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Entrevista a Guillermo Perdomo Hernández

"Tomás Morales es el verdadero poeta heredero de Rubén Darío en España"

"Esto es Canarias, somos cueles con nosotros mismos, despreciamos lo que tenemos dentro", apunta el nuevo director de la casa museo Tomás Morales

Guillermo Perdomo Hernández, en la casa museo de Tomás Morales en Moya. LP / DLP

¿Qué supone para usted el nombramiento?

En principio es la oportunidad de conseguir un lugar donde difundir un poco más la cultura canaria, que es a lo que yo me he dedicado principalmente, sobre todo la literatura. Es una plataforma ideal para potenciar la escritura en Canarias a través del Modernismo y Tomas Morales.

¿Cree que la figura de Tomás Morales está suficientemente reivindicada y reconocida?

No. En eso soy rotundo. Tomás Morales puede ser el baluarte del Modernismo en España y sin embargo España no reconoce la valía de Morales y alude a que es un epígono, que fue muy tarde, para descartarlo, porque Morales no cabe en su planteamiento.

¿A qué se debe ese desconocimiento?

Eso pasa mucho con la literatura en Canarias pero Morales es el claro ejemplo de que el planteamiento cronológico español no coincide exactamente con el canario. Y en ese desfase Tomas Morales sale verdaderamente perjudicado.

¿Quién es Tomás Morales para usted?

Morales es un poeta de una proyección increíble y el verdadero heredero de Rubén Darío en España. Eso es incuestionable.

Darío sí está reconocido en España.

Rubén Darío es el gran poeta, es el máximo poeta contemporáneo, el mejor poeta del siglo XX quizá. Pero lo que es paradójico es que cuando das en Secundaria el Modernismo español incluyes a Rubén Darío, que no es español, sino nicaragüense. Y teniendo la figura de un español como Morales, sin embargo lo descartas.

Sin desmerecer la figura de Rubén Darío.

Evidentemente, claro, claro. Pero no se explica que en la literatura de bachillerato no se aproveche una figura como Tomás Morales, y sin embargo recurren únicamente a Rubén Darío. Esa es la pena, que teniéndolo no se aproveche mas.

¿Nadie ha sabido valorarlo en su justa medida?

Solo ha habido un proyecto que aunó ese criterio y concretamente es un proyecto hecho por el que es hoy director general de Cultura del Cabildo, por Oswaldo Guerra. Dentro del grupo Anaya consiguió meter a Morales dentro de su contexto real.

A Tomás Morales no se le ha valorado bien en la España peninsular, pero tampoco en Canarias.

Esto es Canarias, somos crueles con nosotros mismos. Pero eso no quita para que sigamos insistiendo. Si conocemos cualquier cosa que venga de fuera y despreciamos y minusvaloramos lo que tenemos dentro. Es un defecto que tenemos. Podríamos discutir por qué tenemos ese defecto.

Con Galdós pasa lo mismo.

Ahora mismo estoy en la casa Pérez Galdós. Tenemos un escritor como Galdós y la gente salta con eso de que no quería ser canario y tal. Le ponemos todos los peros.

Se recurre a anécdotas o leyendas que no están muy claras.

Sí, como la de sacudirse el polvo de los zapatos cuando llegó a Madrid. Recurren a maniobras un poco de isleñismo, podríamos decir.

Eso ocurre también con otros autores canarios. ¿Se puede ser un buen literato sin salir de la isla?

Yo tengo una teoría. El problema que tenemos es que estamos manejando dos códigos distintos: el código canario y el código español. Al incluirnos en el código español, ellos son mucho mas grandes y más amplios y les cuesta más porque no es exacto. Nuestro código está inmerso en una tradición distinta con unas visiones distintas y una expresión distinta que a veces ni siquiera se capta.

¿No nos entiende fuera?

A veces nos confunden y nos dicen que tenemos un humor inglés. No, no, nuestro humor no es inglés, es un humor isleño. Y luego está la forma de poetizar, que nos dicen que somos muy barrocos. Pues lo seremos en nuestra forma de hablar. Pues dentro de ese margen nuestras conexiones con Hispanoamérica son mucho más evidentes y mas claras que con la Península. Con la Península mira que lo hemos intentado a lo largo de los años y de la historia, pero los criterios que nos dan no valen. ¿Acaso somos inferiores en calidad, somos peores? A mí eso no me vale.

Por su puesto que no somos peores.

Si nos ponemos duros sería hasta un acto discriminatorio. ¿Qué pasa, que los canarios somos peores? No, no me lo creo.

Por eso usted habla de articular una conexión con Latinoamérica y la Península.

Claro. Tenemos que volver a retomar el Modernismo, que es un movimiento universal. Canarias jugó un papel muy importante cuando Morales. En la Península se le descubre y se ve la impronta que tiene, pero pasado el tiempo todo se olvida, se va dejando.

La distancia es el olvido.

Sin embargo, es de los escritores que más huella y recuerdo ha dejado. En cambio Alonso (Quesada) no ha tenido tanta suerte, pero son cosas distintas. Tomás dejó huella y mi idea es trabajar en equipo, cómo convivieron y ver qué papel juegan realmente en los contextos hispánicos. Lo que queda es hacer esa revisión del Modernismo.

Usted sucede a una persona que ha estado muchísimos años en la dirección de la casa museo Tomás Morales: María Luisa Alonso.

Sí, es una persona que ha estado al frente treinsta años, desde la fundación. Ha visto crecer, desarrollarse y un poco envejecer la casa museo. Gran parte de lo que tenemos hoy se lo debemos a ella. Yo le tengo una admiración enorme por el trabajo que ha hecho.

Ha dejado alto el listón.

Lo ha dejado alto, muy alto. Pero está muy alto no solo por la casa museo sino por la proyección que le han dado a Morales. Se ha sacado una edición crítica y han colocado a Morales dentro de la colección Cátedra de Letras Universales. Han hecho una traducción buenísima al inglés y otra bastante buena al francés. Han editado el texto teatral 'La cena de Betania'. La presencia de Morales va a estar bastante colmada durante unos años. Habrá que reinventarse un poco.

Es un buen reto al que se enfrenta ahora.

Sí. Tenemos una perspectiva nueva, podemos darle un giro a la casa museo en cuanto a que sea más didáctica, diseñarla para que nuestros jóvenes y visitantes puedan conocerla con mayor profundidad y puedan entender mejor lo que supone el movimiento modernista.

¿El Cabildo le ha puesto alguna limitación o tiene la absoluta confianza del consejero para trabajar con total libertad?

En principio no hay ninguna cortapisa, todo lo contrario. Todo ha sido apoyo. Me siento protegido y respaldado por la corporación.

O sea, que es un desafío ilusionante.

Sí, la verdad es que es un proyecto que cojo con suma ilusión. Con muchas ideas y con ganas de trabajar ya para hacer algunas cosas que había pensado.

Tiene usted un currículo que le avala.

Yo suelo hablar poco de mí. Aquí trabajar es costoso, publicar también y sacar tiempo para la investigación es duro cuando te dedicas a otra cosa. A medida que he ido trabajando he intentado sacar las cosas siempre con esa idea de rescate de escritores olvidados.

Como Tomás Morales, Saulo Torón, Félix Delgado, Claudio de la Torre o Pedro Perdomo Acedo.

Son escritores que no son de primera línea, pero porque a mí me ha interesado siempre la segunda línea, esos autores que la gente olvida.

Olvidados pero no faltos de calidad.

Y que siempre aportan. Tienen un aporte que no vemos. Muchas veces las figuras eclipsan a los que están detrás y nos quedamos muchas veces con una primera impresión y no escarbamos. Yo me he dedicado a escarbar, sobre todo. Esa ha sido mi intención para ver lo que había por detrás o por debajo y ver qué podía encontrar.

Suena muy literario.

Escritores olvidados, escritores que han publicado en periódicos y que he recopilado sus artículos para darles formato de libro. Es una labor de investigación, pero intentando que esta labor, que nunca está pagada, tenga un poco de sentido. Esos escritores han trabajado mucho y el mayor homenaje que podemos ofrecerles es ponerlos ahí en un libro.

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