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Honores y distinciones del Cabildo | Roque Nublo Deportivo (I)

Dani Sarmiento: "Quiero devolver el cariño de mi tierra entrenando a los más jóvenes"

"Cuando aterrizo en la Isla el primer rincón que busco es la casa de mi madre para comer una buena ropa vieja", afirma el jugador internacional de balonmano

Dani Sarmiento, jugador grancanario de balonmano, durante un partido reciente con la selección española. LP / DLP

¿Qué significa esta distinción para usted?

Es un orgullo porque no me lo esperaba. Me lo comunicaron la misma mañana del día en que lo anunciaron [martes 19 de febrero], el propio presidente del Cabildo. Es un orgullo que la gente de tu tierra te tenga presente siempre y que te den un premio de estas características es para estar muy contento y agradecido.

¿Sus compromisos con el Saint-Raphael le permitirán asistir a la gala del 15 de marzo?

Tengo que hablar con el club pero todo apunta a que no porque el día 16 jugamos la Final Four de la Copa de la Liga de Francia. Entonces lo veo muy complicado, pero de todas formas hablaré con el club. Me haría mucha ilusión estar porque me han dado ya varios premios y nunca he podido recogerlos en persona por estar compitiendo.

Aparte de sus éxitos deportivos, ¿qué otras distinciones ha recibido?

Me siento muy afortunado, me han dado bastantes distinciones de este estilo. La Casa Real me dio la medalla al Mérito Deportivo por el Mundial con la selección española, también me dieron una medalla de oro del Comité Olímpico Español. El año pasado me dieron en Saint Raphael las llaves de la ciudad. La verdad que me siento un privilegiado en ese sentido. No sé si merezco tantos premios. Intento poder representar todos estos premios como mejor sé, que es de manera profesional e intentando servir de ejemplo para los más jóvenes, que es lo que debemos hacer los deportistas.

Lleva fuera de Gran Canaria desde los 18 años, cuando se fue del Gáldar al Almería. ¿Lo echa mucho de menos?

Claro. Me fui a Gáldar con 15 años y con 18 el club desapareció y tuve que emigrar para seguir jugando al balonmano a nivel de élite. Estuve cuatro años en Almería, dos en el Ademar de León, siete en el Barcelona y estoy ahora en mi tercer año en Francia.

¿Algún destino como Gran Canaria?

Como tu tierra no encuentras ningún sitio. He viajado mucho pero lo que más añora uno es la familia y los amigos. Pero también he conocido muchos lugares y me siento un privilegiado porque el deporte me ha dado la oportunidad de salir y de vivir el balonmano. Eso te enriquece.

¿Cuando se retire tiene pensado vivir en Gran Canaria?

Cuando llegue el momento, que se va acercando porque mi objetivo principal es aguantar hasta Tokio 2020, sí me gustaría pasar una buena época en Las Palmas. Pero soy muy inquieto y seguiré viajando y haciendo cosas. Me gustaría devolver todo ese cariño que la gente me ha dado y el apoyo que siempre he tenido de la gente de mi tierra ayudando a los jóvenes y entrenando. Seguiré relacionado con el deporte y si puede ser con el balonmano.

Por sus obligaciones deportivas apenas pasa en la Isla unos días en verano y en Navidad. ¿Qué rincones son los primeros que busca cuando aterriza?

El primero la casa de mi madre para comer un buen plato de ropa vieja (ríe). Y luego nos gusta mucho la zona norte de la isla y la centro. Siempre vamos a Agaete, Gáldar, Tejeda, Artenara... también vamos por las playas del sur pero huimos un poco de la masificación turística. También a Teror que mi padre es de allí.

¿A cuántos compañeros ha recomendado que vengan?

Acabaría antes si te digo a quién no he recomendado que vaya. Siempre hago publicidad de mi tierra. En Francia mucha gente me pregunta. Recientemente en Navidad fue un compañero de equipo a pasar unos días en Gran Canaria. Les recomiendo restaurantes, escondites que visitar... a todos les sorprende para bien y me lo agradecen.

¿Qué papel tuvo el balonmano en su infancia?

Estudiaba en el Colegio San Miguel Arcángel, que está en Escaleritas. Empecé a jugar ahí porque tengo un tío que jugaba en el Canteras y nos metió a mi hermano Ayoze y a mí el gusanillo del balonmano. En el colegio se practicaba y nos fuimos metiendo poco a poco. El López Socas nos quedaba cerca del colegio, salíamos a las 6 de la tarde e íbamos directos a entrenar. Mi hermano mayor entrenaba con los juveniles y el primer equipo y yo me quedaba con él hasta las 11 de la noche viendo balonmano, entrenando y con una pelota en la mano. Luego llegaba a casa y hacía los deberes. Siempre he disfrutado mucho, no me importaba pasar horas y horas. Siempre mi familia me ha apoyado. Cuando me fui a Gáldar mi padre nos llevaba a entrenar si no nos daba tiempo de coger la guagua. Vivíamos para ello.

¿Cómo fueron esos primeros años en el Gáldar?

Cuando jugábamos en el Escaleritas íbamos a ver los partidos del Gáldar. Verlos te daba un poco más de fuerza y de ganas de estar ahí. Ya no solo que haya un equipo de alto nivel sino jugadores como David de la Hoz, Paraschenko, Rajic... era un equipo espectacular. Eso hacía que amaras más este deporte. Luego Jordi Ribera llamó primero a mi hermano. Debutó con el primer equipo y me recomendó. Empecé a entrenar y Jordi fue el primero que confió en mí. Casualidades de la vida, después coincidí con él en León y en la selección. Fueron unos buenos años, pero se me hicieron pocos. Tenía contrato y me gubiera gustado seguir allí. Cuando pasan los años y echas la vista atrás es cuando piensas que eras muy afortunado de poder disfrutar de un equipo así. Fuimos incapaces de mantener un equipo de ese nivel en las islas.

¿En qué punto ve el balonmano en Gran Canaria?

Lo sigo mucho, sobre todo al Remudas. En todos los ámbitos la lejanía de las islas hace difícil competir con el resto de España, pero así y todo vemos que hay cantera y jugadores que salen, incluso a veces sin ayudas en los deportes mal llamados minoritarios. El balonmano siempre ha tenido una fuerte tradición en las islas. El tema económico es difícil, el dinero siempre va para los mismos deportes. Tenemos la suerte de que el baloncesto, el voleibol o el tenis dan variedad a los éxitos deportivos de Canarias. Es para elogiar el trabajo del Remudas, siempre compiten con las mejores. Y es para dar un tirón de orejas a las instituciones porque hay deportes que reciben muchas ayudas con la mitad de éxito que otros deportes como es el caso del Remudas.

¿Cuánto le queda a Dani Sarmiento para poder presumir de este premio en activo?

Tengo contrato en el Saint Raphael hasta el 2020 y me han comentado que quieren alargarlo. Yo me veo bien físicamente, tengo ganas de seguir jugando. Ya veremos después del año próximo qué situación se presenta. Pero me veo con ganas de por lo menos dos años más.

A su carrera le queda la espina de los Juegos, ¿por eso tiene Tokio 2020 entre ceja y ceja?

Sí, la no clasificación para los Juegos de Río fue frustrante. Y en los Juegos de Londres fuimos eliminados por un gol contra Francia y encima de aquella manera. Quedó esa espina, pero queda mucho, hay que clasificarse y que el seleccionador cuente contigo.

En el último Mundial cumplió los cien partidos con la selección. ¿Cuántos esperaba jugar?

Muchos menos (ríe). He tenido suerte. Me siento muy orgulloso de esos logros, de jugar Mundiales y Europeos y además haberlos ganado. Eso queda ahí para siempre.

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