Lady Di es recordada en Artenara y, es esa la forma, en la que Amalia Fernández e Isabel Mateo ponen fecha al comienzo de su andadura juntas en la procesión de la cuevita. Estos días se conmemora los 20 años del fallecimiento de Diana de Gales, que coincide con la primera vez que Isabel Mateo, natural de Las Palmas de Gran Canaria, acudió a la fiesta grande del municipio cumbrero.

Una fiesta sagrada y, que cada año, está marcada en rojo en el calendario de todos los artenarenses hasta el próximo, "si Dios quiere", puntualiza Lucía García, quien a sus 85 años, lleva toda una vida acudiendo a visitar a La Virgen de la Cuevita y disfrutando de las fiestas en su honor.

En la iglesia el aforo estaba completo y los que no podrían entrar buscaban un poco de sombra en la que refugiarse aunque el calor había disminuido, respecto a los días anteriores, el abanico era el complemento perfecto para todas las vecinas. La tónica de las fiestas de La Cuevita es regresar a casa para todos los vecinos que han establecido su domicilio en otra zona de la Isla, mientras que otros lo hacen por devoción, y todos se mezclan con los turistas que mapa en mano acuden a conocer las bellezas del municipio.

"La primera vez que vine recuerdo que estábamos en el garaje de casa sacando el coche cuando nos enteramos del fallecimiento de Lady Di [31 de agosto de 1997] fue algo traumático que nos impactó", rememora Isabel Mateo, su primera vez en la procesión de la Virgen de La Cuevita. Junto a ella su amiga, Amalia Fernández, quien le inculcó la pasión por las fiestas de Artenara. "Mi madre es de aquí y desde pequeñita vivo estas fiestas. Me vine desde el jueves y me quedo para disfrutarlas". Aunque en esta ocasión el calor no le ha permitido vivirlas en su plenitud. "Ha hecho tanto calor estos días que era casi imposible salir de casa. Por ejemplo, ir a la fiesta de la espuma era casi imposible, pero hoy, -ayer para el lector- el día está mucho mejor", añade Fernández.

Unas fiestas en las que la tónica de todos los vecinos es regresar a 'casa' y encontrarse con aquellos que hacen tiempo que no ven. "A mi lo que más me gusta es ver a la gente que hace tiempo que no veo", deja claro Fernández, mientras saluda efusivamente a un amigo de su infancia.

Son días de celebraciones, de besos y abrazos, de reuniones y de una pregunta que se escucha en cualquier lugar de la plaza: "¿Qué tal te va todo?". Son pocos los vecinos que se han quedado en Artenara, pero son muchos los que regresan estos días de celebración y cuentan con una casa en la que quedarse unos días o todo el mes que perteneció a sus padres o abuelos.

Una de las muchas que regresa a casa es Estefanía Pérez. Ella fue candidata a reina del carnaval en 2014 y quedó en tercera posición representando a Gran Canaria Accesible y Asociación de Personas Sordas de G.C.

En estos días festivos regresa al lugar de veraneo de su infancia. "Cuando era pequeña venía todo el mes de agosto y vivía las fiestas desde el primer día, pero ahora solo vengo algún fin de semana para relajarme".

A pesar de que ahora vive en Las Palmas de Gran Canaria no olvida sus orígenes y es fiel a las fiestas de La Cuevita. "Vengo todos los años a las fiestas, como por ejemplo, anoche a la verbena". Y si hay algo que recalca Estefanía Pérez es que "antes no tenía coche tenía que coger una guagua hasta Teror y después hacer transbordo para venir. Ahora por suerte tengo coche y es más fácil".

Ella es un ejemplo claro de que los devotos de la Virgen de la Cuevita no les importa la distancia ni el tiempo que empleen en llegar hasta Artenara que siempre van acompañarla en su día grande porque la tradición de La Virgen de la Cuevita se remonta a más de un siglo atrás, una fe que puede con cualquier circunstancia.

Su casa tiene una posición privilegiada justo enfrente de la iglesia, donde se agolpan todos aquellos que buscan un poco de sombra para combatir el calor. Por lo que Estefanía con su sonrisa y amabilidad saca las sillas de casa de su madre para que la espera se haga más amena. Es así, con hospitalidad, como en los barrios reciben a todos los visitantes.

Días en los que se reúnen familias, amigos y conocidos en unas calles que albergan numerosas historias de pequeños y mayores, alguno como Daniel mira a su madre sorprendido ante la numerosa gente que se ha dado cita en la procesión.

Unas tradiciones que pasan de padres a hijos y que les acompañan durante toda la vida. "Yo tengo 85 años y llevo viniendo desde que era una enana", apunta Lucía García, testigo directo de la evolución de las fiestas. "Es como el norte y el sur, ahora son completamente diferentes a como eran antes. El poder adquisitivo ha variado enormemente ahora hay más que antes y eso se nota a la hora de organizarlas".

Una procesión que culminó con los acordes que marcó la banda con todos los vecinos reunidos en la plaza del pueblo y al grito de: ¡Viva la Virgen de La Cuevita!. Ayer, después del último paseo de la santa patrona por el empedrado urbano del pueblo, se celebró al caer la tarde la subida. La Virgen regresó a su camarín arropada por todos sus fieles.

Amalia Fernández e Isabel Mateo

"Venimos juntas a la procesión hace veinte años, lo calculamos porque aquel día nos enteramos del fallecimiento de Lady Di"

Vecinas de Las Palmas: Amalia Fernández, natural del municipio de Artenara, lleva toda la vida acudiendo a las fiestas de La Cuevita. "Desde que era una niña vengo, no fallo nunca". A su camino desde las Palmas de Gran Canaria, donde reside ahora, se unió Isabel Mateo. "La primera vez que vine me enteré del fallecimiento de Lady Di, desde ese día soy fiel".

Estefanía Pérez

"Siempre vengo a las fiestas de La Cuevita, cuando era pequeña estaba todo el mes aquí, pero ahora solo vengo los fines de semana"

Profesora de lengua de signos: Estefanía Pérez acostumbraba a veranear en Artenara cuando era pequeña, pero ahora tiene su residencia en Las Palmas. "Vengo de vez en cuando a pasar un fin de semana y en las fiestas, la visita es obligada". Ella cada año cumple con la Virgen de La Cuevita aunque no siempre lo ha tenido fácil. "Antes tenía que coger dos guaguas para poder llegar".

Lucía García

"Desde que tenía cuatro años llevo viniendo y ya tengo 85 años. Las fiestas han sufrido un grandísimo cambio"

Vecina de Las Palmas: Lucía García de pequeña veraneaba el mes de agosto en el municipio, donde comenzó su fervor por las fiestas de La Cuevita. "Ya no estoy aquí el mes de agosto, pero siempre vengo para las fiestas que son sagradas" y espera que la salud la acompañe para "el año que viene si Dios quiere estaré otra vez aquí".