El casco histórico de la Vega de San Mateo inauguró ayer la cuarta edición de la Feria Regional de Artesanía de Patchwork con récord de participantes. A las 22 empresas que ofrecieron sus productos de costura el año pasado, se sumaron en esta ocasión seis nuevos expositores procedentes de Fuerteventura, Tenerife, La Palma y Gran Canaria. Barcelona abre el camino de la proyección nacional de la muestra. El alcalde, Antonio Ortega, propone para el próximo año ampliar el alcance del encuentro al resto del territorio español.

La Vega de San Mateo ha destacado a lo largo de la historia por su tradición con la aguja y el dedal. De las entrañas de La Bodeguilla, Las Lagunetas, La Lechuza y La Caldereta han nacido auténticas maestras de la costura.

A sus 83 años, Eugenia Santana encarna el legado artesanal que han dejado generaciones pasadas en el casco del municipio. Aprendió el oficio de coser de chiquilla, con Juanita González. Y "la necesidad" y la curiosidad se encargaron del resto. Hace medio siglo que regenta una mercería en los bajos de su casa, en la calle Doña Ramírez Cabrera. Allí ha dado puntadas a lo largo de su vida en todo tipo de telas, botones y cremalleras.

"El coser te tiene que gustar, si no es así las agujas te terminan picando", asegura la señora desde el otro lado del mostrador con una tierna sonrisa que derrite a cualquiera.

Como dice su nieta, a Eugenita "le gusta más un trapo que comer". Siempre encuentra algún retal viejo para hacer delantales, colchas, baberos o cualquier otra prenda que se le ocurra.

Al arte de unir cachitos de diferentes tipos de tela "ahora" lo llaman patchwork, pero "eso se ha hecho toda la vida". En la época de la posguerra, "aprovechábamos lo que teníamos", recuerda la costurera. "Desbaratábamos lo viejo y con los retales hacíamos ropa nueva. A veces eran trapos para que los chiquillos se revolcaran en el suelo, otras veces manteles...lo que fuera. Pero me hace mucha gracia que hoy llamen reciclar a lo que de toda la vida se ha llamado aprovechar lo que ya no sirve", explica Eugenita con plena lucidez.

Aunque se confiesa discípula de la vieja escuela, la vecina entiende que esta técnica de costura ha ganado en los últimos años terreno a otras labores, como el ganchillo. La celebración de la feria a las puertas de su comercio le parece, además, una buena oportunidad para generar "movimiento" en el pueblo. "No es tanto lo que compra la gente, sino lo que puede llegar a consumir en los bares y en otros comercios. Yo misma, por ejemplo, me daré una vuelta luego por la feria para ver lo que venden en las casetas", agregó Eugenita.

Fuera de las puertas de su establecimiento, el devenir de los visitantes retumbaba en la calle. Entre monederos y retales de todos colores, las curiosas se agolpaban en las casetas. Algunas venían "a tiro hecho" y otras simplemente a "mirar" las nuevas tendencias del sector. Esther Álvarez y su grupo de amigas de Teror formaban parte de la segunda opción. "Principalmente vengo a coger recortes para navidad. Todos los años hago un árbol de patchwork en casa. El año pasado lo hice de angelitos y este año, por lo que veo, creo que lo voy a hacer de cuadros de diferentes colores. Lo bueno que tienen estas ferias es que descubres la oferta de otras Islas y puedes comprar todo lo que necesitas en un mismo sitio", aseguró la visitante.

Entre tienda y tienda, la muestra también dejó hueco para aquellos que querían aprender a crear nuevos accesorios bajo la técnica del patchwork. "Por eso de que se crió entre costuras", Manolo Fidalgo se animó a participar en uno de los talleres que albergaba la Plaza del Pino. Entre tanta mujer costurera destacaba por ser el único hombre con una aguja entre las manos. Sin embargo, "en vez de ser una excepción" para este vecino de Las Palmas de Gran Canaria la costura debería formar parte del quehacer cotidiano masculino, como cualquier otra tarea del hogar que se precie. "Yo tuve suerte, porque mi madre me enseñó con 10 años a coser la ropa. Fue una adelantada para su época. Una feminista sin saberlo. Y a día de hoy, que ya estoy jubilado, no solo me sirve para saber coser un botón si se me cae de la camisa, sino también para relajarme", señaló Fidalgo, fascinado por la precisión y concentración que requiere esta tarea.

A lo largo de este fin de semana cerca de 40.000 personas visitarán la muestra de San Mateo, según las previsiones del alcalde. La iniciativa, organizada por el Ayuntamiento y la asociación de empresarios del municipio, ha contado este año con el apoyo de las consejerías de Industria, Comercio y Artesanía del Cabildo, que dirige Minerva Alonso, y de Transportes y Movilidad, que gestiona Juan Francisco Trujillo.