Vecinos y empresarios residentes en el casco de Mogán urgen al Cabildo grancanario a prohibir o limitar el tránsito de camiones por la carretera GC-200 en dirección a La Aldea como medida para proteger el patrimonio histórico del municipio, ya que estos vehículos de gran tonelaje, a su paso por la calle Guardia Juan Martín Quesada, ponen en jaque la conservación de balcones y viviendas que datan desde hace casi dos siglos.

El Ayuntamiento pide además la instalación de guardias muertos para reducir la velocidad en la zona, ante el peligro que supone para las personas, y asegura que, pese a la negativa de la Corporación insular, optará por colocarlos sin autorización para garantizar la seguridad de los viandantes.

La vibración provocada por el peso de los camiones sobre el asfalto está afectando a la estructura de las viviendas de la zona, sobre todo las más antiguas, y la altura de estos vehículos está ocasionando daños en los balcones de los edificios. Por eso, el Ayuntamiento ya ha remitido al Cabildo hasta cuatro escritos en los que se pide que se tomen las medidas oportunas para desviar el tráfico desde la GC-200 a la nueva vía insular GC-2, la carretera de La Aldea.

Informe de Patrimonio

"Si el destino de todos los trailer que pasan por aquí es La Aldea, entonces que lo hagan por el norte", apuntó ayer la alcaldesa de la localidad, Onalia Bueno, "porque la carga de estos camiones afecta a la estructura de muchos edificios". La enorme afluencia de tráfico es tal, que incluso ha provocado el cierre de hasta ocho comercios en un tramo de apenas 200 metros; comercios que podrían volver a operar si disminuye el nivel de tráfico y ruido en la zona.

Y en el Cabildo se evidencia el choque de competencias. Un informe del servicio de Patrimonio Histórico avala al Ayuntamiento y reconoce que el tráfico de vehículos pesados "está provocando daños que ponen en riesgo la conservación de este patrimonio inmueble, por lo que se deben adoptar las medidas, cautelares y de futuro, para evitar la posible pérdida de los bienes arquitectónicos". El documento recoge que esas medidas deberían empezar por "limitar el paso de vehículos pesados en este tramo". Sin embargo, la consejería de Obras Públicas no aporta soluciones a este problema.

Esta situación tiene a los vecinos "hechos polvos". Tanto que, después de casi una década sufriendo el embiste de los camiones contra sus viviendas, varios de ellos han tenido que renunciar a sus balcones tradicionales para instalar una simple valla. Los vecinos también critican la velocidad con la que pasan los vehículos por esta carretera, motivo por el cual piden soluciones, ya que, consideran, no se respeta la condición de casco histórico.

"Estás durmiendo en la habitación y de repente saltas al sentir el golpe del camión contra el balcón", manifestó este lunes Consuelo Martín, vecina de la zona, quien ha tenido que arreglarlo hasta en seis ocasiones. Ha pedido a dos empresas asentadas en La Aldea que les dé el seguro, pero éstas se han negado; otros, se dan a la fuga y ha sido el Ayuntamiento el que ha tenido que costear la reparación. Hace año y medio que Consuelo optó por colocar una cinta de color colgando del balcón para alertar a los transportistas, pero eso tampoco ha impedido que lo destrocen.

Para Saray Ramos, gerente de un minimercado, lo que más afecta es "la velocidad de los coches y la abundancia de camiones que no respetan ni los pasos de peatones. Se siente insegura y teme que en algún momentos esos desprendimientos provoque daños personales. "Pasan diariamente unos 20 camiones, y hasta los turistas se asustan y se pegan rápidamente a la pared", afirmó. Por su parte, Juan Jesús, propietario de una agencia de seguros, apuntó a que el tráfico y el ruido no se da solo entre semana, sino también los fines de semana. "Es un caso histórico que no es histórico", agregó, "las motos pasan a gran velocidad y algún día ocurrirá una desgracia; no ha habido ya de milagro".

La GC-200 a su paso por el casco de Mogán se estrecha y los camiones incluso se suben a la acera mientras maniobran. A Alejandro Álamo, dueño de un restaurante, le han destrozado el toldo del local dos veces. "En ese momento los clientes se llevan un susto de muerte porque parece que el camión va a entrar en el comedor", añadió.

Para evitar más destrozos en las fachadas y que los vehículos reduzcan la velocidad, el Ayuntamiento instalará tres guardias muertos. "El Cabildo no nos autoriza, pero los vamos a poner al ser una vía muy transitada por los vecinos y ser un peligro para los residentes", remarcó la alcaldesa Onalia Bueno, quien sostuvo que sí o sí colocará estas bandas "porque la prioridad es preservar la seguridad de las personas". "No nos dan alternativas", lamentó.