Desde la denominada "Puerta del Desierto" la familia del condado de la Vega Grande ha "capitaneado" las principales "iniciativas" económicas que ha experimentado Gran Canaria a lo largo de la historia. El conjunto arquitectónico de la finca de Juan Grande, integrado por la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe y la vieja casa, abrió ayer sus puertas al público para mostrar el legado cultural que ha dejado a la Isla una saga de nueve condes cuyo ADN muestra parentesco con Fernando Guanarteme, Los Westerling, Amoreto y Betancourt. En este nuevo museo los visitantes podrán apreciar parte del patrimonio personal-pinturas, retratos, casullas o coches clásicos-de Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, impulsor de la industria turística en San Bartolomé de Tirajana. El itinerario incluye una parada obligatoria para degustar los caldos que fermenta la estirpe desde el siglo XIX.
La inauguración del museo de la finca condal congregó ayer a la flor y la nata de la sociedad grancanaria. La cita propició el encuentro de los principales empresarios del sector turístico, como Eustasio López del grupo Lopesan o Nicolás Villalobos de Cordial, altos cargos de las fuerzas de seguridad del Estado así como los representantes de las diferentes administraciones.
Las palabras del hijo del noveno conde de la Vega Grande, Fernando del Castillo, dieron el pistoletazo de salida a un proyecto que ha tardado dos años en gestarse y pretende ampliar la "oferta complementaria" al sol y playa que ofrece Gran Canaria a los turistas.
"Es una satisfacción haber recuperado este patrimonio para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo. Muchos residentes y turistas cada vez se interesan más en conocer mejor nuestra tierra, costumbres e historia. Por lo que quiero agradecer esta aspiración noble de mi padre que ha superado lo meramente crematístico a cambio de una rentabilidad intangible en lo cultural y emocional", señaló del Castillo ante un auditorio expectante.
A diferencia de otros museos de la Isla, este nuevo recinto no solo destaca por su "contenido" (paneles explicativos sobre los acontecimientos que se han desencadenado en la Isla en los últimos 500 años, cuadros u objetos litúrgicos) sino por ser en sí mismo "continente" del acervo cultural.
El catedrático en Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Manuel Lobos, destacó desde la ermita de la Virgen de Guadalupe que el complejo integra precisamente los elementos característicos de la arquitectura canaria: "madera, piedra y mampostería". El académico, quien en 2014 publicó un libro sobre la herencia de la familia condal junto al profesor Fernando Bruquetas, recordó el papel impulsor que ha desempeñado la estirpe en el desarrollo económico de lo que uno de sus miembros ya denominó en el siglo XVIII "alhaja", en referencia al Sur de la Isla.
El cultivo de "cereales, azúcar, vino, papas, millo y por supuesto tomate" son algunas de las actividades que ha desempeñado la estirpe a lo largo de su trayectoria. La exportación de cochinilla o de salinas, "que permitieron el nacimiento de la flota de Canarias", se complementó durante la segunda mitad del siglo XX con el nacimiento de la urbanización turística Maspalomas, Costa Canaria.
El museo, que bajo previa reserva admite visitas de lunes a domingo en horario de mañana y tarde, supone un viaje por cinco siglos de historia. Además de un paseo por un jardín botánico, con más de 100 especies autóctonas catalogadas, un huerto de olivares y una cata de vino y productos autóctonos.
La instalación responde a la demanda de oferta cultural que presentado un 20% de los turistas que visitan la Isla, según desveló la consejera de Turismo, Inés Jiménez.
