La medida de contar con más cubas de agua para regar y evitar que el viento levante la tierra del terreno en el que se va a instalar el segundo invernadero en Las Rosas, en el municipio de Agüimes, volvió a no ser efectiva ayer. El fuerte viento, propio de este mes y hasta septiembre, continuó con la polvareda que azotaba las viviendas, especialmente las de la calle Mozart. Esta situación ocurre desde hace casi seis meses.

El Ayuntamiento volvió a poner cubas de agua, por la mañana y por la tarde. Fueron hasta seis en cada turno, pero el fuerte viento hacía ineficaz esta medida.

Ante esta situación, el alcalde Óscar Hernández, exigió a la empresa privada que trabaja estas tierras para poner dos invernaderos, que "empiece a colocar desde hoy [ayer, para el lector] una malla que tape el terreno, ya que regar no da resultado. Comprendo que queda mucho suelo, unos 50.000 metros, pero no puedo aceptar el daño que se hace a los vecinos".

Rosa López Quintana, de 87 años, residente en la calle Mozart, fue el pasado martes ejemplo de lo mal que lo pueden pasar las personas mayores por tanta polvareda.

El personal de una ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) la atendió en su domicilio al presentar problemas respiratorios. La paciente sufría cansancio generalizado, así como disnea [dificultad para respirar y sensación de ahogo], que evoluciona desde hace meses.

López Quintana fue llevada al centro de salud de Cruce de Arinaga. El médico le recomendó reposo y evitar inspirar polvo. "Llevo 40 años viviendo aquí. Es mi casa y no quiero dormir en otro sitio. Por la mañana, salgo con alguna de mis hijas, y vuelvo a mi casa, aunque está llena de polvo", explicó ayer.