi Vargas.

Otro de los indicios que conducen al ahora investigado está en su vehículo. Desde el primer momento, los agentes estuvieron centrados en un coche blanco al que se subió el menor. En 2012 solicitó la colaboración de la ciudadanía para tratar de identificar al propietario de un Opel Corsa, tipo B, que, según algunos testigos, merodeaba por la calle Honduras de Vecindario donde ocurrió el suceso. La búsqueda finalizó sin éxito.

La siguiente pista que relacionaba a un vehículo blanco con el suceso se hizo pública el pasado 10 de marzo, cuando ya la Guardia Civil había centrado sus pesquisas en el Rubio. En esta ocasión se pasaba de un Opel Corsa a un Renault 5 Oasis, también de color blanco. Precisamente, el coche de Antonio Ojeda. El Instituto Armado volvió a solicitar la ayuda de los vecinos. La respuesta fue inminente. En dos días, recibió más de 60 llamadas, de las que 11 fueron calificadas de interés policial. Según las personas que se pusieron en contacto con los agentes, quien conducía aquel vehículo era un hombre, de entre 30 y 40 años, que llevaba una gorra de béisbol. Una descripción que coincidía con una grabación que la cadena de televisión Antena 3 había realizado de Antonio Ojeda cuando tomaba los testimonios de testigos de la desaparición de Yeremi Vargas.

La relación de pruebas obtenidas por los investigadores se cerró recientemente con unos comentarios que supuestamente Antonio Ojeda realizó a sus compañeros de prisión. En los mismos, reconocía que él había sido el autor de la muerte del pequeño Yeremi, según precisaron ayer otras fuentes consultadas.

Una vez obtenidas todas estas pesquisas, el pasado martes los agentes se presentaron en la prisión de Algeciras para informar a Antonio Ojeda de su presunta vinculación con la desaparición y posterior muerte de Yeremi Vargas, acusándolo de los delitos de detención ilegal y homicidio, como informó ayer en exclusiva el programa de televisión Espejo Público.

Otras fuentes cercanas a la investigación precisaron que los miembros del cuerpo encargados del caso están convencidos de que, tras nueve años de investigación, se ha conseguido identificar al principal sospechoso de los hechos ocurridos aquel 10 de marzo de 2007. Y precisaron que el Rubio es investigado desde hace al menos cuatro años porque reunía el perfil de un pederasta, pero ha sido ahora tras su relación con la agresión sexual de 2012 cuando se ha procedido a su implicación con un caso que lleva nueve años y dos meses conmocionando a la sociedad canaria y española.

En el municipio de Santa Lucía de Tirajana, su alcaldesa, Dunia González, aseguró ayer que tras las noticias recibidas queda "aceptar ya que la investigación está casi cerrada y dejar que la justicia continúe y avance, y lamentar que éste haya sido el final de un ciudadano de Santa Lucía que con siete años desapareció en el municipio". La regidora, asimismo, agradeció a los todas las personas implicadas en el trabajo realizado durante estos nueve años, en los que, recalcó, la Guardia Civil no ha dejado nunca de lado el caso con el objetivo de esclarecerlo. Y llamó a quienes puedan aportar algo más a lo ocurrido "vayan al cuartel, hagan llegar lo que saben". Y es que los investigadores siguen recopilando más testimonios para tratar de cerrar de una vez por toda este suceso.

Aunque Antonio Ojeda Bordón ha salido ahora a la opinión pública por su relación con Yeremi Vargas, este vecino de Sardina del Sur cuenta con numerosos antecedentes policiales. En 1988 fue detenido por atentado contra la autoridad. En 2005, su pareja sentimental le denunció por un delito por violencia de género, que le acarreó otro arresto. Durante estos años también se le sancionó por consumo de estupefacientes en la calle y el año pasado fue apresado por el citado caso de abusos sexuales a un menor.

Aunque el asunto más curioso por los que se le ha investigado ocurrió el 22 de diciembre de 2014, cuando un vecino le advirtió de que tenía un décimo de Lotería de Navidad premiado con 125.000 euros que había comprado en una administración del Sureste. El 15 de enero, Antonio Ojeda formuló una denuncia contra esa persona porque, según él, le había robado el décimo.

Los agentes el cuartel de Vecindario llevaron a cabo unas pesquisas que finalizaron con el esclarecimiento de los hechos, imputando al denunciante una simulación de delito al comprobar que el boleto había sido adquirido a través de un terminal y no mediante un décimo tradicional expedido, como había asegurado, según informó la Guardia Civil mediante un comunicado en febrero de 2015.

Las distintas fuerzas de seguridad que actúan en el término municipal de Santa Lucía de Tirajana coincidieron en señalar que El Rubio es conocido por las diferentes detenciones que se le han practicado a lo largo de las últimas tres décadas.