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Minerva de León, la arquitecta que acaricia el cielo

La isleña firma la remodelación de espacios de oficinas en los mejores edificios de la City londinense. Con sólo 27 años ha trabajado en el diseño interior de la torre The Scalpel

Minerva de León, la arquitecta que acaricia el cielo

Minerva de León Rodríguez nació con el don de las tres dimensiones un 11 agosto de 1990 en la capital grancanaria. Desde muy pequeña, primero en el colegio Marpe, y luego con el bachillerato en el instituto de San Mateo, De León fue solidificando tal afición por la arquitectura que allí donde otros pasean para coger aire, ella catalogaba edificios y estructuras.

Para ejemplificar esta patología baste citar que para ella, jugar con su hermana "era construirle una casita a su muñeca", cuando no a montar estructuras con bloques de colores, es decir, que la Arquitectura en Minerva, "pues venía de fábrica".

Un paisaje bien amueblado era un parque donde soñar. "Mi padre es de Lanzarote y solíamos ir los veranos a Famara, a bañarnos y jugar en el jable, y me llamaba muchísimo la atención aquél paisaje de contrastes, negro, rojo, salpicado con su arquitectura blanca minimalista, que junto con Las Canteras, es lo que hoy más hecho de menos". Minerva asegura que siempre le ha gustado dibujar, "pero sobre todo armar las cosas en tres dimensiones", algo que años después sería una pieza clave de su carrera profesional.

Así que la única duda sobre su futuro universitario no era el qué, sino era el dónde. "Estaba indecisa y no sabía si quería estudiar aquí o irme fuera. Después de mucho debatirlo escogí quedarme y fue la mejor decisión que pude tomar. Y ahí quiero recalcar que en España hay un nivel muy alto y que de Gran Canaria salí muy preparada. Me acuerdo muy bien de todo lo que nos enseñaron sus profesores y están al mismo nivel, si no más en algunos aspectos, que en el resto de Europa".

La grancanaria subraya que en la facultad de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria "no se limitan a impartir diseño, sino que te inculcan a comprender todos los aspectos involucrados en la edificación, a entender el proceso constructivo como un todo, de manera que hoy me puedo comunicar perfectamente con un ingeniero que habla de sus estructuras, y noto que en Europa no existe tanta profundización".

Minerva obtiene en el curso 2011-2012 una beca Erasmus para estudiar en Roma, toda una fiesta arquitectónica. "Me encantó conocer otro tipo de enfoque, el de la restauración, algo que me aportó muchísimo, aparte de la experiencia personal de salir a conocer otra cultura, lo que también debo a mis padres, que desde pequeña me insisten en aprender idiomas, por lo que vine muchos veranos a Londres a estudiar inglés".

El expediente académico se cierra con becas del Ministerio de Educación año por año, y lo remata con otras dos becas, una de colaboración y otra de investigación, ambas en la ULPGC bajo la batuta del catedrático de Proyectos Arquitectónicos José Antonio Sosa Díaz-Saavedra.

Con él hará también el proyecto de fin de carrera: "un hotel ecológico enmedio de las plataneras de Llanos de Aridane, propuesto al Ayuntamiento y que fue publicado en el libro Paisajes Mixtos".

En 2014 termina la carrera, que la convierte en Master en Arquitectura. "Cuando empecé en 2008 arrancó la crisis, y pensé que para que cuando terminara de estudiar cambiaría el panorama, pero qué va. Así que me lié la manta a la cabeza y motivada por mi madre me vine a Londres a perfeccionar el idioma y probar suerte".

"Y la tuve". A través del programa Erasmus Prácticas trabaja en la firma AMBS Architects. "Uno de sus jefes es de Irak, otro londinense y otro español, una mezcla que me gustó muchísimo, además de coincidir en ese estudio con otros tantos soñadores como yo".

Allí entra a lo grande, con un ambicioso proyecto comisionado por el propio gobierno irakí para levantar una nueva ciudad dedicada a la juventud, con instalaciones deportivas, universidades, residencias..., "pero que no llegó a construirse por la crisis del petróleo, aunque está todo preparado para iniciar los trabajos y solo queda el visto bueno para ello".

Pero, "en vez de dedicarme a proyectos que no se sabían si se iban a construir o no, decido combinar un poco mi área profesional y entré la empresa Trehearne Architects, que se dedica sobre todo a los edificios de oficinas en la City de Londres".

Minerva de León se encuentra en estos momentos implicada en la remodelación de espacios en nuevas y antiguas construcciones, o en extensiones, y ha participado en proyectos emblemáticos como el realizado en The Scalpel, una fenomenal torre de 190 metros de altura y 40 plantas que comparte espacio con el Leadenhall y el Willis Building, este último firmado por Norman Foster.

Además dirige su propio equipo para otros tres proyectos en sendos edificios de oficinas también en el área de la City, algunos empezándolos casi de cero, "echándolo todo abajo salvo la fachada y otros extendiendo plantas o remodelando espacios".

La isleña asegura que le gustan "los desafíos enormes y de mucha gente como el del rascacielos, pero también encuentro mucha satisfacción en decidir qué se hace y qué no en mis propios proyectos".

Además lo hace con un sistema, que ya es obligatorio en Europa pero que aún no ha entrado con fuerza en España, y que supone la horma de su zapato. El Building Information Modeling (BIM), imprescindible para los construcciones más ambiciosas del planeta como el nuevo aeropuerto de Estambul, que será el más grande del mundo, la próxima Expo de Shangai, o la impactante fábrica de joyería que Bulgari plantea en Italia.

Aquellos tacos de madera de colores con los que Minerva le hacía casas a la muñeca de su hermana era en realidad un BIM primigenio que ahora ofrece un complejo software a través de flujos de trabajo inteligentes y conectados. Así es capaz de 'levantar' un modelo virtual de tres dimensiones -frentes a las dos del tradicional AutoCAD-, con sus plantas y secciones de tal forma, "que todos los agentes intervinientes en el proceso de fabricación -ingenieros, arquitectos, constructores y clientes-, pueden observar los cambios en el proceso constructivo a tiempo real".

"Esto significa", explica De León, "que si quito una puerta en mi pantalla esto lo ve en su modelo el ingeniero, de tal forma que todo se desarrolla de una manera más intuitiva, se reducen los costos y se evitan los retrasos, porque ahora no te encuentras, por ejemplo, que de repente una viga va a interferir en la instalación de una ventana".

La isleña acumula tres años utilizando el sistema BIM "y es una experiencia que espero aportar a Canarias, donde pienso volver porque no hay otro lugar como el nuestro". Aunque no de momento, "porque tengo 27 años y estoy disfrutando de las posibilidades que me brinda una ciudad como Londres". Eso sí, también reflexiona sobre las escasas capacidades de empleo y de encajar a los profesionales en el mercado laboral español.

"Me da rabia", sentencia, "porque a pesar de haber sido una alumna becada por un Estado que me ha brindado una excelente formación no he podido crecer profesionalmente en mi país. He logrado becas de colaboración e investigación y resulta que la mejor opción ha sido irme porque obviamente no puedo hacer rascacielos en Canarias."

En cualquier caso, y en un 'no hay mal que por bien no venga', "también estoy mejorando mi formación en un ambiente de trabajo en el que me impresionan las cantidades de dinero que se mueven para emprender desafíos pero, eso sí, sin perder el norte y siempre con el ojo puesto en mis islas" .

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