Los turistas que estos días se están acercando a las playas del sur de Gran Canaria se están llevando una imagen cuanto menos insólita. Y es que en la orilla de Las Burras, San Agustín y El Pirata han aparecido, durante las dos pasadas madrugadas, más de 700 kilos de peces muertos. Se trata de trompeteros, comúnmente conocidos como pingüinos. Los restos de estos animales ya han sido recogidos por el Servicio de Limpieza de Playas del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.

Aunque en un primer momento se barajó la posibilidad de que se tratase de restos animales procedentes de la carnada que los grandes buques que transitan por las aguas de las Islas lanzan al mar, como ha sucedido en recientes ocasiones, lo cierto es que se ha descartado esta opción, dado el elevado volumen de ejemplares. Tras los pertinentes análisis, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha descartado que se haya producido como consecuencia de un episodio de contaminación del agua marina, según explicó el concejal de Cuidado del Litoral, José Carlos Álamo, "ya que en su caso habría afectado a otras especies y no solo al pez trompetero".

Sin peligros

Tras contactar con expertos como Pacual Calabuig, y consultada numerosa bibliografía al respecto, explicó Álamo, se ha concluido que se trata de un banco de peces que huye de depredadores como el atún, tal y como atestigua el libro 'Peces de Canarias', que recoge que el trompetero es "un pez abundante. Los juveniles son pelágicos oceánicos, aunque en primavera se acercan a la costa e incluso llegan a arrojarse sobre la orilla (probablemente al ser perseguidos por los bancos de atunes). Los adultos se encuentran cerca del fondo".

Señala este tomo además que "estos pequeños peces de biología poco conocida se agrupan de forma muy compacta, en "bolas", cuando se sienten amenazados. Forman parte importante en la dieta de otras muchas especies de peces y particularmente de cetáceos y caballas. En el caso de las ballenas dan embestidas a estas "bolas" pero no todos los peces son engullidos, algunos quedan aturdidos o muertos. Los peces malheridos son consumidos por las pardelas y delfines que acompañan a la ballena, o bien una vez muertos, si se encuentran cerca de la costa, la corriente los puede llevar hasta las playas. Sin embargo cuando estos casos suceden en altamar los peces muertos van al fondo o son consumidos por las aves marinas antes de llegar a la orilla. También es posible que los bancos de caballa, o los delfines, hayan acosado a las "bolas" de trompeteros que para escapar se acercan a la orilla llegando en ocasiones a varar".

Otra de las teorías que se barajan es que de forma natural estén llegando a la orilla para finalizar su vida. Sea una u otra, el Ayuntamiento ha asegurado que no hay peligro para las personas. No obstante, explicó Álamo, se ha enviado una muestra para su análisis a la facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

No es la primera vez que se da esta situación este año, aunque sí es la primera vez que se recoge una cantidad de peces muertos tan elevada. El pasado 21 de junio aparecieron en la costa de Playa del Inglés sesenta peces muertos, y el 4 de diciembre se recogieron otros siete kilos en Las Burras, en ambas ocasiones, explicó el Ayuntamiento, provenientes de la carnada vertida al mar por los grandes buques de pesca.