"No vi ni un aguacate". Esa fue la respuesta de muchas de las más de 5.000 personas que este domingo se acercaron hasta la plaza de Las Gañanías, en Playa de Mogán, para asistir a la III Feria del Mango y el Aguacate de Verano. Y no los vieron porque aparte de que este año la producción de este fruto tropical ha sido mucho más baja que la de años anteriores, porque la mayoría de los escasos 500 kilos que se pusieron a la venta se agotaron incluso media hora antes de que arrancara oficialmente la feria, a las 10.00 de la mañana. "Antes de abrir ya habían llegado vecinos de toda Gran Canaria para llevarse los primeros aguacates", según indicaron varios productores locales.

El motivo, los precios. Y es que éstos oscilaron entre los seis y los ocho euros el kilo, dependiendo del productor, una cifra ligeramente más baja a la que puede encontrarse a diario en los supermercados de Gran Canaria, que superan los ocho euros y llegan a alcanzar los diez euros. Y establecer estos precios fue posible porque los frutos que se ofrecieron este domingo viajaron directamente desde las fincas productoras ubicadas en el municipio de Mogán hasta la feria, sin intermediarios que provocaran el aumento del coste de la fruta. La demanda superó a la oferta y el producto se agotó rápidamente. Y pese a que la producción ha sido limitada, los agricultores mantuvieron prácticamente los mismos precios que el año pasado, cuando se ofertaron unos 1.500 kilos.

"Llegué a las nueve y cuarto de la mañana y conseguí comprar dos kilos de aguacates; no me ha parecido nada excesivo el precio", explicó Isabel Vega, vecina del municipio de Telde, "fuimos muchos los compradores que llegamos pronto, y los aguacates volaron rápidamente, se notó que este año había pocos". Isabel fue una de las visitantes afortunadas, pero no todos corrieron con la misma suerte. "Principalmente venía buscando aguacate, pero no he encontrado nada, y eso que estoy aquí desde que abrió la feria", apuntó Ángelo Rivero, vecino de Vecindario, en Santa Lucía de Tirajana, "creo que me tocará pasar por el supermercado". Y como él, otros tantos.

De Mogán a Tenerife

Los más rezagados, o los más puntuales al cumplir con el horario de apertura, según se mire, tuvieron que conformarse con degustar alguno de los pinchos y tapas con base de aguacate que se ofrecieron en la zona gastronómica habilitada junto a los puestos de venta, de la mano de bares y locales de restauración del municipio. "Ya estaban todos vendidos", añadieron también Paula Pérez y Merce Melián mientras tomaban un pincho de queso de cabra, aguacate, tomate y anchoa en su primera visita a esta feria, "pero mangos hay de todas las formas y colores que puedas imaginar".

Los apenas 500 kilos de aguacate se contrarrestaron con los 5.000 kilos de mango de las variedades Osteen, Tomy Atkim, Tolbert o Glem, entre otras tantas, que se ofertaron durante la feria de ayer. Y no quedó ni un solo ejemplar.

La tardía entrada del calor en Gran Canaria provocó la merma de la producción del aguacate de verano, una variedad ya de por sí escasa; no así en el caso del mango, que experimentó el efecto contrario; y es que la climatología retrasó su recolección hasta finales de la primavera y principios del verano, motivo por el cual los asistentes a esta feria agrícola pudieron disfrutar este año de más variedades de esta fruta exótica.

"Este año la floración ha sido escasa, y eso nos afecta al bolsillo", explicó José Juan Lorenzo, uno de los agricultores que vendió sus productos en la feria, "en esta ocasión no hemos alcanzado ni el 40% de la producción de aguacate de verano del año pasado". Aún así, el secreto para obtener los mejores mangos y aguacates, dijo, está en aplicar las medidas de agua y abono justas en cada momento. Para su colega Belén López, en cambio, la clave está en "trabajar con cariño para que el aguacate tenga una textura y un sabor más suave".

La escasez de aguacate no preocupó a todos. Pedro Quintana, natural de Las Palmas de Gran Canaria pero residente desde hace más de tres décadas en la isla de Tenerife, optó por dar un paso más allá y se llevó a la isla vecina dos aguacateros. "Vine exclusivamente para disfrutar de esta feria, y sobre todo para llevarme dos plantas de la variedad de aguacatón", explicó. Cada uno de los ejemplares que adquirió le costó 18 euros, y los plantará él mismo, ya que se confiesa un gran aficionado a la agricultura, en una finca rural localizada en el municipio de Icod de Los Vinos. "En dos años recolectaré la fruta; tener las dos plantas productoras es casi más rentable que comprar un kilo de aguacate, y además te queda la satisfacción de ver a la planta crecer", expresó. Pedro Quintana también se lleva para Tenerife un queso de Tasarte. "La celebración de esta feria implica apoyar la promoción de los productos locales, y los precios están muy asequibles, me he quedado asombrado", añadió este visitante.

La tercera edición de esta feria agrícola volvió para promover dos de los productos más importantes del campo moganero. Y además, dos productos con un sinfín de propiedades beneficiosas para el organismo. El éxito del aguacate de verano, la estrella de este evento estival, radica, en parte, en que tiene menos grasa que el de invierno, al contener sólo un 11% de grasas vegetales frente al 18% de su hermano invernal, según explicó ayer el ingeniero agrícola y técnico municipal, Antonio Bello.

Paralelamente a la cita agrícola, las miles de personas que ayer acudieron a la feria celebrada en la plaza de Las Gañanías pudieron disfrutar además de una zona gastronómica, donde pudieron degustar y adquirir productos como pan, queso, mermeladas, vino, cervezas aceite o helados, y otros frutos exóticos cultivados en la localidad, como las pitayas, higos, papayas, granadas, guanábana o el recién introducido maracuyá. El éxito del área de restauración fue tal, que la organización decidió ampliar una hora el cierre, de las 14.00 a las 15.00 horas. Además, en esta edición se integró a los artesanos del municipio, de forma que los asistentes pudieron pasear entre puestos de trajes canarios bordados, perlas, jabones, velas y cremas (algunas de mango), ganchillo, abanicos y cajas personalizadas, bisuterías realizadas con material orgánico, marroquinería, juguetes o cuchillos canarios, entre otros.

Durante la feria, la alcaldesa del Ayuntamiento de Mogán, Onalia Bueno, destacó el "rotundo éxito" de esta tercera edición de la Feria del Mango y el Aguacate de Verano, y resaltó la importancia de este evento "en la contribución de la dinamización de la economía local". Tras hacer entrega de una placa conmemorativa a Juan Francisco Padrón y Federico Hernández, director del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, y de CajaSiete en Arguineguín, respectivamente, entidades colaboradoras del evento, la regidora moganera subrayó la mejora realizada en las infraestructuras donde se ha desarrollado el evento. "Por primera vez ha dotado de al menos 1.000 metros cuadros de sombra tanto a los puestos como a quienes los visitamos para que el recorrido sea más cómodo durante las horas de sol", afirmó.

Por su parte, el concejal de Desarollo Rural, Ernesto Hernández, recordó la complicada comercialización de un producto tan frágil como el aguacate de verano de Mogán. "Es un producto muy sensible que apenas sale del municipio porque su maduración se produce muy rápidamente", explicó. El Ayuntamiento confía en que en diciembre, en la feria de aguacate de invierno, puedan recolectarse más kilos que en esta ocasión. Además de la feria agrícola y las zonas gastronómicas y de artesanía, los asistentes pudieron conocer el funcionamiento de un dron operado por Alfred Jorge, y que utiliza para sulfatar los cultivos desde el aire. El aparato, explicó Jorge, está en pruebas y tiene capacidad para recorrer una hectárea de terreno en un máximo de siete minutos y almacena, como mucho, veinte litros de líquido fumigante.