"Lo que me resulta raro es que este hombre lleve dos años sin abrir el congelador ni para coger un cacho de pechuga". Así se expresó sobre lo ocurrido Jonathan Vega, trabajador en un supermercado en Playa del Inglés cercano al complejo Betancuria, dónde se encontró, el pasado lunes, el cadáver congelado de un alemán dentro de un arcón en un trastero (número 7) propiedad de una pareja formada también por posibles ciudadanos de Alemania. Al parecer, el presunto homicida podría ser uno de los miembros de la pareja, fallecido hace un mes por causas naturales y al que se le relaciona con una supuesta relación sentimental anterior. Tanto Vega como el resto de vecinos de la zona se muestran sorprendidos ante lo ocurrido y especulan sobre posibles versiones que, por el momento, no se pueden confirmar. "La gente habla sin saber, y lo que pasó aquí sólo lo sabe la víctima, el que lo hizo y lo sabrá la policía", añade el empleado.

Al parecer, el cuerpo sin vida podría llevar dos años congelado, tiempo que coincide con su supuesta desaparición en la Isla. Fuentes consultadas relatan que el cadáver presentaba golpes en la cabeza, mientras el vecindario se mantiene en que "todo es muy raro". Así, una propietaria de un complejo cercano al lugar de los hechos determina que ha escuchado dos versiones sobre quién encontró al fallecido. "Algunos cercanos dicen que fue el viudo del que murió hace un mes, haciendo limpieza para dejar el bungaló (número 51), pero otros que fue la familia de este último después de recibir la herencia", cuenta la residente en San Fernando, a la vez que puntualiza que "es algo que no parece real".

De igual forma, Vega se muestra perplejo. Aunque hace sólo un mes y medio que trabaja en el establecimiento de la Avenida Menceyes, al lado de los bungalós Betancuria donde se llevaron a cabo los hechos, el joven asegura tener suficiente por esta semana. "Ese día vimos a la policía, todo el mundo alborotado en la calle y ahora nos han contado de todo", determina. De esta manera, la entrada y salida de clientes en el negocio hace que le lleguen gran variedad de historias, tantas que asegura "que uno no sabe que creer". "Muchos dicen que creen que el que murió hace un mes fue el que lo congeló, también que hacían fiestas y orgías en su casa y otras cosas, pero no se puede creer nada", sentencia.

Además, relata que algunos asiduos con niños se han escandalizado aún más por los hechos y le han hecho saber su temor, "porque es verdad cuando dicen que nunca se sabe al lado de quién vive uno". Apunta que los que conocían a la pareja que vivía en el complejo defienden que se trataba de "unos chicos normales, a lo suyo", pero que después de lo vivido "sienten miedo de dejar a sus hijos solos por ahí, porque a saber quién está y de lo que es capaz".

Mientras algunas familias no daban crédito a lo sucedido tras lo vivido en primera persona el lunes pasado, otras se enteraban nada más llegar al complejo para disfrutar de unas vacaciones "con sorpresa al entrar". Fueron muchos los que, nada más descargar los bártulos del coche, se encontraron con la noticia. A través de vecinos de los alrededores o de la prensa, descubrieron el caso, "más parecido a una película que a la realidad". Algunos inquilinos, desde la Península, con ganas de unos días bajo el sol y otros propietarios cuyo agosto es sagrado en la urbanización.

Por su parte, uno de los trabajadores en los bungalós asegura haberlos visto en algunas ocasiones, "aunque no mucho, porque era una pareja apartada que iba a lo suyo y casi no se hacía ver". Comenta, además, que desde el complejo se teme que baje la afluencia de clientes en el alquiler de los inmuebles que no son propiedad.

Sin duda, un caso, cuya investigación se encuentra bajo secreto de sumario, que tiene a todos los vecinos de la zona en un mar de dudas que "esperemos se resuelvan pronto", puntualizan. Aunque Vega es consciente de que "habrá que esperar meses para saber".

¿Trabajador en El Yumbo?

Algunas versiones apuntan a que la posible expareja de la víctima, y recién fallecido "por un infarto, según me han dicho", determina el empleado en el complejo, trabajaba en un pub de El Yumbo al que, supuestamente, él y su última pareja acudían con frecuencia.

Aún así, tanto los trabajadores de diferentes establecimientos en el espacio como asiduos desconocían la identidad de los mismos o su relación con el lugar de ocio. Se mostraron estupefactos y afectados por la noticia. Raúl Christian, de Rumania, lleva dos años empleado en uno de los locales y no salía de su asombro por lo sucedido. "Es muy triste todo esto", señala, mientras sus compañeros barajan posibles finales para la historia.

Así, no es el primer relato en el sur de la Isla en relación con el hallazgo de cadáveres después de años y sin esperarlo. En octubre de 2005 se dio a conocer el caso de Liselotte Norman, una anciana, también alemana, de 60 años que vivía en la y aseguraba la presencia de cuerpos sin vida en su jardín. Por ello fue, supuestamente, ingresada en un psiquiátrico de su ciudad natal. Ese año, unos jardineros encontraron los restos de un cuerpo sin vida enterrados junto a la casa.