Los familiares de los 14 republicanos desaparecidos durante la represión franquista en 1937, cuyos restos se encontraron en 2017 en el pozo de Tenoya, en el municipio de Arucas, darán sepultura a los cuerpos el próximo día 23 de marzo, a las 11.00 horas de la mañana, según confirmó ayer el secretario de la Asociación para la Memoria Histórica de Arucas, Gregorio Arencibia. Los restos de estas 14 personas, de las que siete han sido identificadas, mientras que del resto se han tomado muestras de ADN, serán enterrados en un panteón ubicado en el cementerio de Arucas, junto a los restos de las otras 24 personas encontradas en 2008 y sepultadas en 2010.

La entidad prevé que será un acto multitudinario, como el celebrado hace casi una década, al que asistieron más de 500 personas. En el acto, se expondrán los catorce ataúdes en la plaza de la Constitución de Arucas, y la Asociación para la Memoria Histórica de Arucas leerá un manifiesto en defensa de la dignidad de los fallecidos y de sus familias, quienes han reclamado la 'búsqueda de los represaliados por el régimen franquista desde hace 80 años. En la ceremonia no están previstos discursos políticos.

Entre los cuerpos a los que se darán sepultura están los restos de José Sosa Déniz, padre de Pino Sosa, impulsora de la Asociación para la Memoria Histórica de Arucas, quien, a sus 84 años, logró encontrar los restos de su progenitor en este pozo después de décadas de búsqueda. "Vamos a darles la dignidad que merecen, porque estarán en un lugar decente y no tirados en el fondo de un pozo", manifestó ayer el secretario de la organización, Gregorio Arencibia.

Los restos de los 14 represaliados fueron hallados a principios de marzo de 2017 tras las priemras excavaciones en el pozo de Tenoya, donde la asociación intuía que podían estar los cuerpos. Estos restos óseos comenzaron a encontrarse a partir del primer metro y medio de profundidad, muy disgregados, y así hasta alcanzar una profundidad de 60 metros.

En el camino, los arqueólogos fueron encontrando los vestigios de estos desaparecidos con marcas de balas de pequeño calibre, y en algunos casos los restos presentaban hasta cinco y seis tiros, que fueron disparados a distancias cortas, de apenas un metro, según han podido determinar las investigaciones. Según la memoria técnico-científica, en el pozo aparecieron también restos de una cartuchera militar con más de treinta balas y restos de lo que fue un correaje.

Todos estos vestigios corresponden a parte de los setenta y siete vecinos de Arucas que fueron detenidos durante la madrugada del 18 de julio de 1936, fecha del golpe de Estado, y torturados en varias ocasiones, según los datos de que dispone la asociación. Posteriormente, el 19 de marzo, fueron sacados de sus celdas, trasladados a diferentes pozos, donde les asesinaron y arrojaron al fondo.

Estos 14 cuerpos se suman a los 24 hallados en 2008 en el pozo de Llano de las Brujas. Los trabajos de exhumación y excavación de la fosa concluyeron en 2009, aunque el sepelio de los restos se retrasó hasta 2010 como consecuencia de la dificultad en la identificación. "No desenterramos ni enterramos huesos, sino dignidades", sostuvo Arencibia.