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Un verano sobre ruedas

Los taxistas de San Bartolomé de Tirajana registran un aumento de clientes entre hoteles y playa en un verano récord - Los profesionales creen que se debe también a sus "bajas" tarifas

La taxista en el Sur de la Isla desde hace cinco años, Vanesa Pérez. SANTI BLANCO

El lleno turístico en el Sur de Gran Canaria este verano y en especial en este puente de la Virgen de agosto no solo se refleja en los hoteles. Tambhién los taxistas registran más movimiento, los restaurantes y hasta los parques acuáticos. Los turistas están por todos lados.

La parada de taxis protegida por la sombra del faro de Maspalomas es un entrar y salir constante de vehículos blancos con rayas rojas. El subir y bajar apresurado de pasajeros, sobre todo turistas, es una imagen que no cesa en todo el día. Así, los profesionales del volante aseguran que su trabajo ha notado un ligero aumento en este mes de verano y, también, respecto al año pasado, aunque, dicen, "no para tirar cohetes".

La mayoría coincide en que la tarifa que ofrecen para conocer las distintas playas o espacios y la falta de una red urbana de guaguas en el municipio hace que los turistas se decidan por sus servicios. Aún así, el transporte gratuito por parte de los hoteles en los últimos años ha hecho disminuir de forma notable su trabajo.

Entre sombrillas que se mueven inquietas, colchonetas con ganas de darse un remojón, gorras cumpliendo funciones importantes y olor a crema solar, Said Omar, de 50 años, desarrolla su labor diaria. Hace 33 años que llegó de Ceuta y se dedica a conducir su taxi desde hace diez. "Antes me dedicaba al comercio, pero con la crisis tuve que cambiarme", explica. Con sus manos sobre el volante asegura que el sector ha cambiado mucho. "Antes sí se ganaba bien, pero ahora, con dos hijas y con la vida como está, da para lo justo", explica, a la vez que reivindica que la falta de información a los turistas sobre los precios y servicios hace que no haya aún más auge, con una tarifa de día de 2,40 euros y de 2,95 de noche, "que no cambia desde hace años", remata Omar.

"Es cierto que hay más turismo este año, pero noto que se trata de familias con un nivel adquisitivo más bajo", explica. Determina que los trayectos que realiza suelen ser la mayoría "muy cortos, del hotel a la playa, de la playa al hotel y poco más, a pesar de que somos los más baratos de toda Europa". Además, lamenta el servicio gratuito de transporte que los hoteles ponen a disposición de sus clientes. "Hace 15 o 20 años que comenzó, y hemos notado un gran bajón", afirma este taxista.

Vanesa Pérez, canaria, de 37 años y desde hace cinco con un taxi , coincide con su compañero. "Lo que nos salva es que los turistas notan que es muy barato respecto a sus países y ven que es más rentable que una guagua para ir de playa en playa y, además, más cómodo", señala Pérez. Por su experiencia, se atreve a asegurar que, sobre todo, son franceses los que eligen esta opción y "se sorprenden por la tarifa". Aún así, apoya, también, que dejarlos en el lugar dónde cogen su avión "está cada vez más complicado, no se puede controlar esto con los hoteles".

La ola de calor ha sido un empujón extra, "porque muchos se negaron a ir caminando con esas temperaturas". "Alrededor de las 10.00 horas es el momento de más trabajo", añade.

No mucho más tarde, la familia Donnachie, natural de Escocia y en la Isla una semana, se bajaba de un taxi con botella de agua, flotador amarillo y demás bártulos. "La mayoría de veces cogemos taxi para bajar a la playa y volver. Son sólo cinco minutos, es muy barato y mejor para las niñas", explica Daniel Donnachie. Eso y la "simpatía" de los taxistas ha hecho que esta familia no se lo piense dos veces ni desvíe su mirada hacia las guaguas.

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