Unas 2.000 personas arramblaron ayer sábado a Caideros de Gáldar con el aroma del cordero marcando la ruta de las medianías, para participar en la primera jornada que se le dedica a este conduto en la isla de Gran Canaria.

Una iniciativa de Productores de Queso del Norte (Proquenor) con la que acertó en el centro de la diana y de la que se llegó a decir que hasta habían contratado la neblina que puso la guinda del ambiente a uno de los platos más típicos de Navidad.

Con la colaboración del Cabildo de Gran Canaria, los tres ayuntamientos -de Gáldar, Guía y Moya- que han acordado turnarse para acoger la cita anual, y la asociación Montaña el Agua de Caideros, se logró un lleno absoluto que sobrepasó las 1.600 plazas de capacidad de una carpa capaz de suplantar a un hangar de avionetas e instalada en el pago galdense, mientras muchos de los vehículos que llegaban pasada la una de la tarde tenían que continuar ruta, cuando no frenar en seco y dar la vuelta por falta de aparcamientos.

Y de menú, pues de todo. Desde una chuleta de cordero con cuscús de mojo cilantro, a albóndigas con compota de batata, caracajas con hígado de la misma especie, o gyozas japonesas de carne de cordero guisada, toda bien desmenuzada y cocida al vapor, acompañadas con puré frío de papa y salsa.

Todo esto, a cargo de una de las entidades que participaban de la bacanal, el departamento de Hostelería y Turismo del instituto de Santa María de Guía, con 16 aplicados alumnos comandados por el profesor y jefe del departamento, Marcos Pérez.

Unos metros más al fondo, la Sociedad de Cazadores de Gáldar, que del tema conoce un rato. Ahí estaba Alberto Moreno, de Tres Cruces y 16 años, explicando las condiciones de su corderito en salsa, con el refrito de pimiento verde y rojo, su cebolla, la pizca de ajo, el rehogado el vino blanco y un chipi-chipi de orégano, tomillo, laurel y "agua al gusto". Total, 150 kilos de cordero en salsa que iba saliendo a granel de las perolas.

Rián al lado. Asador Yolanda, de Cruz de Tejeda. Habla Luis Rodríguez, que presenta su lingote de cordero deshuesado. Un sin palabras, con culi de maracuyá en proporciones mastodónticas, para 600 personas. "Éxito total", sentencia Luis con una sonrisa de oreja a oreja. A ver qué pasa en el siguiente, en el restaurante Sibora de Fontanales. Alonga de entre los fogones y la clientela Yolanda Báez, con su cordero al horno en salsa. De nuevo, un colchón de cebolla, pimiento y zanahoria sobre el que se acuesta al cordero troceado. Lo echa a dormir con papas fritas y un majado.

Así, hasta cubrir ocho bandejas tamaño XL de las cuales cuatro ya iban fritas a la una de la tarde. En éstas que llueve más de la cuenta y entra en la carpa otra oleada de público pero que debe dejar paso a otra remesa extra de bebidas para maridar el atracón.

Otro puesto más. El que gestiona Mary Vega Gil y Esmeralda Santana. Arrancan con una receta muy de la tierra: ajo, pimienta, sal, tomillo y aceite. Un infierno de fuego y punto. "Superfácil", sentencia Esmeralda, pero no tanto como la velocidad a la que va saliendo el invento, con una caterva de 20 corderos de siete kilos cada uno que van esfumándose como cuando la propia neblina se posa en Caideros. Ahí, acaba la carpa en la línea de babor, justo donde se muestran diferentes formas de despiezar al animalito, con profesor incluido.

Remataba el asunto las tortillas de carnaval preparadas por las vecinas de Caideros que salían de la sartén en volúmenes de tongas. "Las 225 que traje yo no fueron vistas", declaraba Amada Mendoza, cuyo nombre nunca estuvo mejor puesto. Así como el punto en el que se despachaba queso a ritmo de fábrica de tornillos, con hallazgos espectaculares, como un queso de flor de leche de vaca que no se sabía si era mejor comerlo o retratarlo. Teodoro Sosa, alcalde de Gáldar, Miguel Hidalgo, consejero de Soberanía Alimentaria, o Vielo Jiménez, comandando a los pescadores, así como representantes de Tejeda, -que se quieren apuntar para próximas ediciones-, elogiaban entre plato y plato una ocurrencia que sí, que irá a más.