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Agüimes

"No se valora bien la calidad de la sal marina respecto a la industrial"

Juan Lozano, de la empresa que gestiona las salinas Bocacangrejo, dice que el producto artesanal "tiene más yodo y es sin aditivos"

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Juan Lozano muestra las premiadas salinas Bocacangrejo

"No se sabe valorar bien la calidad de la sal natural marina y artesanal, en comparación con la sal industrial y de mina, en las cuales se añaden conservantes y aditivos, además de que es refinada y tiene menor cantidad de yodo que la marina", afirmó ayer Juan Lozano Ruano, apoderado de la empresa Martell Lozano S. L., la cual gestiona las salinas Bocacangrejo, que se encuentran en la bahía de Gando y a unos 400 metros de la desembocadura del barranco de Guayadeque, en la zona conocida como La Florida, en el municipio de Agüimes.

"Nuestra sal es fresca, que coge las riquezas del exterior y del ambiente, así como una mejor cristalización, siendo por ello natural, ecológica y biológica, además de que no lleva conservantes, ni aditivos. Tenemos que valorar también la riqueza que tenemos todos, es decir, la sal del océano Atlántico", agregó Juan Lozano.

La sal marina artesanal de dicha salina Bocacangrejo, en La Florida, fue elegida recientemente como la mejor de Canarias en el Primer Concurso Oficial Agrocanarias 2018, tras obtener cinco premios: dos gran oro por la flor de sal y la sal marina virgen; oro por el diseño; y las distinciones de mejor sal marina de Canarias y la de mejor imagen, presentación e innovación.

En esta primera edición del concurso participaron un total de quince sales marinas, doce de ellas procedentes de Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, como también de Andalucía y Murcia. Este concurso contó con 17 catadores, y un comité formado por cocineros, catadores, profesionales de multiproducto y periodistas gastronómicos, el cual valoró todas las sales candidatas.

En relación a la valoración de los premios y distinciones por el producto de esas salinas, Juan Lozano señaló que "para nosotros es una distinción, de la que estamos muy agradecidos, además de representar una mayor publicidad y promoción, no sólo de nuestra sal marina artesanal, sino de toda la que se produce en Canarias, que es bastante y de buena calidad".

Chano Lozano Ruano, hermano del apoderado de la empresa, es el trabajador de estas salinas, donde se encarga, entre otras tareas como del mantenimiento, limpieza, producción y empaquetado, como la rehabilitación de las mismas. Juan y Chano Lozano son hijos de Juan Lozano Morales, quien había trabajado como salinero en estas mismas salinas durante unos 45 años. Por ello, aseguraron que conocen esta profesión desde niños y "de él aprendimos mucho".

Para los promotores de esta sal, se trata de "un producto selecto que se puede comprar en las mismas oficinas de la empresa, como en mercados ecológicos y en herbolarios de la Isla, como Alborinco (Telde), Ajo negro (Carrizal; Aragüeño (Agüimes) La Huertecilla de Ana (Las Palmas de Gran Canaria); Bio Monte (Santa Brígida) y La Rana (Agaete).

Respecto a lo que supone su trabajo artesanal, Chano Lozano destacó que "es bastante duro, entre otras cosas por estar siempre a la intemperie y bajo las condiciones meteorológicas. Cuando hace más sol, hay más trabajo porque es cuando más rápida se hace la producción". Cabe recordar que en las salinas no se puede trabajar cuando llueve y que los mejores meses para hacerlo son en general entre marzo y final de septiembre.

Chano Lozano recordó que esta labor artesanal tiene su propio vocabulario empleado a diario, como arrollar, arrimar y balache, como también sus propias herramientas de trabajo, como son el pisón -instrumento pesado de madera para apretar piedras y tierra, entre otros- y el robadillo -también herramienta de madera-.

Para la producción de la sal en este lugar de La Florida, se coge agua del mar que se deposita en los cocederos -estanques-, donde se logra, al elevarse la temperatura del agua, que el cloruro de sodio pase de 37 gramos por cada litro de agua al doble. El agua pasa a los tajos donde se cristaliza la sal.

Las salinas Bocacangrejo tiene sus orígenes desde finales del siglo XIX y cuenta con un vistoso y antiguo molino de viento de aspas circulares, aunque sufrió unos pequeños daños por el último temporal. En su mejor época llegaba a una producción anual de 240 toneladas, siendo la actual de algo más de 50 toneladas.

El objetivo de estos dos hermanos Lozano Ruano es alcanzar esa cifra récord de 240 toneladas en dos o tres años. Las salinas están formada por 233 tajos -tajo es el lugar de trabajo donde se obtiene la sal- y tienen una superficie de 22.000 metros cuadrados, de los cuales se produce ahora porque se está rehabilitando en cerca de la mitad de todos los tajos.

Este lugar de producción de este mineral que fue y es muy apreciado como conservante de alimentos, por su uso culinario y como moneda de cambio, pasó por varias familias, siendo la primera la de Concepción Rodríguez Macías, y después las de Rafael Martell Rodríguez; María Lozano Morales; y Rafael Martell Lozano, y ahora de la empresa Martell Lozano S. L.

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