Boicoteadores, manipuladores, maquinadores, malversadores, prevaricadores, gurúes, fierecillas, canchanchanes, lumbreras, falseadores, chapuzas, inútiles, cenutrios? Con estos intolerables términos y episódicamente, D. Pascual Calabuig Miranda, responsable del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) del Cabildo Insular de Gran Canaria, viene utilizando los medios públicos y sociales para referirse a un departamento del Gobierno de Canarias, al que paradójicamente él mismo denomina "equipo a". Su subconsciente (o su consciente, vaya uno a saber) le juega una mala pasada al relacionar a los técnicos grancanarios del Servicio de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias con la trama de la popular serie norteamericana, que en los años ochenta del siglo pasado, capítulo a capítulo, nos recordaba cómo las autoridades perseguían a un grupo de excombatientes en huida permanente por un delito que no habían cometido.

D. Pascual Calabuig Miranda se erige en "autoridad", utiliza su posición pública y accesibilidad mediática, construidas sobre su desempeño profesional en las Administraciones Públicas, para difundir un singular cóctel de descalificaciones personales, de controvertidas situaciones laborales, de verdades a medias y peores mentiras, con el doble objetivo de dibujar una realidad paralela que le permita implantar su particular criterio técnico en la gestión del pinzón azul de Gran Canaria y crear un estado de opinión que condicione el trabajo de seguimiento y verificación del Gobierno de Canarias y del grupo de científicos que se ha prestado a colaborar en la recuperación de esta especie. Todo ello a costa de dañar premeditadamente la reputación de un grupo de trabajadores y trabajadoras, que desde el servicio a lo público, en el anonimato, a contracorriente muchas veces, sólo pretende la defensa del interés general y la mejor estrategia para la conservación de nuestra flora y fauna autóctonas. D. Pascual Calabuig Miranda aporta muy pocos datos y vierte muchas acusaciones, siembra de sospechas las actuaciones de los técnicos del Gobierno de Canarias, del Cabildo Insular de Gran Canaria, del Comité de Seguimiento del Proyecto LIFE, de la Sociedad Española de Ornitología (SEO), de profesores universitarios y expertos investigadores de reconocido prestigio científico; y socava toda una estructura de cooperación interadministrativa, multidisciplinar y científica levantada a lo largo de casi tres décadas en torno a la protección del pinzón azul. Dicho sea de paso, estructura de cooperación replicada con otras administraciones insulares para la gestión de otros proyectos.

Sumándose a los argumentos que el año pasado publicaran la propia Viceconsejería de Medio Ambiente o expertos ornitólogos como el Dr. en Biología, D. Aurelio Martín Hidalgo, desde el pasado 11 de agosto los miembros técnicos del Comité de Seguimiento del Proyecto LIFE+PINZÓN (a excepción de algunos representantes del Cabildo Insular de Gran Canaria) han difundido en los medios un comunicado prolijo en números y explicaciones para contrastar, por la fuerza de los datos, el fondo técnico de la cuestión. Por tanto, el seguidor de este debate dispone ya de elementos objetivos de juicio para sacar sus propias conclusiones en relación con la conservación del pinzón azul, su cría en cautividad y la traslocación de ejemplares.

Sin embargo, separando el debate técnico del resto, el lector se preguntará por las razones que avalan las graves acusaciones, el ensañamiento y el escarnio mediático que el responsable del CRFS del Cabildo de Gran Canaria infringe impunemente a empleados públicos, especialmente del Gobierno de Canarias, promoviendo una condena mediática gratuita y siempre injusta. Es curioso que él mismo hable de "cortinas de humo", "descalificaciones personales" y "vergüenzas" en su artículo del pasado 18 de agosto, en respuesta al comunicado eminentemente técnico de los miembros del Comité de Seguimiento.

Ante una sinrazón de tales dimensiones es imposible, y probablemente inútil, contraponer argumentos técnicos. Ni es necesario recurrir a descalificaciones. Por extraño que parezca, D. Pascual Calabuig Miranda cuando interpela se responde al mismo tiempo. En una revisión prudente y sin prejuicios de las declaraciones periódicas del técnico del Cabildo de Gran Canaria (quien tenga dudas puede visionar en youtube sus conferencias impartidas en el Colegio Oficial de Veterinarios de las Palmas en el verano del año pasado o escuchar sus intervenciones en radio), el lector podrá encontrar muchas respuestas entre difamaciones e incoherencias imposibles de enumerar en este escrito. No obstante, aunque no resulte agradable, es necesario citar algunos ejemplos extraídos estrictamente de sus propias manifestaciones, como muestra de sus propias contradicciones.

Como cuando después de las transferencias al Cabildo afirma que parte de cero (minuto 27:26 de la primera charla, el 26-06-2017), sin reconocer que hereda una infraestructura y una base de conocimiento sobre la especie, que costeada y desarrollada por el Gobierno de Canarias le permitió abordar la cría en cautividad. Acusa a los técnicos del Gobierno de guardarse la información del proyecto LIFE, para 10 minutos más tarde (35:15), al hablar sobre su investigación sobre las causas que presuntamente pudieron impedir la cría durante el LIFE explica que se pone "a estudiar las memorias, los informes, las fichas clínicas, las fichas de tratamiento" y que encuentra "que año tras año hay un historial de cada pájaro" (minuto 43:47).

Como cuando acusa de malversar (minuto 29:39) o prevaricar (minuto 02:54 en El Espejo Canario, el 02-08-2017), interponiendo como prueba únicamente su interpretación de las cosas. Sin embargo afirma sin pudor que para continuar con la cría en cautividad se rodeó incluso de gente "que estaba en la clandestinidad" (minuto 23:35 de nuevo en la primera charla en el Colegio de Veterinarios) o que en el año 2012, al igual que otros años, soltó pinzones sin la obligatoria autorización administrativa del Gobierno de Canarias para no cumplir con "una legalidad perversa" (minuto 55:15).

O como cuando sitúa el inicio de sus problemas en un antiguo conflicto con el Coordinador de Fauna (personal laboral como él), que "no era motivado por nada que hubiera hecho, sencillamente estaba allí" (minuto 13:04). Sin embargo minutos más tarde se autorretrata cuando con motivo de una resolución judicial a cuenta de su expediente disciplinario, él mismo reconoce que cogió a un compañero "y lo mando contra la pared (...) porque estaba fuera de mí" (minuto 40:30), en una discusión provocada para acceder a las instalaciones del pinzón, con las cuales todavía no tenía ninguna relación ni responsabilidad (año 1993).

D. Pascual Calabuig Miranda alude hábilmente a varias sentencias judiciales como aval para justificar su forma de actuar y apuntar siempre a técnicos del Gobierno de Canarias como origen de sus aparentes desgracias, sin explicar en qué momento y sobre qué conflicto fueron dictadas, sobre qué hechos probados, contra qué actores o en su caso contra qué Administración. Mezcla desordenadamente situaciones, personas, administraciones, sus vivencias, sus percepciones, las normas, los planes, los proyectos, sus conflictos laborales; y lo erige todo en elementos de prueba de la existencia de un supuesto entramado administrativo orquestado por estos técnicos con el fin de boicotearle.

Que un técnico de una Administración Pública ataque a técnicos de otra Administración con este nivel de ensañamiento es un hecho insólito, se mire por donde se mire. En esta trifulca generada por el responsable del CRFS del Cabildo Insular de Gran Canaria, los técnicos de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias no son los mayores damnificados; ni tan siquiera lo es él mismo cuando pretende convertir en ataques a su persona las decisiones técnicas o colegiadas de los órganos de planificación y gestión del pinzón azul.

Salen damnificadas las instituciones públicas, las ONG colaboradoras, los centros de investigación y los proyectos de financiación europea; porque el discurso de D. Pascual Calabuig Miranda aunque

técnicamente no se sostiene, mediáticamente erosiona la credibilidad de las actuaciones públicas e intoxica los ámbitos de cooperación.

Son damnificados los medios de comunicación, pues se convierten en el vehículo necesario para la propagación una y otra vez de las mismas declaraciones, en un copia y pega incesante sin el más mínimo análisis crítico.

Son damnificados los ciudadanos y ciudadanas de buena fe, especialmente sensibilizados con la problemática ambiental, al colocarles frente a un escenario irreconocible, plagado de imaginarias intrigas palaciegas y puñaladas traperas.

Pero el principal damnificado es el propio pinzón azul, cuando su gestión se pone permanentemente en tela de juicio. Canarias tiene otras 500 especies protegidas, serios problemas de introducción de especies exóticas, espacios naturales sometidos a una elevada presión antrópica y una administración ambiental con recursos muy limitados. En este contexto, los técnicos de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias no dedican su tiempo al ejercicio improcedente de perjudicar el desempeño de otros colegas profesionales, aunque lamentablemente sí hayan tenido que detraerlo para desmontar supuestas teorías conspirativas urdidas hace más de 25 años.