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San Bartolomé de Tirajana

El Ayuntamiento compra a Caixabank el hotel rural La Hacienda del Molino

La entidad bancaria pone en venta el inmueble de Tunte, a raíz de un embargo, por 280.000 euros

Fachada del hotel rural La Hacienda del Molino, en el casco urbano de Tunte. SANTI BLANCO

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha comprado a Caixabank el hotel rural La Hacienda del Molino por alrededor de 280.000 euros, con el objetivo de sacar a concesión su explotación y potenciar así el turismo rural en el casco de Tunte, donde ha aumentado la demanda de este tipo de alojamientos. Este establecimiento hotelero lleva cerrado desde hace cinco años y se lo quedó Servihabitat, inmobiliaria de esta entidad financiera, al ejecutar unos embargos que no afrontaron los últimos propietarios.

El alcalde Marco Aurelio Pérez explicó que, con esta operación, el Ayuntamiento busca crear un núcleo de gestión de toda la oferta de turismo rural de esta localidad para dar calidad al producto y crear sinergias en torno a esta oferta turística, lo que a su vez contribuirá a reactivar la creación de empleo en Tunte. Este sería el segundo hotel propiedad de la corporación tirajanera, pues también es titular del Hotel Las Tirajanas, que gestiona el grupo Santana Cazorla.

El hotel La Hacienda del Molino cuenta con ocho habitaciones decoradas al estilo rústico, dos dobles y seis con camas individuales. También dispone de un museo etnográfico, una sala de lectura, un patio típico canario con balcones de madera y flores, además de un restaurante especializado en comida canaria. Las habitaciones fueron bautizadas con los nombres de los pueblos de San Bartolomé de Tirajana como Ayacata o Taidía, entre otras.

Se trata de un inmueble de dos plantas, con una superficie de 858 metros cuadrados, que se localiza en la calle Fernando Guanarteme de este pago, justo enfrente de la iglesia de Santiago de Tunte.

El molino fue propiedad de la familia Yánez y lo adquirió Ismael Guerra, un funcionario al que le encanta rehabilitar casas antiguas. Tras reformarlo lo estuvo gestionando con su socio Fernando González, que se hizo cargo del negocio de restauración y al que le terminó por vender su participación. "Era un antiguo granero que estaba casi todo destruido, que tenía hasta su estanque", destacó el promotor. En el antiguo estanque, hecho en piedra, es donde está instalado el comedor del restaurante, en el que precisamente se ha mantenido toda la cantería de las paredes y las vigas de madera de los techos altos.

Guerra añadió que poner en marcha este antiguo molino supuso un trabajo costoso, ya que el inmueble llevaba años abandonado, pero dijo que finalmente a medida que iba tomando forma la tarea resultaba alentadora. Comentó que hay bastante demanda de este tipo de establecimientos en Tunte porque hay ciclistas. Y sobre todo senderistas y aquellos que practican deportes de aventura y de montaña que les gusta descansar en este pago, que además de la tranquilidad cuenta con la ventaja de que dispone de guaguas para acercarse a la zona turística o cualquier otro sitio cercano.

También aseguró que el negocio funcionaba bien precisamente porque hay mucha demanda, pero no quiso dar detalles de los motivos por los que su socio, al que le vendió el 65% de la sociedad, no consiguió mantenerlo en pie, y debido a las deudas que contrajo se lo terminó quedando la inmobiliaira de Caixabank.

Con todo, Ismael Guerra contó que precisamente en estos momentos está terminando de rehabilitar una antigua casona en Tunte, que son tres viviendas, que a partir de la primera quincena de enero se presentará para ponerlas en explotación.

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