Después de varios años, ayer fue el día en el que Tani y Antonio Ojeda se cruzaron de nuevo. Ocurrió en la sala de vistas donde se celebra el juicio contra este último como presunto autor de un delito de agresión sexual a un menor en 2012, proceso en el que su antiguo vecino compareció como testigo. Los dos viejos allegados, que mantuvieron durante cierto tiempo una relación cordial de vecindad rota según Tani "por celos y envidias" del también conocido como Juan el Rubio, no cruzaron sus miradas ni durante un segundo.

Tani respondió durante casi 20 minutos a las preguntas que le formularon la fiscal del caso y la abogada defensora de Ojeda. Las dos letradas le inquirieron con insistencia acerca de la amistad que mantuvo con el acusado, su conocimiento de los hechos que se juzgan e incluso sobre el hecho de que el Rubio le hubiera inculpado de este delito.

Arrancó la fiscal, que interrogó a Tani sobre la personalidad del encausado:

-¿Usted conoce el carácter de Antonio Ojeda?

-El tiempo que estuve con él, sí.

-¿Cómo es?

-Malo, agresivo.

-¿Por qué?

-Porque me lo demostró en el tiempo el año o año y pico que estuve con él.

La representante del ministerio público quiso saber cuándo tuvo Tani conocimiento de los hechos - "Cuando la Guardia Civil me llamó", aseguró el testigo- y le leyó la declaración de diciembre de 2012 en la que Ojeda le incriminaba en el caso. "Todo eso es incierto, incierto, yo todo eso lo desconozco", insistió mientras la fiscal iba desgranando detalles de aquella comparecencia del Rubio. Aseguró que vio por primera vez a la víctima "cuando fuimos al juzgado abajo en el Sur" y que nunca más ha vuelto a encontrarse con él desde aquel momento.

La abogada defensora de Ojeda también le preguntó por los rasgos violentos de la personalidad del acusado, aunque trató de enmarcarlos en una actitud agresiva en el plano verbal y sin llegar a la violencia física:

-Cuando usted dice en su declaración "se acrecienta", ¿a qué se refiere, a que cuando se toma dos copas habla más de la cuenta y alardea?

-Se pone muy agresivo y?

-Pero agresivo ¿de qué?

-Se pone agresivo, a hablar muchas cosas raras.

-A hablar cosas. Yo cuando usted dice agresivo entiendo o puedo entender de dar puñetazos, armar follones, tener que echarle de los bares? ¿eso no?

-Llegaría a eso, pero conmigo nunca llegó a ese tema. Yo cuando lo veía así me marchaba.

-¿Cuando usted dice que esa persona es muy agresiva se refiere de palabra, de subir el tono de voz?

-Sí, de palabra y hacerse el gallo.

Durante su toma de declaración, Tani dejó clara en múltiples ocasiones su impresión acerca de la forma de ser de Ojeda. Cuando la defensora trató de que hablara sobre lo que le llamaba la atención de la cara del acusado, fue tajante: "Que es malo". "¿Y sin ser eso?", insistió la defensora. "Que es malo", repitió una vez más el testigo.

El resto de la segunda jornada del juicio estuvo dedicada a las declaraciones del equipo educativo del colegio en el que estudiaba la víctima, de trabajadores sociales y de varios agentes de la Guardia Civil que participaron en las pesquisas del caso, además de tres testigos citados por la defensa.

Las cuatro educadoras que comparecieron ante el tribunal describieron el comportamiento de la víctima antes y después de los hechos. Una de sus tutoras explicó que el niño estaba bien integrado en el aula y otra de ellas aseguró que el comportamiento del menor fue mejorando a medida que pasaban los cursos, pero la responsable del centro educativo ofreció una versión contrapuesta al asegurar que tras el verano en el que ocurrieron los hechos su carácter comenzó a empeorar.

Ayer comparecieron también 11 agentes de la Guardia Civil que participaron en diferentes momentos de la investigación del caso, uno de ellos citado por la defensa de Ojeda. A su paso por el estrado trataron de aclarar por qué el caso se paralizó tras las primeras pesquisas de 2012 y no fue reabierto hasta 2014 y aseguraron que la víctima reconoció sin dudar al Rubio como el responsable de lo que le había ocurrido cuando le fueron mostradas fotografías con varios individuos de características físicas similares a las del encausado.