Pedro Sosa era más que un fotógrafo. Quienes hablan de él destacan su amabilidad, su humanidad, su trato hacia los clientes y amigos que hicieron de este profesional una de las personas más reconocidas y queridas en el municipio de Arucas. El pasado domingo, Periquín, como era conocido cariñosamente entre sus amigos y que daba nombre a su negocio de fotografía, falleció a los 55 años de edad junto a su esposa, Fefi García de 56 años, al sufrir un accidente de tráfico cuando circulaba entre la carretera que une Fontanales con Juncalillo, a la altura de Fagajesto. La ciudad norteña recibió ayer con conmoción la noticia. La comisión de las fiestas patronales de San Pedro Apóstol de Bañaderos, de donde era vecino, decidió suspender los actos previstos para el primer día de festejos.
Periquín retrató con sus cámaras la historia de Arucas durante las cuatro últimas décadas. Ana Cabrera, presidenta de la citada comisión de fiesta, destacaba el impagable archivo histórico que guardaba entre las miles de imágenes que tomó durante su vida. "Tenía documentos históricos e inéditos de Arucas y Bañaderos". Tal es así que hace tres años trabajó para recopilar centenares de imágenes con las que repasó la vida de los vecinos de la costa aruquense. 'Bañaderos, ¡qué recuerdos!', se llamó la muestra con la que Periquín quería "ofrecer la posibilidad de que muchos niños y niñas conozcan a sus antepasados a través de estas imágenes y que las observen con cariño", como señalaba al diario digital www.arucasdigital.com.
Comentaba Periquín en la entrevista que se inició en el mundo de la fotografía con apenas once años, cuando trabajaba en una tienda y decidió que en aquellos "malos tiempos" tenía que buscarse otro empleo añadido que le permitiera ganar un poco más de dinero. "Me gustaba la fotografía y comencé a hacer algunas cosillas y tuve la fortuna de contar siempre con un buen amigo, que es Juan José, quien me enseñó a revelar fotos", explicaba.
Con 17 años comenzó a tomar sus primeras imágenes. "Conseguí una primitiva cámara Kodak 126", con la que empezó a retratar a las familias de Bañaderos, El Puertillo, San Andrés y San Felipe "escondiéndome de los guardias, porque antes, en aquella época, o tenías el carné de fotógrafo o no podías hacer ni una sola foto". Este fue el inicio de Foto Periquín, una empresa familiar que nació en una sala situada encima del bar de Toribio, en plena avenida de Lairaga de Bañaderos. Después se trasladó al casco urbano de Arucas, donde se convirtió en un referente del municipio. El negocio fue creciendo y a él se fueron adhiriendo sus hermanos y Saray, una de sus tres hijas, que quiso seguir sus pasos dentro de este arte.
Pocos son los aruquenses que no pasaron por sus objetivos. Numerosas personas recordaban ayer con sentimiento cómo Periquín les fotografío para su bautizo o su boda. O quienes como Ana Cabrera destacaban su altruismo al aportar de forma gratuita las imágenes para el programa de fiestas de este año, que fue diseñado por el equipo que Pedro Sosa dirigía. Juan Pedro García, uno de sus múltiples amigos, recalcaba que "por su objetivo ha pasado la historia de Arucas" de las últimas cuatro décadas. "Para la generación que ahora tenemos 50 ó 55 años, nuestros mejores recuerdos familiares están recogidos en sus fotografías", apuntaba García, que entendía que el mejor homenaje que le puede hacer Arucas sería su reconocimiento como hijo predilecto, aunque ya a título a póstumo.
El cariño que le profesaba el norte de Gran Canaria quedó demostrado en la tarde-noche de ayer en el tanatorio Fucasa Grupo Mémora, en el barrio capitalino de Las Torres, donde centenares de personas acudieron para acompañar a los familiares de Periquín y de su mujer antes de que hoy, a las 10.00 horas, se proceda a la incineración de los cuerpos de este matrimonio natural de El Puertillo.
