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Turismo rural

Entre volcanes, vinos y flores

El Cabildo y los ayuntamientos de la capital y Santa Brígida estudian una ruta de turismo alternativo

Los once kilómetros que separan la capital grancanaria del pueblo de Santa Brígida guardan más atractivos turísticos de los que se imaginan, muchos de ellos ignorados hasta por la propia población de la Isla. Para acabar con ese desconocimiento, varias instituciones tienen sobre la mesa la creación de una ruta que incluye el jardín botánico Viera y Clavijo, la caldera y el pico de Bandama, las bodegas del Monte Lentiscal, el centro locero de La Atalaya o la Casa del Vino.

La propuesta fue presentada por el Gabinete de Turismo Alternativo y está siendo analizada por los responsables turísticos del Cabildo y los ayuntamientos, así como por la empresa Global, pues una de las claves del proyecto es el uso del transporte público. En concreto, se baraja la creación de un bono de guagua con una tarifa única que permita recorrer todo el circuito,con la particularidad de que el usuario podrá invertir el tiempo que considere pertinente en cada parada.

Los promotores de La Ruta del Volcán, la Botánica, el Vino y la Artesanía de Gran Canaria consideran que posibilitará "poner en valor los recursos turísticos, naturales y culturales de los que disponen ambos municipios", así como "organizar de una forma práctica y sencilla una visita al centro de Gran Canaria, tanto para la población local como la foránea, autónomamente con vehículo privado o de alquiler, en grupos organizados y por libre".

Turismo alternativo

El documento presentado a los instituciones resalta que la ruta nace, además, "como alternativa a descongestionar el colapso que se produce en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria cuando concurren, entre otros visitantes, los provenientes de cruceros, touroperadores, de los núcleos turísticos del sur de la Isla, congresos y/o de otras islas, que pretenden, en breve tiempo, visitar los centros comerciales, los centros históricos de Vegueta y Triana o la playa de Las Canteras".

La particularidad de esta ruta es que el visitante particular, o grupos organizados, pueden seleccionar e invertir más o menos tiempo en cualquiera de los puntos a visitar en función a su interés temático, al conocer previamente, a través del desarrollo de una APP y su enlace con otros portales como TripAdvisor, la información sobre los lugares, los horarios, aparcamientos, servicios o restaurantes de la zona.

La ruta comienza a primera hora de la mañana con la visita al Jardín Botánico Viera y Clavijo, que se dedica a la recopilación, cultivo, estudio y conservación de la extraordinaria flora canaria. En el Archipiélago existen unas 2.000 especies vegetales, de las que más de 500 son endémicas de las Islas. A título comparativo, la propuesta recuerda que en la isla de Gran Bretaña (34 veces mayor que toda Canarias) hay unas 1.600 plantas, de las que sólo una quincena pueden considerarse endémicas.

A continuación se tendrá la oportunidad de conocer el cultivo de la vid, el proceso para la elaboración y crianza del vino de la tierra junto al queso canario de oveja y cabra, que serán degustados en las bodegas concertadas. En el Monte Lentiscal, que marca la frontera entre ambos municipios, existen amplias extensiones de vides y los principales lagares visitables.

En la siguiente parada se conocerá el Parque Natural de Bandama, con la caldera como atractivo más poderoso. Su interés vulcanológico que le ha proporcionado fama internacional y conviven en ella más de 110 especies de flora y casi veinte especies de aves. Por lo tanto, junto a su valor paisajístico, se trata de un espacio de gran interés geomorfológico, botánico, arqueológico y etnográfico. El volcán emitió gran cantidad de materiales, originando junto con el cercano volcán del Monte Lentiscal, contemporáneo suyo, el mayor campo de picones de la isla, utilizado desde el siglo XVIII para el cultivo de la vid.

La cuarta parada es en el Centro Locero de La Atalaya, que constituye un rincón especialmente interesante. Allí se elaboraba buena parte de la loza que se utilizaba en la isla. Principalmente eran las mujeres las encargadas de fabricar: bernegales, jarras, tostadores, lebrillos o sahumadores, siguiendo técnicas tradicionales, en clara relación con el mundo indígena.

La ruta propuesta acaba en la Casa del Vino, en el casco de Santa Brígida, un edificio recién rehabilitado que ofrece degustaciones del amplio abanico de variedades vinícolas de la isla, además de una sala de exposiciones.

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