Una historia de amor, traición y maldad, mucha maldad es lo que se vivió anoche en la Suelta del Perro Maldito. Un brujo enamorado decide entregar como prueba de su amor a la muerte la extinción de la humanidad, para ello, desencadena al perro maldito que lo traiciona y abre la caja de pandora. A patir de entonces, diablos, brujas, demonios e infinidad de personajes de la ultratumba tomaron la calles del municipio para asustar a más de ocho mil personas. Un perro que ha salido a la calle para dar miedo y lo ha conseguido.

Una trigrésima segunda edición de este espectáculo teatral callejero en el que no ha faltado la parte de crítica social en la que el perro perdona las almas, solo por un año, a aquellos que "siguen aplaudiendo a unos borregos corriendo detrás de una pelota mientras estén inmigrantes a la deriva, viva la roja. Sigan aterrorizando a otros países, sigan con su falso poderío viviendo a través de la pantalla de sus teléfonos" .

Un elenco de más de cien actores tomaron las calles desde las doce en punto de la noche que fue cuando las luces se apagaron y comenzaron a escucharse los primeros gritos. Una representación que no cuenta con actores profesionales, sino que son todos vecinos y vecinas del pueblo que viven con emoción la tradición y así la transmiten al público. A estos se suman el otro centenar que participan diseñando los maquillajes y trabajando en los disfraces de zancudos, malabaristas, jumping, grupos de baile y toda serie de personajes, que han ido su apareciendo durante la representación.

La tradición de temer al Perro Maldito tiene su origen en torno a 1803, cuando el escultor guíense Luján Pérez esculpió en el tronco de un castañero de los linderos del pueblo la única escultura del mundo de San Miguel Arcángel que tiene a sus pies, en representación del diablo, a un perro en vez de a un dragón. La población de Valsequillo decía que la noche de San Miguel, el diablo transformado en perro se soltaba de las cadenas del Arcángel San Miguel y junto a brujas y demonios comenzaba la lucha, la libertad y la represión, los miedos y las orgías, las fiestas y los encierros.

Tras el espectáculo, los asistentes se agolparon en la carretera que sube a Las Vegas para ver el espectáculo pirotécnico, que duró más de veinte minutos. Una noche que continúo en la Plaza de Tifariti con la orquesta Tamarindos y Armonía Show.

Un espectáculo sin incidentes

Desde la organización del evento se destaca que la representación se ha desarrollado sin ningún tipo de incidente. En ese sentido, el plan de seguridad para el evento ha contado con agentes de seguridad de los cuerpos de la Policía Local, Policía Canaria y la Guardia Civil. Asimismo, en el municipio ha habido más de 30 voluntarios de protección civil. Una noche para la que el dispositivo contaba con dos camiones de intervención, y un camión nodriza provisto con más de 15.000 litros de agua, listo para intervenir. Además, estaban cinco vehículos disuasorios con más agua y un vehículo de puesto de dotación de mando llegado desde Tenerife, equipado con elementos multimedia de telecomunicaciones e informáticos.