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Entrevista | Carlos Javier Durá Alemán

"Los alcaldes no son valientes con el territorio debido a los maletines"

"Hace falta un colectivo social que lleve a cabo las denuncias sobre el mal uso del suelo", destaca el doctor en Derecho Ambiental

Carlos Javier Durá Alemán en las jornadas del Cabildo, ayer. ANDRES CRUZ

¿Cómo se custodia un territorio insular y limitado como el de Gran Canaria para evitar que prevalezcan los intereses económicos del promotor?

Se trata de implicar a todos aquellos usuarios del territorio para la conservación de los valores naturales que tiene ese espacio. A los promotores se les puede incetivar a través de estímulos fiscales, servicios no monetarios, y reconocimiento social. La administración se ve favorecida en el reparto de tareas a la hora de la conservación de la biodiversidad y los coletivos conservacionistas también ven satisfecha su vocación por la que se constituyeron. También hay que implicar a los ganaderos, agricultores y cazadores porque esas actividades son necesarias y es compatible con la conservación así como con el turismo.

En la práctica impera el desarrollo residencial o furístico y las protestas no paran nada. ¿Conoce casos en los que hayan sido efectivas esas luchas?

Bueno, cada vez hay más casos en los que si se han paralizado. Es importante que se tengan en cuenta los criterios científicos de que un lugar tiene un valor excepcional y debe ser conservado.

¿Qué opina de que se siga construyendo en las Islas a pie de playa, o se renueven complejos al borde de las dunas?

Desgraciadamente para muchos espacios ha prevalecido el interés particular en base a un beneficio cortoplacista, bajo esa música triunfalista del desarrollo inmediato, torpe, y destructor de naturaleza. Sin embargo, aquellas iniciativas, en zonas de litoral, que han apostado por conservar esas zonas, a largo plazo, la renta pér cápita es más alta que la de otros sitios que no han hecho lo mismo. Y las que apuestan por el cemento y ladrillo logran a corto plazo grandes beneficios, pero a largo plazo acaban perdiendo el patrimonio más importante de un pueblo quees su territorio. Por ello, es necesario buscar un equilibrio.

¿Y cómo se consigue cuando los ayuntamientos están deseosos de la inversión y el Gobierno las declara de interés?

Los ayuntamientos pueden parar el crecimiento del cemento, pero es necesario que haya voluntad de los políticos.

¿Y cómo se consigue?

Se lucha con la pedagogía, con la investigación y llevando las denuncias a los tribunales. Una asociación con la que colaboro ha llevado a los tribunales un proyecto de construcción de 4.000 viviendas por no tener el estudio de afección a un área protegida.

¿Se llega tarde a los juzgados?

Desgracidamente si. Pero, hay territorios en los que la custodia juega aún un papel fundamental.

Sin duda, para evitar que acaben con hoteles o centros comerciales dependemos del político. ¿Y cómo le dice a un alcalde que no piense en el dinero que le aportan esos proyectos?

Lo coherente es establecer una estrategia de desarrollo de cada espacio en base a criterios técnicos y no auspiciados por el maletín que traen los empresarios, que es lo que ha pasado en España, y ya se sabe como han acabado los políticos y las tramas urbanísticas que han conspirado con la administración, que ha llevado a cientos de ellos a prisión. Lógicamente falta que los políticos sean valientes y digan no a los maletines y apuesten por otro modelo, y sin decir no a los hoteles, puedan mantener esos lugares que pueden ser utilizados como un imán para conservar esos recursos naturales que permiten diversificar la economía y seguir con la fuente de ingresos.

¿Sirve la legislación actual para cuidar el territorio ?

Si, el problema es que hace falta un tejido social que lleve a cabo esas labores de denuncia. Eso sería lo deseable.

¿Se refiere a que la lucha de los ecologista es esencial?

Claro, porque gracias a los ecologistas se han salvaguardado muchos espacios porque la sociedad va por delante de la admnistración, y son todas las reservas naturales que los políticos se vanaglorian de tener, y lo pongo como ejemplo el Cabo de Gata. Fue histórica la protección de los 50 kilómetros de costa, y hubo cinco asociaciones en contra de que se declara un parque, y hoy es la joya de la corona. Es una labor muy importante la que hacen estos colectivos que tienen que luchar con despachos de abogados muy potentes con los que trabajan estos empresarios, con lo cual es la pelea eterna entre David y Goliart.

¿Cómo se siente un ciudadano que tiene suelo y se lo expropia y gana valor el del vecino por el proyecto inversor?

Hay que aplicar los criterios técnicos sobre el valor del suelo. Insisto en que falta mucha valentía política y sobre todo que responsables y decidan si quieren seguir con ese modelo de cemento.

¿Conservar el territorio conlleva también plantar árboles por todos lados?

No necesariamente. Hay lugares que si y otros que no. Se identifica lo verde con la biodiversidad y no es así. Hay que plantar en base a las características climatológicas de este espacio. En la Macaronesia no hacen falta áboles en todos sitios, en todo caso arbustos, igual que no hace falta poner pinos en la cornisa cantábrica.

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