En el antiguo Valsequillo si un kilo de higos no llegaba a su peso exacto se calibraba partiendo un higo más, o restando una mitad si el caso era que sobraba, hasta afinar al gramo la demanda.

Aquel dicho de 'medio jigo pa'l kilo' fue el que dio nombre a un grupo de entusiastas de la música folklórica del pueblo tras agruparse en torno a la guitarra, el timple y la folía. Un runrún que comenzó afinando instrumentos y templando voces para convertirse con los años en un galardonado grupo imprescindible de la parranda isleña.

En todo este recorrido, que según casi establecen sus estatutos tienen el sano propósito de divertir y divertirse, el principal objetivo marcado ha sido, y es, "el de transmitir nuestras músicas, y aquellas que nos han llegado, como una gran herencia cultural a lo largo de la historia, y que en Canarias siempre han tenido una significación especial y han influido de muchas maneras en nuestro sentir".

A los ocho años de andadura, Medio jigo pa'l kilo publica su primer disco, con su ilustrativo título Arrancando. Un concienzudo trabajo basado en un diverso repertorio popular con aportaciones de autores como Ignacia de Lara, Francisco Tarajano, Sindo Saavedra, Emilio Gómez, Carmelo López, Heriberto Zerpa y Manolo Matos, y músicos como Ardiel Valentín (percusión), Javi Armas (trompeta), Gregorio Jiménez (saxofón), Paqui Santana (Flautas) y Raúl Bermúdez (violín).

Del bolero a la rumba

En 2013 logran el primer premio del Concurso solidario pop, rock y algo más?, celebrado en Gáldar, y del que surgió un nuevo trabajo discográfico llamado Pa casa, ¡no!, que fue presentado en diciembre de 2014 también con un repertorio en directo que va desde el bolero a la rumba, sin olvidar el vals, la zamba, el corrido y los ritmos cubanos, y que incluye temas de Miguel Matamoros, Pablo Milanés, Alfredo Zitarrosa, Flores/Ocampo, María Elena Walsh, Agustín Lara, José Antonio Rodríguez, Felipe Valdés Leal y Manolo Matos, que aporta un Arrorró con sonidos de la tierra. En esta ocasión el grupo cuenta con la colaboración de Juan Santana (guitarra), Eduardo García (flauta y acordeón) y Borja Matos (percusión latina y vihuela).

Así, hasta llegar al pasado año, en que destacó la participación del grupo en el musical Al ritmo de corazón, estrenado en Valsequillo, y celebrado posteriormente en el campo de golf El Cortijo, en Telde.

Y ahora ofrecen su espectáculo musical Entre idas y venidas, este sábado día 19, en dos funciones, en el teatro Jacinto Suárez de Valsequillo, a modo de celebración de su 16 aniversario. Entre idas y venidas, que se estrenó en 2011 con otro nombre estaba concebido, "para sorprender a nuestros seguidores y nos enriqueciera a nosotros con más disciplinas y estilos". Por ello recurren, entre otros, con colaboradores como el grupo de baile de la Escuela de Folklore de Valsequillo, José M. Montero, Chencho Navarro y María Dolores López como actores.

Entre idas y venidas vuelve más centrada esta vez en algo de lo que muchos canarios vivieron: la emigración, "pero desde la nostalgia, la alegría y los recuerdos gratos", según afirma el grupo.

Es un viaje músico teatral a través de las ondas de la radio de doña Lola, que se acerca a la radionovela, compañera de muchos ratos de ocio y cotidiano de la vida de hace apenas unas décadas y que se sumerge en la vida de Luis, uno de tantos canarios que decide emprender camino a otras tierras en busca de un mañana mejor.

Son sueños y desesperanzas, ritmos y tradiciones, penas y alegrías, en un espectáculo "que pretende ser una herramienta para el disfrute, el aprendizaje, el encuentro y el reencuentro", gracias a las aportaciones de personas y colectivos, "que hicieron una gran labor en la vida musical del pueblo", según añaden, "como Roque Grande o Almogarén, y de aquellos que, simplemente participan porque, al igual que nosotros, les mueve la ilusión y las humildes ganas de disfrutar haciendo lo que les gusta".

De momento sólo quedan entradas para la sesión de las 22.00 horas, que se pueden adquirir en el Spar de Valsequillo, en el cafetín de la laza Tifariti, en la panadería San Miguel o el sábado en la taquilla del teatro Jacinto Suárez.