Con la ventanilla del coche bajada, Yan Marina Quintana observa el paisaje de Los Llanos de la Pez a la vez que apura el contenido del caldero que sostiene en su regazo. Del interior de su vehículo emana un rico aroma a puchero que no está recién hecho, pero casi. Y es que acaba de calentar en "la busi" una fabada de lata para degustarla junto a su marido José Trujillo y su hijo Javier, de siete años, mientras disfrutan de la nieve que poco a poco ha ido formándose a lo largo de la mañana. "También hemos traído jamón, queso, bizcocho y leche con Cola Cao para la merienda", cuenta divertida la matriarca de la familia que desde la noche anterior [del domingo] tenía prevista la excursión que se inició con una primera parada en el Materno Infantil para ver cómo evoluciona el crecimiento del bebé que en tres meses vendrá al mundo para unirse a sus vidas.

El chorreo de coches es una constante en el cruce donde a primera hora de la mañana se estableció el límite para los vehículos. Sin embargo, el corte de la carretera en el tramo que discurre hacia el Pico de Las Nieves no es impedimento para todos aquellos que están ansiosos por ver el fenómeno meteorológico que, aunque sucede casi anualmente en la Cumbre grancanaria, contrasta con el estereotipo de sol y playa que se tiene fuera de Isla. Los Trujillo Quintana están entre los que cruzan a pie las lindes prohibidas para los neumáticos en busca de una mayor capa blanquecina. La de la pasada jornada no fue la primera vez que los también vecinos de Vecindario se colocaron los abrigos para ver nevar. "Solemos venir siempre que pasa porque nos encanta", aseguran durante el almuerzo. Tanto es así que cuando el pequeño Javier tenía más o menos un año se hicieron una ruta de la nieve a la que siguieron la pista "primero en Tenerife, luego en La Palma y, por último, aquí".

Esquiar

Otro que está encantado con la bajada de temperatura, que en la Cruz de Los Llanos no supera los tres grados, es José Ghaoui. De hecho, también ha llenado el maletero de víveres como "para dos días" porque su firme intención es no abandonar la zona en el caso de que la cosa se ponga aún más fría. De ser así, sería la oportunidad idónea para estrenar en su tierra los esquís que tantos buenos momentos le han hecho pasar en Sierra Nevada, Andorra o Checoslovaquia, entre otros lugares. "Aquí es difícil, a no ser que se cree una buena capa de nieve con la que se podría bajar esquiando perfectamente, aunque habría que subir a pie", explica quien también lleva la indumentaria adecuada para esquiar que, en cierto momento, le hace ser la única persona con calor de toda la Cumbre.

A pesar de las expectativas, Ghaoui es consciente de la realidad. "Aquí siempre se puede esquiar sobre el agua, como hago yo en Las Canteras y el Muelle Deportivo", se consuela ante la certeza de que sus esquís van a servir más como atracción que como diversión. La novelería llamó la atención, entre otros muchos, a Ana María Coalla, que no pudo evitar pedirle permiso al propietario de las tablas para hacerse una fotografía junto a ellas. Al igual que Ghaoui, la mujer también ha practicado el deporte de montaña tanto en Granada como en el país vecino. Por eso ayer no dudó en arrastrar desde La Garita a su marido Nikol hasta lo más alto que se podía llegar con el coche para disfrutar de la nieve. "A mí me encanta la naturaleza, ya sea con sol o frío", asegura mientras inspecciona el paisaje con sus propias manos. Su pareja, por el contrario, prefiere mantenerse en calor dentro del coche en cuyo maletero comparten espacio el bolso de la playa y el de la ropa del campo. "Como no sabíamos si habría nieve, cogimos las dos cosas para irnos si no al Sur a disfrutar del día libre", señala sin ocultar el entusiasmo que le produce haber cambiado la toalla por el gorro y la bufanda de lana.

Algo menos preparada iba María Sánchez, a quien los copos le pillaron de imprevisto durante una excursión que inicialmente iba a ser solo hasta San Mateo. "Al final decidimos llegar hasta aquí y ha sido una casualidad haber llegado justo cuando estaba nevando y ha sido un momento precioso", comenta de camino a su vehículo para escapar del frío.

Desde Telde también subieron hasta la Cruz de Los Llanos Dácil González y Ruimán Mateo, no sin antes comprobar que las previsiones meteorológicas se cumplían para no dar un viaje en vano. Ellos también tienen la suerte de estar en día de descanso laboral con lo que Mateo por fin pudo disfrutar de ver parte de su propia tierra cubierta de blanco. "Yo suelo venir siempre que nieva", asevera González antes de continuar con el paseo que también les llevó a adentrarse a pie unos metros más allá de los límites establecidos para el tráfico.

Ayer también hubo un grupo de valientes que dejó el coche aparcado en el cruce y caminó hasta el mismo Pico de Las Nieves, sorteando viento, granizo y un descenso de temperatura a medida que se ascendía por el húmedo asfalto. Nada de eso impidió a los jóvenes de 18 años Kevin Hernández Suárez y José Luis Marrero llegar hasta el final del trayecto donde intentaron hacer un muñeco de nieve que finalmente no cobró vida por el frío que para ambos no es muy familiar. "Es la primera vez que veo la nieve, así que tenía que aprovechar", confiesa Hernández bajo la manta con la que, al igual que su amigo, se cubre el cuerpo hasta para la pequeña batalla de nieve improvisada que surge durante el descenso de unos dos kilómetros que tienen que hacer de vuelta.

Un esfuerzo que vale la pena tan solo por la imagen con la que la naturaleza ha regalado a quienes se han acercado a la zona. Desde el Pico de Las Nieves hacia abajo, apenas se ve una niebla espesa y alguna que otra copa de árbol teñida de blanco. Al mediodía, aún quedan restos de lo que pudo ser el helado muñeco que, a medias, es testigo de un paisaje que estremece y no solo por lo frío. Y es que donde hace tan solo unos meses hubo fuego y destrucción, ayer volvía a recobrarse la belleza que nunca debió verse amenazada.