"Echamos en falta fotografías en las que se vieran cómo eran nuestras vidas, cómo vivíamos, qué teníamos que hacer cada día hace treinta, cuarenta o cincuenta años en el barranco de Guayadeque. No queríamos que quedase en el olvido. No teníamos carretera, ni agua, ni luz, ni baños en las casas cueva". Así se justificaban varias vecinas que estaban de acuerdo en participar en la grabación de un documental sobre Usos y costumbres de la mujer rural en el barranco de Guayadeque, que comenzó en diciembre y que estaba previsto que acabase ayer sábado.

La idea de hacerlo, de realizar este homenaje y reconocimiento a la mujer rural, trabajadora en la casa y en el campo, y quien criaba a los hijos, fue de la Asociación Vecinal Cueva Grande. Las colaboraciones, también imprescindibles, fueron de Tele Agüimes ( Estecanal) y del área de Desarrollo Rural del Ayuntamiento de Agüimes. No se descarta que en un futuro haya otros proyectos similares.

Las mujeres que se apuntaron a las grabaciones del documental desde un principio, el día dos de diciembre de 2017, hasta el que estaba previsto como último día, ayer sábado, día 14 de abril, son las siguientes: Zenaida Cazorla López; María Antonia López Cazorla; Antonia López Perdomo; Paqui Rodríguez Martel; Antonia Rodríguez Cazorla; Isabel Cazorla Martel; María Cazorla Martel; Isabel Martel López; Paqui Guedes Galván; Margarita López López; Josefa Cazorla López; María López Ramírez; Omayra López Martel; Guayarmina López Méndez.

Hay muchas historias y anécdotas de sus vidas en este barranco, donde vivieron con frío, viento y mucho calor. "Yo vivo en Montaña las Tierras, la parte más alta y alejada del barranco, que empieza en Caldera de los Marteles y acaba en El Burrero. Tuve cuatro hijos. No había carretera, ni agua, luz, ni baño. Y yo bajaba por el camino, con un farol, embarazada y con un hijo en el brazo", recordó Isabel Martel López, de 70 años.

En las grabaciones hicieron ellas lo que hacían antes cada día, como lavar en la acequia [tenía agua de abasto desde hace 15 años], trillar la era, o llevar la lechera o la leña en la cabeza. Isabel Cazorla Martel, de 79 años y su hermana, María, de 74, aseguraron que "no faltaba comida, nos abastecíamos de lo que teníamos aquí, del campo y de los animales, pero sí había mucho trabajo. Hambre, nunca".

También recordaron expresiones y palabras que antes eran muy comunes, y que se van perdiendo. Por ejemplo: atolear, echar; habilitar o ataviar, echar de comer; ándate luego, darse prisa. María Cazorla atavió al mediodía del viernes a sus cabras y dos baifos.

"Había que dejar un legado, una prueba de cómo vivían. Es el primer granito de arena. Aquí, en Guayadeque, hay mucha historia, además de valor natural, humano y etnográfico", señaló José Antonio López Cazorla, conocido como Pepe López, que es el presidente de la Asociación Vecinal Cueva Grande, y uno de los implicados en esta iniciativa y realización.

"Ellas no tenían guión en cada día de grabación. Era yo quien tenía en la cabeza las ideas de lo que había hacer y quien decía que hacer cada vez", indicó Pepe López.