El enfado de los vecinos de la calle Mozart, la más próxima al terreno

en el que se instalan dos invernaderos, en Las Rosas, "no es contra la empresa", aseguraron ayer varios de ellos, como Margarita Ramírez López. Se trata de la construcción de dos fincas agrícolas, a las que se unirán próximamente una nave y un depósito de agua. Esta infraestructura se dedicará al empaquetado de verduras y de ensaladas, le han comenta a los vecinos.

"Desde hace seis meses trabajan en esos terrenos, suelen ser unos cuatro operarios que lo hacen de lunes a domingo, incluso por las noches", señalaron varios afectados. "Tienen una cuba de agua, pequeña e insuficiente, para regar el terreno en el que van trabajando. Y con el viento que es normal que se produzca en la zona, al ser muy abierta, pues se provoca una auténtica polvareda que invade las viviendas", agregaron.

"Esos días con esa ventolera y tierra, no se puede salir a la calle. Esto no es calidad de vida", manifestó la vecina Margarita Ramírez. "Eso sí, hay algunos días que son buenos, con viento, pero no se levanta la tierra, como hoy [ayer, para el lector]", reconoció Ramírez.

De los más de ochenta afectados por la invasión de tierra, varios son octogenarios y nonagenarios, como Juan Martel, de 85 años. "Yo nací aquí y he visto plantar de todo. Se ha montado todo este revuelo porque no riegan lo suficiente y se levanta la tierra por el viento. Están bien que planten, pero no que nos asfixien", comentó.

A Ildefonso Morales, de 89 años, le cambiaron esta semana el tratamiento por asma bronquial. Marina López, de 89 años, que sufrió un edema pulmonar, también es una de las perjudicadas por la polvareda, como la vecina Rosa López, de 88 años. "Nací en Tejeda y vine a vivir a Las Rosas cuando tenía 12 años. Tuve seis hijos y estuve casada cuarenta años, y he tenido que luchar bastante en la vida. También tengo un edema pulmonar", afirmó Rosa López, también conocida como Rosita.

Otro de los vecinos puntualizó que "no hay que olvidar, aparte lógicamente del perjuicio a la salud de las personas, del daño que ha estado haciendo estos seis meses la tierra en las viviendas, en las fachadas, en las ventanas y en cerraduras, por ejemplo".

Por su parte, Julián González indicó que "hay, ahí detrás, un colegio, y cuando ha hecho ventolera y tierra en suspensión, pues no han dejado que salieran los niños y niñas al patio del centro". Varios familiares y vecinos lamentaron que "la directora no se ha implicado en este tema, y no nos haya apoyado".

Respecto a la actitud de los afectados, ellos recogieron más de un centenar de firmas, las cuales presentaron al Ayuntamiento de Agüimes y a Sanidad. "Nos molesta la tierra, pero también que el Ayuntamiento no haya velado por nosotros, los vecinos", señaló Margarita Ramírez, que agregó que sintió enfado por haber escuchado "al alcalde, Óscar Hernández, decir en una emisora de radio que éramos sólo dos o tres los perjudicados por esta tierra, y calificarnos como unos exagerados".

Los vecinos insisten que "no es contra de la empresa", sino que piden remedios para evitar o reducir esta polvareda, como que se pongan más cubas de agua para regar más y que no se levante la tierra.

Echan de menos una entrevista con el regidor sobre la situación que están viviendo desde hace casi medio año y que la Corporación "no se haya interesado" por ellos. "Sólo hemos recibido del Ayuntamiento declaraciones por escrito y por la radio, pidiéndonos paciencia y la explicación de que la nuestra es una zona ventosa", añadió la vecina.

Indicaron que la tarde del jueves fueron a la Casa de la Cultura de Las Rosas el alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, y el presidente del Cabildo, Antonio Morales, con motivo de un homenaje. "A pesar de estar aquí al lado, no se acercaron para interesarse por nosotros. Fueron al acto con dos policías locales, como si temieran que hiciéramos algo", manifestaron las hermanas María y Margarita Ramírez.