Si el resultado de la votación hubiese dependido del ruido que dejaron los asistentes de unos y otros, Isabel Guerra hubiera ganado por goleada. Pero, el gallinero se convirtió en muchas ocasiones en una muestra del descrédito democrático, con repetidos insultos que desembocaron en ocasionales enfrentamientos dialécticos entre representantes de ambos frentes. "Mentiroso" y "vete ya", se repitieron en una sesión, en el que el alboroto obligó en ocasiones a detener el pleno, ante la imposibilidad de escuchar a los protagonistas.

La concejala Sebastiana González, conocida por Chicha, y que presidió la sesión por ser la concejala de mayor edad, trató de rebajar la tensión. "Vete Chica", se escuchó. Su respuesta fue más certera: "Si estoy fuera". O cuando recordó que "con caceroladas no se cambia un pueblo, sino con trabajo"

Los apoyos entre los presentes, dentro y fuera del salón, no lograron terminar de animar a la alcaldesa saliente. Su mirada aparecía perdida en el horizonte. Solo rompía esta imagen cuando lanzaba algunas reprobaciones a los censurantes, o movía la cabeza cuando se hablaba a su favor.

Al otro lado, sus contrincantes evitaban llamar la atención, revisando sus papeles por momentos.

Ya con el bastón en la mano, Gonzalo Rosario asumió el cargo con un agradecimiento al exalcalde, Juan de Dios Ramos, que también acudió al acto. Pero, sobre todo, tuvo palabras de estímulo para los empleados municipales, al entender que sobre algunos de ellos se ha sembrado la duda de su labor, al igual que con altos cargos de Aguas de Teror. Se comprometió a recuperar la concordia, e invitó al PP a dejar de lado el plano ideológico para "poner en valor lo que nos une".

Y como todo triunfador, el alcalde recibió el abrazo del secretario insular del PSOE, Ángel Víctor Torres, algunos alcaldes, y otros altos cargos. Aquí sí estaba más sola la nacionalista Isabel Guerra.