La festividad de Santa Lucía se celebró este jueves a lo grande en el pueblo del sureste grancanario. Más de 5.000 personas acudie-ron a estas fiestas de Santa Lucía y Los Labradores 2018, una asistencia mayor a la de los dos últimos años y en la que destacó la llegada al pueblo de al menos 46 guaguas, entre los que se encontraban numerosos turistas, tan- to del extranjero como del resto de la Isla.

Las condiciones meteorológicas fueron ideales para acudir durante la jornada de ayer a estos actos festivos y religiosos. El cielo estaba despejado y el termómetro alcanzaba al mediodía los 25 grados centígrados. Por ello, todos los actos religiosos programados pudieron realizarse con normalidad, no como ocurrió el año pasado, ya que el fuerte viento y la alerta de tormenta impidieron que se celebrase la procesión y obligó a que la imagen de la Virgen quedase delante de la puerta principal de la iglesia. Esta vez sí se pudo celebrar la procesión de Santa Lucía.

Aparte de los motivos religiosos, devotos o turísticos, la razón de muchos era la familiar, es decir, volver al pueblo para reencontrarse con la familia y amigos de cuando residían en Santa Lucía. Entre los muchos que seguían este plan se encontraba Francisco López Rodríguez, conocido como Paco, de 86 años, que nació en la casa familiar que se encuentra próxima a la iglesia, en la calle Pérez del Toro.

"Vengo todos los años. Vivo en Las Palmas de Gran Canaria. Nací aquí, en Santa Lucía, junto a la iglesia, pero a los catorce años de edad me mandaron a la ciudad, al colegio de los Salesianos. Allí, en mi época estudiabas y recibías formación para trabajar. Y cogí la de sastrería y soy sastre", explicó Paco López, al tiempo que mostraba, contento, el elegante traje de chaqueta y corbata que vestía, que él mismo hizo en los años 80.

López Rodríguez se emocionó cuando vio ayer pasar la procesión de la imagen de la Virgen por delante del domicilio familiar. "Lloré un poco porque recordé a mi hermana, la última en morir. Éramos ocho hermanos y soy el último que está vivo después de la reciente partida de mi hermana", manifestó.

El estado de ánimo cambió en el octogenario santaluceño a la hora de hablar de los recuerdos y de cómo era su pueblo. "Ha cambiado mucho Santa Lucía. No había coches. Se transformó mu-chísimo Vecindario, que antes de marcharme al colegio a los catorce años era sólo tierra, polvo y almacenes de tomates", destacó Paco López, quien agregó que "vengo todos los años a la fiesta, entre otras razones, no sólo por ver a la Virgen y la iglesia, y a mi familia, sino también para coger tunos. Eso me recuerda a mi niñez. Santa Lucía era un vergel, más que ahora. Había muchas frutas y frutales. Mi madre tenía unas tuneras y me encantaba coger tunos, que me los comía como si fueran pan".

No sólo se encontraban ayer en el pueblo los santaluceños que residen fuera, sino que estaban de gala los que viven en él y que piden que no se les olvide por la lejanía. Entre ellos se hallaba Rosa Delia López, que desde hace diez años es la directora del colegio de Infantil y Primaria (CEIP) de Santa Lucía y lleva 34 años como profesora. "Nuestro alumnos, 66, participaron en el concurso de redacción Maestra Clara, como también en la ofrenda a Santa Lucía de hoy [ayer para el lector]. Ellos viven las fiestas y siguen los valores y las tradiciones que les inculcamos", aseguró la directora, que añadió que "nuestro colegio tiene cocina de gestión directa y con productos propios de aquí, de Santa Lucía. En el colegio trabajamos 14 personas, entre profesores, personal de cocina y limpieza, y guardián".

En relación al hecho de que una joven del pueblo sea la Lucía canaria, que en esta edición es Natalia Ojeda, Rosa Delia López opinó que "debe ser un motivo de orgullo para ella, como para todos nosotros, al mostrar cómo somos".

Recibimiento

Pasadas las 11.00 horas, la Lucía sueca, Sanna Sandgren, acompañada de la Lucía canaria, Natalia Ojeda, llegaron a las Casas Consistoriales, donde fueron recibidas por la corporación y autoridades. En el salón de plenos, la alcaldesa de Santa Lucía de Tirajana, Dunia González, destacó el hermanamiento desde hace dos años del pueblo sueco de Lulëa y el de Santa Lucía de Tirajana.

Además de los ediles y de numeroso público estaba la cónsul de Suecia, Dunia Cubas, representantes del Patronato de la Luz y del club de leones de Suecia, entre otros. Las dos Lucías agradecieron el trato y el apoyo recibido durante esta semana de fiestas. "Será inolvidable para mí", afirmó Natalia Ojeda.

Después de la entrega de unos presentes a las dos Lucías, pendientes y un balayo [cesta redonda elaborada por el artesano local Juan Ramírez] para cada una, las dos anfitrionas salieron en dirección a la iglesia, acompañadas por la banda de Agaete, por concejales y autoridades.

Pasado el mediodía comenzó la misa solemne. La iglesia estaba repleta y decenas de personas esperaban fuera, en la plaza. "Vengo a esta fiesta desde hace más de treinta años y siempre le hago una petición a la Virgen. Estaría bien que pusieran unos altavoces para poder seguir la misa estan- do fuera", propuso Antonio Alemán, vecino de Tafira, en la capital grancanaria.

María del Pilar, Ana y Gloria son vecinas de Guanarteme que llegaron en una de dos guaguas procedentes del barrio capitalino. "He pedido salud para todos", comentó María del Pìlar.

Después fue sacada la imagen de Santa Lucía, al tiempo que sonaron los petardos y las campanas, y tuvo lugar la ofrenda, como la procesión, recorriendo la calle Pérez del Toro, la carretera general y parte de la población. La plaza, junto a la que estaban los puestos de comida y los loteros, estaba muy concurrida por cientos de personas. Los miembros de la Policía Local y de la Protección Civil se aseguraron de que todo fuese con normalidad. Y ya muchos estaban pendientes de los actos festivos previstos para hoy viernes, como el juicio a Haragán.