El cantautor Paco Ibáñez ofrece un concierto en el que cantará a la libertad y reivindicará la lucha frente a las injusticias en el acto organizado por el Cabildo de Gran Canaria para celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos.

El artista hará un viaje por las canciones que han marcado su trayectoria durante el evento en el que intervendrán el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, y el consejero de Solidaridad Internacional, Carmelo Ramírez, para recordar que se cumple el 70º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos con la lectura de un manifiesto. Será el lunes, a las 20 horas, en el Teatro Cuyás.

El acto está enmarcado en el programa Gran Canaria Solidaria y organizado por las Consejerías de Solidaridad Internacional y de Cultura, y es con entrada gratuita. Los interesados pueden retirar las invitaciones, dos por persona, en la taquilla del Teatro de lunes a viernes de 17 a 20.30 horas

A través del concierto 'Vivencias', Ibáñez pondrá voz a los más grandes poetas de lengua castellana y entonará canciones de lucha y también de amor y de esperanza para reivindicar el humanismo ante "la barbarie" del siglo XXI.

Ibáñez ha sido un embajador de la poesía en el mundo desde que inició su carrera en 1964 cantando a Lorca y Góngora, y siempre se ha caracterizado por su compromiso por los derechos de las personas. Sus canciones se han convertido en himnos, como es el caso de 'A galopar', 'Me queda la palabra' 'Palabras para Julia', entre muchas otras que resuenan desde hace décadas en sus conciertos.

El Cabildo celebra con este artista el Día de los Derechos Humanos para reclamar los derechos inalienables de todas las personas, sin importar su raza, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole y lugar de nacimiento ni ninguna otra condición.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 en París, fue redactada en respuesta directa a las calamidades y actos de barbarie experimentados durante la Segunda Guerra Mundial.

En este documento se reconocen los derechos básicos para la convivencia entre los seres humanos: el derecho a la vida, al desarrollo, a vivir con dignidad, con libertad, el acceso a las necesidades básicas como la alimentación, la educación o la salud. Y sobre todo, el derecho a la paz y a unas relaciones de cooperación entre los pueblos y naciones.

Setenta años después, muchos de esos derechos son inalcanzables para una inmensa mayoría de la población mundial, ya que el 1 por ciento controla el 50 ciento de la riqueza, 1.000 millones de seres humanos sufren el hambre, 3.500 millones viven en una situación de pobreza extrema, 400 millones de niños sufren la esclavitud laboral por las grandes empresas multinacionales, 20 millones de mujeres son víctimas de la explotación sexual y 60 millones de personas se ven obligadas al desplazamiento forzado por las guerras, la pobreza y el hambre.