Gran Canaria concentra el mayor potencial de su energía geotérmica en el sur y sureste, según las primeras conclusiones de la investigación que desde 2017 lleva a cabo el Cabildo e Invocan para determinar su viabilidad.

El presidente del Cabildo, Antonio Morales, y el director científico del Instituto Vulcanológico de Canarias, Nemesio Pérez, situaban ayer en la presentación de las primeras conclusiones un amplio radio de la superficie susceptible de poder recibir una planta de energía de este tipo, a falta de la segunda parte de los estudios que, añadidos al coste de la primera, supondrán una inversión de un millón de euros.

Morales estima que en el plazo de dos años se esté en condiciones de localizar los puntos más adecuados para la viabilidad de una explotación viable, momento en el que, según explicó, entraría a formar parte del proyecto la iniciativa privada.

Hasta el momento se ha logrado ratificar, según detallaba Nemesio Pérez, que en las profundidades de distintas áreas de la isla se encuentran bolsas de agua con temperaturas en torno a los 150 grados centígrados, lo que permitiría asociarlas a plantas de producción de energía de ciclo binario.

Para ilustrar su potencial, el consejero insular de consejero de Energía, Raúl García Brink, citaba el caso de las instaladas en el archipiélago de Azores, en cuya isla de San Miguel, dos pequeñas centrales aportan hasta el 44 por ciento de la energía, en una población de 140.000 habitantes.

Pero el camino aún es largo. Según relata Nemesio Pérez, los trabajos realizados hasta el momento se han visto demorados, entre otras cosas, por la dificultad para entrar en fincas privadas, o no poder acceder a determinadas prospecciones por encontrarse tapiadas, pero con todo han logrado analizar datos hidrogeoquímicos, a través de los parámetros facilitados por el Consejo Insular de Aguas, así como analizar la geoquímica de emanaciones difusas en gases subterráneos en 3.000 puntos, que se añaden a los 600 ya recabados de intentos anteriores.

Estos hitos analizados se encuentran repartidos en el norte, centro, este y sureste de la isla, abarcando una superficie que suma más de 700 kilómetros cuadrados.

Nemesio Pérez explica que la atención se ha centrado en esa parte de la isla geológicamente más reciente, porque el interior de la gran caldera del Roque Nublo, que es también la más antigua de la isla, a estos efectos, "está muerta".

A estos dos campos de estudio se une el estudio magnetotelúrico, con un centenar de mediciones, y queda por ejecutar, de las cuatro acciones previstas en la primera fase, el detallado geoquímico en 40 pozos, para dar paso a una futura segunda fase cuyo costo, según anunció ayer el presidente del Cabildo, supondrá otros 500.000 euros.

Con esa inversión se seguirá el trabajo de campo en superficie, pero para tratar de ir afinando el lugar exacto que reúna las mejores condiciones para el proyecto.

Una vez esto, llegaría el grueso de la inversión, con la perforación de tres grandes catas que llegarán a una profundidad de 2.500 metros.

Para ponerlos en contexto se puede reseñar que el pozo tradicional más profundo de la isla es de unos ya considerables 500 metros, y llegar a más dos kilómetros y medio requiere de una gran complejidad técnica como lo demuestra su costo, de seis millones de euros por perforación, lo que supondría el desembolso total de otros 18 millones de euros para rematar la investigación.

Y es que precisamente en este proceso es donde se encuentra el escollo para el despegue de la energía geotérmica: localizarla. La factura que supone, sin la garantía de obtener un resultado económicamente viable, no motiva a la iniciativa privada, según sostiene Pérez.

La paradoja es que una vez encontrado el lugar se ofrece una energía que, al contrario que la solar o la eólica, con las que comparte su categoría de renovable, es continua, ya que no depende de las cambiantes condiciones de la meteorología, y además de limpia es prácticamente inagotable siempre que se den los parámetros de temperatura y presión necesarios.

En estos momentos Tenerife, que empezó antes, y La Palma, conjuntamente con Gran Canaria, son las tres únicas islas que se encuentran buscando esta potencialidad. Morales se mostraba optimista con este nuevo recurso que, según expresó, se sumaría al de Chira-Soria, la energía eólica y la fotovoltaica, para lograr nuevas cotas de soberanía energética en la isla.