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Entrevista | Montse González Montenegro

Montse González Montenegro: "En estos momentos el Orgullo LGTB ha regresado a la casilla de salida"

"Nuestra primera manifestación en las calles fue un antes y un después para la isla de Gran Canaria", afirma la presidenta del Colectivo Gamá

Honores y Distinciones del Cabildo de Gran Canaria | Montse González agradece el Roque Nublo Social a Gamá

Honores y Distinciones del Cabildo de Gran Canaria | Montse González agradece el Roque Nublo Social a Gamá

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Honores y Distinciones del Cabildo de Gran Canaria | Montse González agradece el Roque Nublo Social a Gamá Rubén Torres

Gamá recibe el Roque Nublo Social. ¿Cómo se sienten?

Estamos muy orgullosos porque el reconocimiento valora el trabajo de Gamá por todo el colectivo LGTBI. Nos lo entregan por nuestro 25 aniversario, que cumplimos en marzo, por ser un colectivo centrado siempre en el reconocimiento de los derechos humanos y sociales de un sector de la población discriminado social y legalmente; y una por ser una organización que se ha mantenido, ha crecido y sigue activa, y eso no es habitual en el asociacionismo de Canarias.

¿Hasta qué punto sigue estando discriminado social y legalmente?

Hubo una primera reivindicación con la ley del matrimonio homosexual que parecía que iba a dar cabida al principal reclamo en aquel momento, pero como el colectivo LGTBI siempre está en constante reinvención nos dimos cuenta de que había bastantes cosas que se estaban quedando por el camino y nos habíamos olvidado de la reivindicación de las personas transexuales. A partir de ahí se generó la idea del género y todas sus realidades. Y todo eso hace que tengamos que estar en una revisión constante porque aunque hayan leyes que regulan derechos, después la realidad es que la vivencia de esos derechos es difícil. Luego hay que conseguir que las escuelas o los juzgados entiendan que hay que llevarlo a cabo. Luchar contra una realidad no tiene sentido. Ahora estamos en el momento de la inclusión de la diversidad.

¿Cómo ha evolucionado la sociedad en 25 años?

Las personas transexuales fuimos perseguidas, maltratadas, violadas, nos insultaban, nos llevaban presas o nos tiraban por un barranco. Previo al nacimiento de Gamá se vivía una realidad muy cruel en cuanto a violencia física. La sociedad ha avanzado mucho muy impulsada por colectivos a nivel nacional e internacional, pero en Gran Canaria muy impulsada por Gamá, que desde el inicio supo que la visibilidad era clave en nuestra lucha. No era una cuestión de normalizar las realidades de nadie, sino de dignificar las realidades humanas. Antes había pocos referentes, ahora hay más, aunque pocos.

¿Qué papel cree que juega el colectivo de forma personal con cada usuario?

Somos un pilar fundamental para ellos; es el único sitio donde muchos nos sentimos protegidos. Todos los compañeros de Gamá ayudan, apoyan y dan ánimos. Yo misma salí del armario y empecé a hablar de quién era gracias al colectivo. Gamá tiene la maravilla de ser un espacio humano vivo que atraviesa realidades. Se han incorporado familias, y cada vez habrá más grupos humanos. Estoy convencida de que dentro de poco tendremos un grupo de abuelos de menores LGTBI porque también les atraviesa su realidad de forma distinta. Todas las personas que vienen a Gamá hemos llegado porque en nuestras vidas hemos pasado por una situación de conflicto. Antes venían las personas solas; hoy vienen con sus familias. En origen, la organización intentaba acompañar simplemente, pero hoy la mayoría de los problemas que nos llegan no se resuelven en la entidad, sino que intervenimos; hacemos el trabajo que debería hacer la administración. Pero hay aún campos por tratar, como la discriminación en el empleo; es difícil demostrar que existe discriminación por cuestiones de lgtbfobia.

¿Qué proyectos tiene en marcha el colectivo?

Tenemos uno relacionado con la empleabilidad de las personas Lgtbi para insertarlas en el mercado laboral y otro que tiene que ver con la prevención de las infecciones de transmisión sexual. De la mano del Cabildo trabajamos en un gran proyecto de educación en todos los centros de Gran Canaria, donde damos formación durante todo el año.

Si tuviera que destacar un hito que más le enorgullezca de Gamá, ¿cuál sería?

La primera manifestación que sacamos a la calle. Fue un antes y después. Nos sabíamos un colectivo con capacidad crítica y propuestas, pero no habíamos puesto la pancarta. Pensamos que si sacábamos a 200 personas sería un triunfo y acudieron 3.000. Eso nos dio la certeza de que teníamos más implicación social de la que pensábamos y que realmente nuestras necesidades estaban siendo entendidas. Ningún movimiento como aquel que ha sido anulado en la historia entiende la dificultad de poner un pie en la calle.

El entorno está cambiando. ¿Cuál cree es la situación actual del colectivo en España?

Es un momento estable y preparado para lo que viene, porque va a ser duro. Viene volver a tener que responder a los medios cosas tan básicas como si de verdad es necesario un día del Orgullo Lgtbi, llamar el matrimonio de otra forma o si hay ideología de género. El problema no es que haya un sector político que tenga ideas contrarias a nuestra igualdad, sino que los medios han comprado ese discurso y nos vuelven a preguntar cosas que pensábamos que estaban superadas. Es alucinante, porque en estos momentos parece que el Orgullo Lgtbi ha regresado a la casilla de salida; se están cuestionando logros.

Hay partidos que ensalzan la bandera arcoíris en sus mítines. Entonces, ¿se está haciendo un uso cínico de la enseña?

El triunfo del movimiento Lgtbi es haber logrado que de la nada una bandera nos representara. Cualquier persona puede unirla a un palo y llevarla, pero eso no quiere decir que represente nuestros derechos. Es un pinkwashing (lavado rosa) de manual; la campaña electoral ya ha empezado. La lectura que hago es que el movimiento Lgtbi ha conseguido salir de la invisibilidad y positivar una imagen que hasta los políticos, aún teniendo un discurso en negativo sobre nuestra realidad, utilizan para intentar mejorar su imagen.

La semana pasada, el senador de Vox no apoyó la declaración contra la homofobia en el deporte. ¿Cómo lo valora?

Es senador porque se ha pactado, no porque consiguiera los votos suficientes por sí mismo. Con lo cual hay que decirle a PP y Cs que, por su culpa, una sola persona en contra de todos los senadores y senadoras logró el veto a una propuesta que hablaba de la homofobia en el deporte.

Otro tema de lucha es la realidad trans de los menores. ¿En qué punto estamos?

En 2014 Canarias aprobó una ley que suponía un avance respecto a lo que teníamos. El problema era el trabajo posterior: desarrollar los protocolos que permitan aplicar la ley. Estamos en 2019 y los protocolos aún están por hacer. Promesas y más promesas; hay algún protocolo más avanzado que otro, pero la realidad es que está la casa por construir. Por otro lado, tampoco logramos terminar de quitar el concepto de patologización de la diversidad humana, algo que en el exterior está logrado, pero aquí nos quieren hacer pasar por la patologización vía supervisión obligatoria de psiquiatra y psicólogo. Hay personas que lo necesitan y debe existir esa posibilidad, pero una cosa es la posibilidad y otra la obligación.

¿Cuál es el reto de Gamá?

Conseguir la plena igualdad legal y social. Debemos traspasar las fronteras. No tendremos derechos humanos si mi derecho humano a ser mujer no es respetado igual aquí que en otro país. Me gustaría que Gamá dejara de existir como una entidad que se ha visto obligada a intervenir para dedicarse a su vocación: la diversidad cultural.

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